Capítulo 16. Nuevos amigos.

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Salimos de la habitación después de una larga sesión de besos. Jonathan había quedado algo molesto e incómodo porque dijo que lo dejé con las ganas. Pero luego le cambió el humor cuando bajamos. Todos nos miraron porque llegamos tomados de las manos, en especial Charlotte.

—¡Todo solucionado! —grita Larry muy emocionado.

—¡Que bueno! —habla Wanda con una gran sonrisa en su rostro. Los demás sólo se limitaban a mirar, pero Charlotte no dejaba de mirar nuestras manos entrelazadas— ¡Esto es grandioso! Le diré a Amelie que prepare un banquete, hay que celebrar. —aplaude muy emocionada.

Yo abro los ojos de par en par.

—¿Y qué se supone que debemos celebrar?— gruñe Charlotte.

—Charlotte, por favor. —la regaña Wanda mientras se acomoda el vestido— Los quiero a todos en la cena. —se dirige a los chicos— Ahora hagan sentir a Eda bienvenida.— sonríe y camina hacia la cocina.

—¡Super!— Larry se levanta y camina hacia mi— Charlotte, cariño, se útil y trae bebidas.  —le arroja un beso con ruido.

Charlotte gruñe y se levanta, pero al pasar por mi lado me da un leve empujón. Simplemente lo dejo pasar para no armar un escándalo. No quiero darles una mala impresión a los amigos de Jonathan.

Nos sentamos todos en los sofás, pero cuando Charlotte llegó ya no hablar lugar para que ella se siente, por lo que se sentó en el borde del sofá muy apegada a Jonathan. No pude evitar mirarla de mala manera por lo que Larry y Simon me echaron una mirada divertida.

—Y bien, Eda ¿Tienes amigas? —Troy levanta una ceja y me mira divertido.

No pude evitar reír: —Mi mejor amiga, Candice.

—¿Y es linda como tú?

—Troy. —gruñe Jonathan en advertencia.

—Te puedo asegurar que es más. —sonrío orgullosa de la rubia de mi amiga.

En eso mi teléfono comienza a sonar. Miro la pantalla y la imagen de Candice y yo a los quince años aparece en ella.

—Lo siento, debo contestar, es ella. —me levanto no sin antes besar al hombre a mi lado, solo para molestar a Charlotte obviamente.

—Mándale mis saludos. —Troy me guiña un ojo.

Ruedo los ojos divertida y camino por la sala hasta que llego a el comedor que por cierto era enorme.

¿Candice? —contesto mientras observo todo.

¿Dónde estás?

Conociendo a la familia de Jonathan ¿Tú estás bien—muero mi labio sintiendo las hermosas flores que hay sobre la mesa.

¿Tan rápido van—la oigo reír.— Estoy bien, es sólo que terminé con Austin.

¿Qué? ¿Por qué?

Estábamos en su casa haciendo ya sabes qué y de repente la golfa con la que me engañó se presentó en su casa.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora