Capítulo 46. Algún tiempo.

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Mis neuronas están a punto de explotar. Mi cerebro está a mil por hora tratando de procesar todo lo que está sucediendo.

—¿Saben qué? —oí la voz de Candice. Estaba entre los brazos de Jonathan mirando a la misma nada. Al parecer estoy en una especie de shock.— Me llevaré a Eda de aquí. —oí sus pasos hacia mi. Pero una bola de fuego se me cruzó por la garganta ardiéndome por dentro. Hice que Jonathan me soltara y me acerqué a Simon que estaba sentado sobre una silla sosteniendo una bolsa de guisantes congelados sobre su mejilla.

—¿Por qué mierda me dices todo esto ahora, Simon? ¿Por qué?— golpeo mis puños contra la mesa.

—Porque trato de protegerlos. —deja la bolsa congelada sobre la mesa y me mira con sus ojos azules. Rechino mis dientes frustrada y lo miro incrédula.

—¿Protegerme a mi? ¿Quién cojones te crees? —le escupo venenosa.

—Sólo hago lo correcto, Eda.— frunce el ceño levantándose de la silla y parándose frente a mi. Me lleva al menos una cabeza así que tuve que levantar la mía.— Jona es mi mejor amigo y no quiero que nada le suceda, solo quería que esto terminara de una vez. Y quiero que estés a salvo y no lo estarás si sigues con él.

—¿Terminar qué?— abro mis ojos— ¿Y desde cuando te importa mi jodida vida, Simon?

Él aparta su mirada hacia un costado y yo me cruzo de brazos esperando que responda mis preguntas. Volteo buscando la respuesta de alguien pero al parecer todos están igual que yo, menos Jonathan quien tiene su mirada clavada en Simon.

—¡Tu lo supiste todo el tiempo y jamás me lo dijiste!— clavo mi dedo índice en su pecho empujándolo un poco. Este me mira nuevamente— Me viste sufrir como jamás lo he hecho y no dijiste nada. Así que ahora no vengas con la estupidez de que te preocupas por mi.

—¡No podía decírtelo! —me grita— ¿Crees que me gustó verte así? Por eso me alejé, Eda, por eso me comporté de esa forma contigo, porque  —se quedó en silencio. Fruncí el ceño esperando que terminara la oración pero no lo hizo.

Todos oímos bien claro la risa sarcástica de Jonathan detrás mío. Volteé con el mismo ceño fruncido hacia él y pude ver como se acercaba a nosotros.

—Diselo, Simon —clava su dura mirada en él— Dile lo que me has dicho. Dile que estás enamorado de ella. —dijo fríamente. Mis ojos se abrieron sorprendidos. No podía creer lo que estaba escuchando.— Él está jodidamente enojado porque nos acostamos, sí. Pero no porque quiere protegernos si no porque es un jodido traidor y está celoso. —aún estaba boquiabierta mientras Simon y Jonathan se acuchillaban con la mirada— Está celoso porque tú me amas a mi y no a él y él fue quien mandó a Charlotte para que se acueste conmigo y quien me convenció de hacerlo, y sabía que sólo lo hice porque Amanda me amenazó. —miré a Jonathan rápidamente.

¿Qué?

—-¿Qué? —pregunté sin poder entender lo que está sucediendo. Él bajó su mirada mientras mientas que Simon tampoco podía verme a la cara.

—Díselo, Jonathan. —dice Brad. Candice parecía igual de sorprendida que yo.— Mejor sientate, Eda. —pone una mano en mi hombro y me ayuda a sentarme en una de las sillas.

Jonathan suspiró: —El día de la muerte de Zafiro no volví por una razón. —pasó una de sus manos por su rubio cabello quitándose el gorro y luego volvió a ponérselo— Cuando terminé de hacer negocios con mi cliente los hombres de Amanda me atacaron y me llevaron lejos. Desperté a las tres horas en una habitación muy vieja. Cuando lo hice vi a Amanda sentada frente a mi con dos de sus hombres a su alrededor. —me ve a los ojos— Ella me amenazó y me dijo que si no me alejaba de ti moriría. Le dije que se vaya a la mierda pero ella solo se burló de mí y me dijo que si lo hacía la joya sería mía. —claro. Así llegó la joya a las manos de Romanoff.— Le dije que no me importaba la jodida joya, pero me convenció luego de explicarme que si no lo hacia Giovanni te tomaría, simplemente me aterré, Eda. Me dijo que si yo lograba que tu no quisieras volver a verme te protegería de él y... De mi. —mis ojos estaban vidriosos a causa de mis lágrimas— Le tomé la palabra y ella me entregó la joya. Giovanni dijo que nos dejaría en paz y me juró que no te tocaría un pelo. —tapé mi boca con una de mis manos— Desaparecí porque creí que era la mejor forma, pero luego Simon me convenció de que te olvidara, de que sería mejor para ambos si te dejaba ir, que eso te mantendría a salvo. Me acosté con Charlotte porque creí que me distraería de ir por ti, pero fue inútil, luego tu nos viste y todo fue peor, pero eso era lo que Amanda y Charlotte querían, mantenerte aún mas lejos de mi, que me odiaras. —muerdo mi labio para evitar sollozar. Osea que todo mi sufrimiento es por causa de Amanda, siempre es por causa de ella. De mi madre.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora