Iba caminando tranquila y muy pensativa cuando de pronto choco contra algo. Algo que chilla y muchas flores vuelan por el aire.
—Ay, hija, que tú si que eres despistada. —se queja Candice cuando todas las flores cayeron al suelo por causa de mi torpeza —Son las flores de nuestra madre, ten suerte que si dejamos el ramo como estaba no nos matará. —Candice y yo comenzamos a recoger las flores que están exparaidas por todo el piso.
—Lo siento, Can, es sólo que no dejo de pensar en —ella me interrumpe mientras se levanta del suelo.
—En Jonathan, lo sé, no has parado se repetirlo. Pero venga, que sois el uno para el otro, todo se arreglará. —me da su mejor sonrisa mientras le paso las flores que cogí.
—¿Tú crees? —pregunto mordiendo mi labio.
—Claro que sí. —rueda los ojos y deja las flores en el florero rojo que está sobre la mesa de la sala —Claro que sois la pareja más dispareja que existe, pero se aman y eso es lo que importa. — habla mientras acomoda las flores— No debes pensar que está rodeado de Italianas guapas con cuerpos para morirse y —la detengo al instante:
—¡Tú si que no sirves para levantar el ánimo, Bowen! — exclamo alterada.
Ella comienza a reír a carcajadas y yo decido cambiar de tema rotundamente.
—¿Dónde está Gracie?
—Está con mamá arreglando las flores del jardín. —dice cuando termina y me mira— ¿Quieres que vayamos de compras? —hace una mueca.
—Si, necesito ropa nueva. — sonrío— Aprovecharé para comprarle a Gracie.
—Pero si Gracie tiene ropa a montón. —abre sus ojos grandes.
—Necesita más, Candice. —me encojo de hombros.
—Vale, iré por mi cartera y mi bolso. —dice y corre por las escaleras.
—Yo iré a decirle a Sussan. —ella me grita algo desde arriba que no entendí así que simplemente seguí.— Sus-Madre.—recordé que detesta que le diga Sussan— Iremos de compras, ¿Podrías cuidar a Gracie? —veo que ambas están arrodilladas. Gracie con su jardinero y mi madre también junto con sus herramientas de jardinería plantando unas flores.
—Claro, cariño. —sonríe.
—Vale, ¿Necesitas algo? —ella niega con la cabeza y me agradece— Vale, Gracie, cariño, portate bien.
—Si. —asiente rápidamente y continúa sacando la tierra del suelo.
Entonces el timbre suena y al ver que nadie abre bufo y corro a abrir yo.
Era hombre con un ramo de flores en su mano, muy hermoso. Deben ser para mi madre, ella ama las flores y seguro se encargó más.—¿Eda O'Brien? —pregunta el repartidor. Frunzo el ceño confundida y asiento. Él me pasa las flores y me pasa para que firme la entrega.— Que tenga un buen día. —dice y se va. Cierro la puerta confundida y miro la tarjeta que lleva.
"Se que estás molesta porque la jodí, así que por favor perdóname. Fui un idiota, aunque eso ya es normal.
Te amo y no quiero que estemos enojados.
Te tengo lejos y no puedo hacer nada para que me perdones (sabes a que me refiero) por eso solo me queda enviarte estas flores, que espero que te gusten.
Te amo y perdóname.
J."Sonreí al instante. Se tomó el trabajo de enviarme flores. ¿Cómo puedo seguir enojada con él? Es un amor.
Vale Ed, sí que eres tonta.
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Santa Mónica. - Libro 1.
RomansaUna joya. Sí, ella era una joya para él, pero no se trataba de eso. Él se enamoró como nunca imaginó, descubrió lo que es sacrificarse por alguien más, alguien a quien amas. Ella creyó en él, sintió y lo amó como nunca había hecho, como nunca había...