Capítulo 59. Perros guardianes.

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-¿Qué mierda haces aquí?- gruño. Apretando el manillar de la moto haciendo doler mis nudillos. Carter bajó su mirada, quizás avergonzado, no lo sé y no me importa. Él me lastimó, creí que era mi amigo, pero resultó ser un farsante.

-Sabía que estarías aquí y necesitaba hablar contigo. -dice cabizbajo. Estaba a punto de arrojar la moto y partirle la cara pero no pude y no era el momento, en realidad si, porque aquí las peleas son normales, pero de cierta forma es mi hermano.

El hermano que se enamoró de ti.

-No quiero hablar contigo, ahora si nos disculpas... -intento avanzar pero el se pone en mi camino.
Candice no decía nada, gracias al cielo.- Carter...

-Eda, por favor, necesito hablar contigo. -lo miro a los ojos. Aún mantienen ese azul brillante de siempre, aunque ahora más tristes.

-Vale, ¿Qué quieres? -pregunto fría y haciendo como si me importara una mierda lo que va a decir.

-Mi padre bombardeó la mansión Romanoff.

-Lo sé, Carter. -tomo aire y lo mantengo un rato en mis pulmones para mantener la calma.

-Se que sobrevivieron. -lo miro- Tranquila, no le diré nada a mi padre. -se ataja- Pero quiero advertirte que tengas cuidado porque vendrá por ti.

-Eso no es nada nuevo.

-Lo se, Eda, lo se. -suspira pasando una de sus manos por su rubio casi blanco cabello- Pero ahora no es el único, mi hermana también lo está.

-¿De qué estás hablando? - frunzo el ceño.

-Hará lo que sea por tener a Justin. Mi hermana es ambiciosa, Eda, y cuando quiere algo lo tiene. -me explica- Debes tener cuidado, pero no es peligrosa, lo digo en otro sentido.

-¿Por qué me estás diciendo todo esto? -miro a Candice y ella está que no entiende nada- ¿Por qué querrías proteger mi relación con Justin?

-Porque a pesar de que lo nuestro es imposible no soy una persona egoísta y quiero que seas feliz. -hace una media sonrisa.

Lo miro un segundo. ¿Debería confiar en él? ¿O en su palabra siquiera?

-¿Por qué? -insisto en saber más.

-Porque estoy enamorado de ti y aunque tú no me correspondas no me gustaría verte sufrir. -se acerca a mi un poco pero yo no retrocedo.

-Eres un Giovanni, ¿Por qué debería creer en algo que dices?

-De la misma forma que tú, yo no fui criado por nuestro padre, Eda. -y puede que sea cierto, tenemos sangre Giovanni pero no tenemos la influencia de Pietro, o al menos yo- Se que no me crees, pero estoy aquí para que sepas que cuentas conmigo. No puedo impedir los planes de mi padre, pero puedo ayudarte en lo que necesites. -toma mi mano y la acaricia. Yo miro nuestras manos y trato de expulsar el aire acumulado y la presión en mi pecho que estoy sintiendo.

-Si me fallas...

-No voy a fallarte, lo prometo. -hace una pequeña sonrisa.

-Vale. -aparto mi mano, nerviosa y esperando no arrepentirme de esto- Ruega que no me arrepienta.

Ese brillo en sus ojos nuevamente. Entonces pienso en Justin y en que no le gustará nada esto, pero también pienso que él está lejos y que no volverá, al menos por un tiempo.
Y es odioso, lo es porque sigo esperándolo, sigo apretando el collar entre mis manos cada noche antes de irme a dormir preguntándome si él está pensando en mi, al menos. Sigo preguntándome si confío en él, y sí, confío, pero las dudas nunca se van de mi.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora