—¡Sean bienvenidos!— un hombre gritó detrás nuestro con un acento un poco extraño. Volteamos y el hombre bajaba de las escaleras que estaban en medio de la sala. Estaba vestido con un traje al parecer muy caro y tenía barba y el cabello hacia atrás. Muy guapo, para tener unos cuarenta años quizás.
—Giovanni. —murmura Jonathan quien está detrás mío.
Él es Pietro Giovanni, el cabrón que nos está haciendo todo esto.
—Ashir, ¿Esa es forma de tratar a mis invitados? Por favor, sueltalos.— hace un gesto con su mano haciendo que los hombres nos suelten y guarden sus armas.
Fulminé con la mirada al idiota que me había sostenido ya que me había tomado muy fuerte del brazo. Él simplemente me guiñó un ojo.
—Jonathan, Eda, bienvenidos.— se acerca a nosotros y toma mi mano para besarla. Lo miro con desprecio y este me sonríe— ¿Y quién es su amiga?— se acerca a Candice.
—C-andice. —tartamudea mi nerviosa amiga. Él sonríe y repite la misma acción con ella.
—Veo que sigues con la costumbre de poner en peligro a más gente, Becker.— lleva sus manos hacia atrás y mira a Jonathan.
Él solamente corre su mirada.
—Led debe intrigar por qué están aquí. —nos guía hacia otra sala. Al parecer era la sala de estar.
—Lo imaginamos. —hablo mientras lo seguimos.
Pietro nos indica que nos sentemos y al hacerlo nos sonríe nuevamente. Él se cruza de piernas elegantemente mientras le indica a uno de sus sirvientes que le traiga un whisky con hielo. Nos pregunta si queremos algo y todos negamos.
—Me gusta tu nueva chica, Becker. —sonríe Pietro mientras toma un sorbo
—¿Nueva chica? —pregunto cruzándome de piernas.
—¿Podemos hablar de por qué nos has traído aquí a la fuerza? —pregunta Jonathan entre dientes mirándolo sólo a él.
Pietro ríe a carcajadas y luego asiente con la cabeza.
—Tu novio acostumbra tener diferente clases de chicas siempre. —toma otro sorbo y se acomoda mejor en el sofá.
Trato de que no me afecte su comentario, pero ¿Cómo no va a afectarme que digan eso de mi novio?
—Giovanni. — advierte Jonathan.
Miro a Candice y ella está callada mirando con desprecio a Jonathan. Al parecer no le gustó nada el comentario de Pietro y al decir verdad a mi tampoco, pero yo ya sabía esa faceta sexual de él, por eso mismo lo dejé pasar.
—¿A caso ya has olvidado a Ana? —preguntó con una gran sonrisa en su rostro. Una sonrisa malévola y burlona. Jonathan se levantó de golpe e intentó golear a Pietro pero sus hombres lo sostuvieron antes de que lo haga. También me levanto sorprendida y miro a mi novio quien estaba rojo de ira, hasta se le notaba esa vena en el cuello y su respiración pesada. Tenía, sobretodo, los puños cerrados y forcejeaba para que lo suelten.
—¡No vuelvas a nombrar a esa zorra nunca más!
Pietro vuelve a reír y yo miro a Candice sin entender qué sucede. Ella al parecer estaba igual de impactada que yo.
¿Quién coño es Ana?
Cuando Jonathan por fin se calmó Pietro le indicó a sus hombres que lo soltasen. Él respiró hondo y volvió a sentarse a mi lado sin mirarme o darme alguna explicación.
—Entiendo tu cara de confusión querida Eda, pero supongo que Jonathan te dirá quien es o qué fue. —su sonrisa diabólica sigue allí.
Miro a Jonathan pero a él ni siquiera le daba la cara para mirarme. Estúpido idiota.
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Santa Mónica. - Libro 1.
RomanceUna joya. Sí, ella era una joya para él, pero no se trataba de eso. Él se enamoró como nunca imaginó, descubrió lo que es sacrificarse por alguien más, alguien a quien amas. Ella creyó en él, sintió y lo amó como nunca había hecho, como nunca había...