Capítulo 10. Fiesta.

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La música retumbaba en toda la casa. Las luces brillaban. Y el olor a alcohol estaba en el aire.
También el olor a marihuana se me hizo presente en el momento en que entré. Personas corriendo. Parejas besándose en las esquinas, algunas parecía que tenían sexo con ropa, era todo muy asqueroso y extraño.
En la sala la gente bailaba al ritmo de Work de Rihanna mientras otros estaban bebiendo en la cocina y otros estaban en el patio también bailando, pero por fuera sonaba Daylight de Maroon 5.

Caminé buscando algo para beber. Necesitaba sacarme el horrible gusto que tenía en la boca. Entré a la cocina y vi el barril de cerveza. Tomé un vaso de esos rojos y me serví un poco. Hice fondo blanco y me serví otro poco más.

Mientras bebía buscaba a Candice con la mirada, pero no la encontraba, tal vez estaba fuera o en alguna habitación con Austin.

Seguí bebiendo hasta que sentí que alguien de paró a mi lado.

—Veo que tienes sed. —bromea esa persona. Aunque su voz me sonaba muy familiar.

Me giro y la sonrisa de Jace me sorprende.

—Jace. —sonrío— Hola.

—Hola. —su hermosa sonrisa me volvió a hipnotizar. Aunque no hay como la sonrisa de Jonathan, claro.

¡Deja de pensar en él!

—¿Has visto a Candice y Austin? —pregunto llenando nuevamente mi vaso.

Él mira mi vaso y ríe: —No, no los he visto.  —se acerca un poco— ¿Quieres bailar?

—Claro. —bebo y poco más y lo sigo. Él toma mi mano y me lleva la pista que está en la sala.

Fire N Gold de Bea Miller sonaba. Jace me tomó de a cintura mientras comenzábamos a bailar al ritmo de la música. Su sonrisa era perfecta y no se iba en ningún momento. No se si eran los efectos del alcohol o que mierda pero la mía tampoco. Hace mucho tiempo que me gusta Jace, pero aunque en estos momentos esté viviendo ese sueño de estar pegada a él no me sentía a gusto. Me faltaba algo. Me falta Jonathan.

—Bailas bien. —me dice al oído.

—Gracias, tú igual. —le sonrío.

Su mirada fue hacia mis labios en ese momento. Sin darme cuenta tenía sus labios pegados a los míos en un beso un poco de sorpresa, pero no dejaba de ser un beso de Jace. Mis labios se movieron al compás de los suyos mientras la música seguía fluyendo.
Cuando su lengua entró en mi boca todo se tornó distinto. No eran los besos de Jonathan, ni era Justin, y sinceramente pensé que cuando basara a Jace todo sería mágico, pero me equivoqué.

Él se separa bruscamente de mi, pero cuando iba a quejarme era Jonathan quien lo había tomado de la camisa y lo estaba golpeando en el suelo fuertemente.

—¡Jonathan! —grito desesperada.

Todas las personas borrachas comenzaron a gritar "pelea" pero yo solamente quería que se separen. La nariz de Jace comenzó a sangra e intentaba devolverle el golpe, pero Justin es mucho más rápido y fuerte.

—¡Jonathan, basta! —tiro de su camisa para que lo suelte pero era inútil— ¡Basta, lo matarás! —lo empujó y el cae a un costado, dando tiempo a Jace para pararse y arrojarse sobre Jonathan— ¡Jace, no!

Jace se arrojó sobre él y golpeó su mejilla, eso dejaría una buena marca, pero Jonathan fue mucho más fuerte y lo empujó. Cuando ambos se pararon me interpuse sobre ellos.

—¡Ya basta! —grito estirando mis manos para que no se toquen— ¿Qué mierda haces? —le pregunto al cavernícola de cabello rubio quien tenía las manos hechas puño y llenas de sangre. Su respiración era pesada y no quitaba su mirada de ira de Jace.

Santa Mónica. - Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora