"Dicen que el amor es para siempre, tú para siempre es todo lo que necesito."
: : P R Ó L O G O | Me llaman Diablo Quinn
Meet Street, complejo de apartamentos. California, Barrios Bajos.
Encendí la televisión, aprovechando que aún no habían cortado la luz porque no he pagado. Tenía la impresión que el día de hoy nada sería igual, mi vida cambiaría, y lo haría para mejor ¿y cómo no? Hoy le confesaría mi amor a Kate.
A mis quince años de edad, jamás le había tomado tanta importancia a algo como a esto.
- Escúchame, Quinn. Este es tu día. No lo arruines - me exigí mientras miraba mi reflejo en el espejo con un tinte de determinación en mis ojos.
Y es que si hoy arruinaba esto sería el bastardo con la peor suerte del mundo.
Incluso me había peinado para la ocasión, me había afeitado y luego me había vestido con el uniforme escolar (Sin camisetas raras, sin piercing, ni nada. Un gran logro, por supuesto) ni siquiera reconocía mi reflejo al mirar hacia el espejo, era una imitación de mí, más formal de lo que jamás había visto en mi vida. Pero valdría la pena, claro que sí, Katelynne valía toda la pena.
Con sus quince años había conquistado mi corazón. Kate era demasiado hermosa como para que un hombre no se enamorara de ella, era natural y cómoda. Era singular, cálida, como una estrella iluminando mi oscuro pantano. Hablar con ella era tan gratificante de como escuchar un buen disco. Era dulce y serena, tranquila y amigable. Y su olor... sí, su hermoso y exquisito olor...
«Perfecta»
Sus ojos de color de chocolate eran tiernos, cálidos y lo mejor de todo: no le importaban mis defectos, que eran bastantes. De hecho la primera vez que me habló, en lo primero que me fijé fue en sus magnéticos ojos oscuros.
Me había tendido su mano y yo como un antipático, conste de que nadie se me acercaba porque me tenían miedo, o simplemente porque les parecía 'raro', no estaba acostumbrado a la simpatía de nadie (Les causaba repelús y terror crónico, la única respuesta lógica), le había dicho rudamente: "Aléjate, tu presencia me molesta".
Ah, si ahora pudieran revertir las cosas, jamás le habría dicho algo así.
Ella en cambio, me regaló una sonrisa y respondió: "Eres divertido - entrecerró sus ojos, dándome una mirada cargada de significado -. Creo que desde hoy serás mi amigo. Mi nombre es Katelynne -apuntó a un chico pelirrojo a su lado- éste es Matty, mi novio - ella se sonrojó en el proceso que decía eso".
No había importado que ya tuviera a alguien, me enamoré de ella. ¿Cómo demonios podría haber evitado enamorarme de la única persona que se había tomado la molestia en prestarme atención? Ni mi propia madre hacia más que visitarme unos cuantos días al año. Y eso si es que Henry y su nueva hija no se lo impedían. Y por ello la mayor parte del tiempo la pasaba solo, vivía solo, en un departamento que ni siquiera podía pagar el alquiler.
¿Y mi padre? Era mejor pensar que era un bastardo insensible.
Por eso Kate ha sido lo mejor que me había pasado en la vida desde que me mude desde Oregón hasta California -no quisiera recordar Oregón-, Kate era una verdadera amiga. Mi único y verdadero amor... aunque ella quería a otro no renunciaría tan fácil.
Les demostraría a todos ellos que Kellin Quinn no era ningún cobarde.
- Lo siento Matty, pero ella será mía.
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If you can't hang ; kellin quinn [iych #1]
Teen FictionSerie If you can't hang: 1. ¡Aviso! Esta historia puede provocar su risa histérica, un llanto melodramático y un par de sentimientos asesinos hacia los protagonistas. Un poco de paranoia y mucha, pero mucha cursilería precoz. Todo...