"Que desastre hice con tu inocencia, ninguna mujer en el mundo merece esto, pero aquí estoy pidiendo una oportunidad más."
: : C A P Í T U L O N U E V E | El gimnasio, el gimnasio fue el culpable
(Megan)
Tenía la peculiar sensación de que el mundo había amanecido más... animado. Dándome la impresión de que nada podía salir mal hoy, me desperté con una sonrisa espontanea formándose en mi boca que se había quedado durante todo el día. El destino estaba de mi lado y en contra de todos mis peores enemigos.
O contra uno en específico.
Mis ojos se fijaron en una cabecita con cabello castaño que tenía el cuerpo encorvado mientras devoraba un sandwich con ambas manos, como si fuese el último alimento que iba a recibir en su vida. Su cuerpo delgado acaparaba todo el banco del campus y su mochila la parte restante.
Tan concentrado estaba en su labor que no pudo predecir que iba a ser el objetivo de una gran fuente de entusiasmo.
Mi cuerpo chocó contra el suyo ante de que el mundo pudiera notarlo, parte del sandwich que estaba en su boca saltó hasta caer en el suelo, mi cabello rebotó en mi cara y una sonrisa explotó en mi boca.
Asfixié su cuello, expulsando todo el aire de sus pulmones.
- ¡Vic! - exclamé abrazándolo con pasión o ahorcándolo con mi rudeza al estrechándolo entre mis brazos. Vic se tragó el último pedazo del sándwich que por milagro quedó en su sistema.
Tosió un poco mientras me lanzaba una mirada de pocos amigos.
- Está bien, lo siento. Pero es que hoy es un día maravilloso ¿no lo crees? Incluso estoy pensando en conmemorarlo como mi mejor día - sonreí de extremo a extremo mostrando mis dientes enfilados y haciendo mis mejillas doler.
Vic frunció el ceño, podía ver los engranajes de su cabeza moverse con velocidad llegando a la conclusión de que alguien le había untado Éxtasis en mi desayudo esta mañana.
- ¿Por qué tan feliz, Meg? - cuestionó, queriendo confirmar su conclusión -. No me digas que hiciste algo que después te arrepentirás... - sus ojos se entrecerraron ante mi amplia y exagerada sonrisa -. Oh, ya sé ¿pisaste desechos de perro y luego te llegó dinero?
Parpadeé desconcertada, mi sonrisa haciéndose un grado más pequeña.
- ¿Eso no pasa cuando te pica la mano? - pregunté pensativa -. ¡Agh! Vic, ese no es el punto, es que... ¿Por qué crees que hice algo malo? - hice una mueca, sentándome a su lado en la banqueta del colegio -. Bueno, en realidad no importa. ¡Adivina! -exclamé saltando animada de la banqueta -. ¿Conoces a Valerie Poxleiter, mi mejor amiga? - alcé una ceja en su dirección y puedo jurar que vi los mecanismos de la cabeza de mi amigo moverse a una velocidad impresionante, buscándola en su memoria.
Oh, cielos no.
Vic en su faceta de pensador.
- Oh, sí. La canadiense bonita - los dientes que me mostró brillaron como perlas.
Vic en su faceta de seductor.
- Sí, sí. La canadiense bonita - dije moviendo las manos para que no me interrumpiera -, adivina que...
- Bueno ya que cuando llegaste casi me ahorcas por la emoción. Debe ser algo bueno. ¿Se va a casar con el ganador de un grammy? - preguntó con su mejor imitación de retrasado. Alcé una de mis cejas y lo miré con cara de pocos amigos. Que me aspen si dejo que una de mis amigas arruinar su vida a los dieciséis años de vida-. Oye no me mires así, ella puede casarse si quiere. Y las estrellas de pop son muy guapos. One Direction son bastante jóvenes – asintió para enfatizar.
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If you can't hang ; kellin quinn [iych #1]
Teen FictionSerie If you can't hang: 1. ¡Aviso! Esta historia puede provocar su risa histérica, un llanto melodramático y un par de sentimientos asesinos hacia los protagonistas. Un poco de paranoia y mucha, pero mucha cursilería precoz. Todo...