XXXII

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"El egoísmo no es vivir como uno desea vivir, es pedir a los demás que vivan como a uno le conviene."

: : C A P Í T U L O  T R E I N T A  Y  D O S | #OPERACIÓN-NOVIAZGO: el amor es egoísta.

Meet Street, 9 a.m.

(Megan)

Tenía una cosa totalmente clara y esa es que millones de enanos malvados del bosque perdido estaba ocupando de tambor mi pobre cabeza inocente. No puedo recordar nada que haya dolido más que esta sensación despreciable haciendo retumbar todo en mí.

- Auh.... - gemí mientras presionaba la palma de la mano contra mi frente al sentir el extraño malestar en toda mi cerebro atrofiado.

- ¿Estás bien? - preguntó una voz a mi lado en tono soñoliento. Fui consciente en ese momento de la gran fuente de calor pegado a mi espalda mientras algo estaba clavándose contra mi trasero ejerciendo una insistente presión. Qué raro, yo jamás sentía cosas en mi trasero justo después de despertar.

- Sí... eso creo - respondí a quien sea que preguntó tan amablemente. Raro, porque no recuerdo tener a nadie a mi lado en las mañanas a diario. 

Acomodé mejor mi cabeza en la almohada y al inhalar mis pulmones se llenaron del exótico aroma de Kellin jodido Quinn. Tal vez me estoy volviendo loca, concluí sin mucha importancia.

Froté mi cuerpo contra esa fuente cálida, hasta que sentí como depositaban un tierno beso en mi coronilla y una pierna se cruzaba entre las mías. Pero, obvio, eso es imposible. Quiero decir... dah.

La curiosidad fue más fuerte que yo y mis ojos se inclinaron hacia abajo. Un brazo, un brazo fuerte y masculino rodeaba mi cintura manteniéndose acoplada a mi piel...

Espera... no recuerdo haber dormido jamás con alguien más en mi cama, ni que me preguntaran "¿Estás bien?" cuando me quejo por un dolor de cabeza en la mañana.

¡Y ciertamente jamás ha sido un hombre quien me lo ha preguntado!

Comencé a palpar el cuerpo que tenía a mi lado. Brazos, hombros, una cara, antebrazos, bíceps, manos – no todo en ese orden – comencé a tocar el costado de ese cuerpo, estaba desnudo. Costillas, más costillas, un abdomen. Mis manos no llegaban más allá. ¿Qué? Mis brazos eran cortos.

Hasta que me atreví a tocar lo que un poco más abajo...

Grité con horror, mientras me alejaba lo más rápido que podía de ese cuerpo. Caí con un ruido sordo en el suelo. Suelo frío y duro. Mis ojos estaban inyectados en la cama mientras mis rodillas se arrastraban llevándome lejos. Las paredes eran de color negro y gris plateado junto con una gran cama en el centro del cuarto, bonita, gigante, y muy masculina.

Y lo que nos temíamos, mujeres. ¡El diablo de ojos claros estaba acostado justo en el mismo sitio que yo unos momentos antes! Y también se veía muy cómodo con ese hecho al parecer. Él estaba estirando los brazos, desperezándose. Se veía tan guapo con el pelo en la cara, bostezando, recién despertado, pero lo importante aquí es ¡¿Qué diablos está mal con él?! ¡¿Por qué demonios estaba acostado a mi lado?!

– ¿Megan? –murmuró cuando parecía buscarme en el piso con movimientos lentos gracias al sueño interrumpido. Me levanté rápidamente de la superficie fría  y mi cara tomó un tono escarlata tan fuerte como podría volverse. Kellin estaba con la sábana cubriendo su cintura. Y nada puesto por lo que se veía.

– T-tú estás... ¡Estás desnudo! – exclamé consternada. Kellin gruñó bajo.

- ¿Podrías dejar de gritar? Duele.

If you can't hang ; kellin quinn [iych #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora