"Mi amor por ti era a prueba de balas, pero tú fuiste quien me disparó."
: : C A P Í T U L O D I E Z | Creo que no te oí bien, ¿puedes repetirlo?
Gimnasio, puerta oriente.
(Megan)
- ¿Tú qué haces aquí? - exclamé al ver el brillante cabello negro que no podía pertenecer a otra persona que a él. Mi némesis, el compacto de mis males, la venganza de Dios contra mí. Mi Karma.
Kellin estaba con una escoba y una pala frente a mí con su puño rojo. Parpadeé al poner de nuevo la vista en la escoba. ¿Qué? ¿Pensaba que iba a sacar músculos si hacía limpieza?
- ¿Qué haces aquí? - repetí mucho más desconcertada aún.
- Barriendo, ¿no ves? - contestó con voz irritada.
- ¿Por qué? - pregunté arrugando mi frente. Kellin no se veía de esos chicos que barrían el gimnasio porque sí, a no ser que un ser extraterrestre con bipolaridad lo hubiese poseído -y eso sí que era una hipótesis aceptable-
Él se quitó el jersey y arremangó las mangas de su camisa dejando ver un rastro de tinta grabada en su piel. Un tatuaje de ondas y vueltas atrayentes se asomaba por donde la camisa ya no cubría sus brazos. Una duda asaltó mi mente, ¿tendría más tatuajes aparte de ese? La curiosidad chocó contra mí bastante fuerte, la reprimí. No quería saber qué tinta pintaba su cuerpo.
Se tomó el cabello, y mientras lo hacía cerró sus ojos, y lo amarró en una pequeña y linda colita dejando algunos mechones de pelo rebeldes cayendo en su frente. Se enderezó y me miró fijamente al descubrirme in fraganti viendo su actuar con todo el descaro.
Sus penetrantes ojos claros escrutando y descifrando lo que había en los míos.
Mi respiración comenzó a acelerarse sintiendo que Kellin abría mi cabeza y eía todos mis pensamientos sólo a través de mis ojos.
- ¿P-por qué estás limpiando? - pregunté tratando de quitar la atención de mis mejillas rojas.
Kellin se encogió de hombros, fijándose aún más en mi cara.
Me ruboricé ante su penetrante mirada y el muy canalla me sonrió, como si se hubiese acordado de un chiste que no me sabía.
- Estoy limpiando porque estaba con una chica - articuló lentamente.
- ¿Y eso qué?
Él atrapó su labio inferior no dejando de sonreír de forma maliciosa.
- Estaba yo, con una chica, solos en un gimnasio.
Moví mis manos, poniendo los ojos en blanco.
- Ya lo dijiste, ¿qué con eso?
- Adivina qué podría yo hacer con una chica solos - fue su extraña respuesta. Medité un momento, buscando en la basta fuente de mi cerebro. La comprensión cayendo en picada contra mi cabeza.
Mi cara se pintó del color de los tomates.
- ¡Ow! Mira tus mejillas, qué tierna, están sonrojadas. No me digas que perturbé tu inocencia.
Mis ojos se agrandaron al ser confirmado mi pensamiento, ¿estaba haciendo lo que creo que estaba haciendo con esa chica aquí en el...? ¡Puaj!
- ¿Siempre tienes que ser tan repugnante, Quinn? Te creo en tu casa, ¿pero en el gimnasio? Eso es del público dominio escolar. Has el esfuerzo de mantener tu bragueta cerrada una vez. Yo sé que tú puedes - animé palmeando su hombro, él me miró furioso y luego lanzó mi brazo al aire, solté una risita -. Y después te quejas porque te llamo prostituto.
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If you can't hang ; kellin quinn [iych #1]
Teen FictionSerie If you can't hang: 1. ¡Aviso! Esta historia puede provocar su risa histérica, un llanto melodramático y un par de sentimientos asesinos hacia los protagonistas. Un poco de paranoia y mucha, pero mucha cursilería precoz. Todo...