XXXIV

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"Una cáscara del hombre que nunca daría lo mejor de sí, si yo no te tengo nunca vería el sol. Tú me enseñaste cómo ser alguien."

: : C A P Í T U L O  T R E I N T A  Y  C U A T R O | #OPERACIÓN-NOVIAZGO: mía

Departamento de Kellin. Meet street, California.

(Kellin)

Como fuego ardiente en gasolina fresca, el calor se propagó por mi cuerpo tan rápido que casi no podía pensar, nada llegó a mi cabeza en forma de alerta y si es que llegó, pues sinceramente no le presté atención. ¿Pensar? Quiero decir, ¿qué cosa es eso?

No es que mis neuronas funcionaran de alguna forma cuando estoy al lado de Megan.

Mis manos se deslizaron por su cuerpo, mientras sentía como ella entrelazaba sus dedos en mi cabello. Acaricié su espalda y flexioné mis rodillas para tomarla entre mis brazos, ella me estrechó entre los suyos mientras mi boca chocaba contra la de ella, sellándola herméticamente de manera posesiva. Megan me rodeó el abdomen con sus piernas y la apoyé contra la puerta de mi habitación sin mucho cuidado de que la adrenalina que mi cuerpo contenía no la aplastara.

- Maravillosa - susurré.

Ella sonrió sobre mis labios cuando la tuve a la misma altura que mi cara, mordiendo su labio inferior y con ojos brillantes.

- Maravilloso - dijo a su vez, alcé una ceja ante su tono de burla. Apreté mis manos en su cintura como advertencia, sus ojos se abrieron de sorpresa. Pasé mi lengua por mis labios queriendo recopilar todo el sabor que pude obtener de ella en estos minutos mientras la besaba.

Ella, instintivamente, lamió los suyos imitándome y haciendo cosas locas con mi mente.

- Dios... - susurré pegando mi frente a la de ella. Solo una imagen llegaba a la perfección en mi mente: Megan Blair contra mí. Abrazándome con sus brazos y piernas como si fuese su chaleco salvavidas, mejor que la tabla del Titanic. Un momento, no tengo muy claro que ese último sea un pensamiento reconfortante. Pero ya qué.

La amaba, la amaba mucho más que cualquier cosa en esta vida o en mil más.

Con sus ojos color castaño oscuros de pasión, los labios entreabiertos y la respiración desigual ella pasó sus pequeños dedos por mi mejilla y suspiró. Necesitaba más de ella. No me era suficiente. Dios, ella se estaba entregando a mí completamente.

Toda ella.

Sin inhibición, con sólo una camiseta que cubriera su desnudo cuerpo de mí.

Sólo una camiseta, quise recalcar eso porque a mí casi me da un paro cardíaco de saberlo. ¿Este era el nirvana? ¿Acaso la verdad es que esto era un sueño y en realidad yo me estaba muriendo en un hospital? No se me haría extraño, era una hipótesis muy válida.

- Eres hermosa, ¿sabes? - susurré mientras bajaba mi cabeza para acariciar con mi nariz su tierno y suave cuello, su aroma a almendras y jabón golpeó mis fosas nasales explotando exquisitamente en mis pulmones.

Uh, el mejor tipo de sufrimiento pulmonar.

Rodé mi lengua, paladeando su sabor, por la piel que momentos antes tocaba mi nariz. Fui regando un camino de besos desde su mandíbula hasta la clavícula. Probando el mejor sabor que estuvo alguna vez en mi boca. Ella se retorcía y arqueaba su cuerpo contra el mío. Levanté mis ojos para ver su reacción, ella se mordía el labio inferior para prohibirme escuchar los sonidos que tan loco me volvían. Toqué sus labios con los míos.

If you can't hang ; kellin quinn [iych #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora