XXXIX

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: : C A P Í T U L O  T R E I N T A  Y  N U E V E | PLAYA #5: Eres insoportable

(Megan)

Salí del coche y me encaminé hacia los ascensores con él pegado a mis talones. No me importaba si me ahogaba ahí adentro, mientras me pudiera alejar lo más rápido de él. No habíamos hablado nada desde el centro comercial hasta acá al hotel.

Pulsé el botón del ascensor mientras trataba de contener mi ira.

- Eres un imbécil, no puedes estar un solo momento sin hacer que me enoje. Y para rematar, luego de coquetear frente a mis narices con otra dices que "me quieres solo a mí" Deberían matarte, Quinn. Quemarte con lava. - Comencé a golpear el piso con mi pie -. Por eso no es bueno confiar en los hombres, todos son como Miles o peor: como tú. En serio te mereces a esa rubia plástica sin cerebro. La mereces con creces.

- Eso es solo una tonta y vana excusa, Megan. Nunca he escuchado algo más estúpido en mi vida - lo escuché murmurar.

Me volví para mirarlo, presa de la furia.

- ¿¡Cómo!?

-Es solo que tienes miedo de enamorarte más de mí de lo que ya estás, de que llegarás a amarme. Por eso me comparas con otros y piensas lo peor de mí. Además, ¿de verdad crees que me acostaría con Stacy teniéndote a ti al lado? Pues, eso era lo que querías que dijera, eso dije, pero sabes que no es verdad. Eso es una estupidez y si dudas de lo que siento por ti es porque tienes un grave problema en la cabeza.

- Bueno, pues perdón por no confiar en ti, señor perfección.

Kellin me fulminó con la mirada.

- No soy señor perfección.

- No me importa.

Kellin gruñó.

- Eres una maldita cobarde que no puede ni siquiera enfrentarse a lo que en realidad quiere -volteé a verlo, furiosa.

-Y según ¿Qué diablos es lo que realmente quiero? ¡Dime Quinn!

-Maldita Mentirosa, siempre escondiéndote. Sabes bien a lo que me refiero.

-No, no lo sé. Pero como tú eres dueño de mi cerebro por lo que me dejas entender, puedes explicármelo -vociferé mientras sentía un sonido avisando que el ascensor se acercaba -. ¿Sabes? Debería buscarme uno menos problemático que tú, que me caiga más bien y que no piense que sabe todo de mí, cuando no es así.

- No, no lo harás -dijo con un tono de voz glacial, eso causo un estremecimiento en mi estómago -. Eres mía y no te dejare ir, y mucho menos con otro hombre  - eso fue como si Kellin hubiera retrocedido en el tiempo y volviera al siglo II a.C. Se había convertido en un maldito troglodita posesivo y furioso...

 Era sexy. Y no sé por qué, pero quería hacerlo enojar mucho más. Lo sé, soy como la nueva Hitler del siglo xxi que quiere ver el mundo arder.

-Sí, y lo mejor será empezar con ese lindo instructor de surf ¿no? ¿Cuál era su nombre? El alto de...

- A ese subnormal lo verás bajo mi cadáver. No estarás cerca de ese estúpido idiota en tu vida. - Kellin miró la diminuta luz del ascensor encenderse -. Y después te quejas de que Stacy me besó.

- ¡Cállate!

Aquello fue el colmo. ¿Se alegraba de que la rubia lo besara? El puñetazo que le pegué en el brazo fue el más fuerte que había lanzado en mi vida. El impacto resonó con fuerza, pero él no pareció notarlo.

En ese momento, se abrió la puerta del ascensor y la luz del interior iluminó el suelo gris del aparcamiento. Nos limitamos a seguir mirándonos echando chispas por los ojos, cada vez más cabreados.

If you can't hang ; kellin quinn [iych #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora