LXI

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"Si alguna vez te encuentras perdido en la oscuridad y no puedes ver, voy a ser la luz que te guiara. Así que no te preocupes, estaré aquí para ti"

: : C A P Í T U L O  S E S E N T A  Y  U N O | Te lo dije Quinn, las drogas te hacen mal

Jardín a las afuera de la mansión Menser. 6:45 p.m.

(Megan)

 En momentos de mi vida como estos pensaba que lo mejor era apagar mi cerebro y nunca más prestarle atención a nadie. A nadie.

 No prestarle atención a los vecinos mirones que se asomaban por sus ventanas para ver la escena que él y yo estábamos protagonizando. No a la chica que fracasadamente se estaba "tratando" de esconder detrás de un arbusto para verme a mí y a Kellin, quien estaba con la cabeza inclinada mirando el cielo. ¿El alcohol lo volvía estúpido acaso?

 —Mira, Blair. ¡Una estreeeeeeeella! —dijo apuntando el cielo. Sip, se había metido pegamento en el cuerpo y ahora estaba completamente drogado.

 Mi palma chocó contra mi frente mientras trataba de no hacer caso a la chica que aún estaba tras el arbusto. Aceptaba que no todos los días se veía a un chico así de guapo ebrio como una cuba en un vecindario de estos. ¿Pero para volverse mirona? No lo creo.

 —Kellin —dije mirándolo con el ceño fruncido — Vete a tu casa —le pedí con toda la amabilidad que fui capaz de reunir.

 Él hizo un puchero mientras comenzaba a jugar con sus dedos.

 — Pero...pero...¡Yo quiero estar contigo! —Se quejó con voz infantil —. No mi casa y... —vi como lentamente sus mejillas se volvían de un color carmesí ¿Kellin? ¿Sonrojado? Nah, yo he vivido para ver esto —. Las llaves de mi casa se quedaron adentro y...no puedo entrar.

 No, corrección. Yo he vivido demasiados años para ver a Kellin haciendo el ridículo ¿Cómo se le quedaron las llaves dentro de su casa? Sólo podía ser gracias a ese pequeño y estúpido cerebro que tenía.

 — ¿Sabes qué? No me importa, lárgate.

 —Pero quiero estar contigo. No en mi casa. Es aburrida.

 Se cruzó de brazos y me miró fijamente. Como si con su mirada intentara desafiarme, pues no lo había logrado.

 —Vete — ¿Por qué pienso que este es nuestro típico dialogo casi siempre?

 Aunque no era habitual tener a Kellin con el olor a alcohol en el cuerpo.

 — Perdón, ¿sí? No es como si no quisiera hablarte hoy. Ni contestar tus llamadas.

 — No las contestaste — le aclaré.

 — Princesa, no quiera tener la discusión de "¿Por qué no contestaste? ¿Estabas con otra?" porque no estaba con otra, pero... tenia cosas que hacer.

 —Cosas como estar en tus misteriosos asuntos secretos ¿no? A los cuales tu inútil novia no tiene derecho a tener acceso ¿no?

 — ¿Quieres que haga una pataleta frente a tu casa si no me dejas entrar? Porque sabes que lo hare. ¡Te amo, Megan! ¡Déjame entrar...!

 Me contuve las ganas de azotar ese rostro contra el árbol en el cual estaba apoyado. Sabía que Kellin sería capaz –muy capaz, demasiado para mi propio bien– de hacer una pataleta de las que sólo se veían en televisión. Solté un gemido frustrado. Mientras lo jalaba del brazo evitando que soltara otro grito.

If you can't hang ; kellin quinn [iych #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora