Órganos vestigiales (1/2)

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Ateo: Ok, si Dios existe dame una evidencia de su existencia.

- Creyente: ¿Evidencia? ¡Hay miles!... por ejemplo la creación de cuerpo humano. Mira nuestro cuerpo tan perfecto, sincronizado, con funciones fisiológicas correctamente engranadas. Solo un ser divino y Todopoderoso pudo hacer una maquina tan perfecta como el cuerpo humano.

¿El cuerpo humano perfecto? Excluyendo las enfermedades; Existen muchos órganos y elementos que constituyen el cuerpo humano que no tienen función práctica o beneficiosa alguna. De hecho a veces son perjudiciales para la salud o nos limitan la vida. He aquí 25 de estos elementos que “Dios” creó de más.

1. Muelas del juicio

Las muelas del juicio representan el tercer molar, también llamado cordal. Se llaman muelas del juicio dado que a la edad en que aparecen se supone que la persona tiene un juicio más desarrollado y completo que cuando aparece el resto de la dentición definitiva. Las muelas del juicio suelen afectar a otros dientes al desarrollarse, empujándolos o saliendo "torcidas". Cuando esto ocurre se suelen extraer. Como prueba definitiva de la evolución actual, los humanos estamos perdiendo estas muelas poco a poco, por lo que hay algunas personas que no llegan a desarrollarlas de manera congénita. Ya no son necesarias para el tipo de alimentos que ingerimos. (Originalmente eran para triturar vegetales en nuestra ancestral etapa como homínidos) Solo el 5% de la población cuenta con un juego sano de estos terceros molares.

2. Músculos extrínsecos del pabellón auricular

Muchos animales son capaces de mover a voluntad el pabellón auricular hacia la dirección de la que procede el sonido (por ejemplo, los perros) gracias a este conjunto de músculos vestigiales evolutivos. En cambio, el pabellón auricular humano es mucho menos móvil, pues no poseemos ese control voluntario sobre su orientación.

3. Órgano Vomeronasal (o de Jacobson)

Un diminuto hoyo a cada lado del tabique nasal que se considera ligado a los quimiorreceptores no funcionales, se localiza en el hueso vómer, entre la nariz y la boca Si somos capaces de captar feromonas, cosa que todavía no es segura, probablemente lo hagamos gracias a este órgano. Las serpientes lo usan para oler presas, sacando la lengua y atrayendo partículas a la abertura del órgano en el paladar. Algunos mamíferos utilizan un movimiento facial característico llamado reflejo de flehmen para enviar compuestos a este órgano, mientras que en otros mamíferos el mismo órgano se contrae y bombea para atraer los compuestos. Podrían ser todo lo que queda de nuestra otrora gran habilidad para detectar feromonas.

4. Costillas del cuello (cervicales)

Son vestigios de la evolución, posiblemente restos de la edad de los reptiles. Pueden aparecer en el cuello, son vestigios de otras costillas. Las costillas cervicales aparecen en menos del 1% de la población y, a menudo, suelen ser causa de problemas de tipo nervioso y arterial. Lo normal es que desaparezcan en el desarrollo embrionario.

5. Tercer párpado

Un ancestro común a las aves y los mamíferos podía haber contado con una membrana para proteger el ojo y barrer los residuos hacia el exterior. De él los humanos conservan solo un pequeño pliegue en la esquina interior del ojo. También se llama membrana nictitante. Algunas personas cuando observan que una película color blancuzco o rosada cubre el ojo de su mascota no saben a qué atribuir la causa y no es raro que piensen que el ojo se ha dado vuelta o que el animal esté mirando hacia arriba. Ni una cosa ni la otra. Simplemente es el tercer párpado que lo está cubriendo.

Es un clásico ejemplo que aun tenemos rasgos evolutivos en nuestro cuerpo.

6. Punto de Darwin (o tubérculo)

Se trata de un engrosamiento o punta ubicado en el borde de la oreja, más exactamente en el tercio superior del hélix, y se llama así porque Charles Darwin lo describió por primera vez en “El Origen del Hombre”.

Los monos lo poseen, y asimismo el 10% de las personas.

El punto de Darwin corresponde, en los animales, a la punta de la oreja, y es gobernado por el mismo gen en ellos y en nosotros. Como nuestra oreja cambió radicalmente de forma respecto de la de los monos, en verdad este tubérculo no cumple ninguna función excepto poner nerviosas a las mujeres que lo poseen. Por lo tanto, se dirigen al cirujano plástico más cercano y le piden que se lo extraiga quirúrgicamente por motivos estéticos. Podría tratarse de un remanente de una formación más grande que ayudaba a centrarse en los sonidos distantes.

7. Músculo subclavio

Enlaza la primera costilla con la clavícula y en los animales cuadrúpedos permite la marcha a 4 patas. Los humanos hace ya algún tiempo que somos bípedos (algo así como unos 5 millones de años) pero aun así hay personas que nacen con 1 o 2 de estos músculos.

8. Músculo palmar

Une el codo con la muñeca y nos proporcionaría una fuerza extra si anduviésemos colgados de alguna rama. Aunque ya no es el caso, el músculo continua en su sitio y al menos 1 persona de cada 10 aun lo presenta. Su importancia es tan mínima que los cirujanos lo aprovechan como materia prima si se ha de reconstruir algún otro músculo.

9. Pezones masculinos

Los conductos lactíferos se forman antes de que la testosterona provoque la diferenciación de sexos en el feto. Los hombres tienen tejido mamario que puede ser estimulado para producir leche. Durante las primeras semanas, el embrión en desarrollo sigue un “anteproyecto femenino”, tanto en los órganos reproductores como en los pezones. La testosterona no aparece en escena hasta después de 60 días (para aquellos que tienen el cromosoma Y) cambiando la actividad genérica de las células de genitales y cerebro. Pero para entonces, esas papilas mamarias ya no se moverán de ahí.

Así que la cuestión real es: ¿por qué los pezones masculinos vienen equipados con nervios y vasos sanguíneos? En muchos mamíferos machos las hormonas se encargan de atrofiar la formación de los pezones. ¿Amamantaban los hombres prehistóricos a sus jovenzuelos? La ausencia de pruebas sugiere que no.

Lo más probable es que los pezones masculinos erectables, al no suponer un problema, no fueron eliminados por la selección natural.

10. Músculo erector del pelo

Se encuentra unido a los folículos pilosos y se encarga de producir la piel de gallina. Esta función era realmente útil cuando poseíamos mucho pelo ya que nos permitía crear una bolsa de aire caliente entre nuestro cuerpo y el exterior. Ahora hemos perdido esa cantidad de pelo pero no hemos perdido dichos músculos. Ciertos haces de fibras musculares lisas permiten a los animales erizar su pelaje para mejorar su capacidad de aislamiento o para intimidar a otros animales.

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