Confesiones. Tom Kaulitz.

Capitulo 67.

8 años atrás.

— ¿Vas a estar bien? —Me pregunta, su mano alrededor de mi hombro mientras que su novia me miraba horrible. Estábamos afuera de mi casa, el cielo ya estaba oscuro y se veia triste al igual que yo en ese momento. Mi abuelo murió. Mis ojos ya se habían secado, su camisa había absorbido todas las lágrimas que derrame. Ahora era nada. No hacia nada. Solo lo miraba mientras él me llevaba a la puerta. Su novia hizo un sonido de queja pero él la ignoro— ¿______? —Me acariciaba el cabello, sus dedos hacían que mi estomago zumbara. Era tan apuesto que secretamente quería que la perra con la que estaba se fuera para que se quedara conmigo. Sabia que nunca sucedería. Yo lo quería, pero Lucas nunca me iba a querer a mi.

— Estoy bien —Respondí, asintiendo. Fingí una sonrisa, quitando su mano de mi cabello— De verdad, estoy bien. Perdón por arruinar el día.

Sus ojos se entrecerraron al mirarme. Había algo en la forma en la que me miraba que realmente no podía explicar.— No arruinaste nada. Mierda, quisiera poder estar en el funeral, pero tengo regresar a Madrid... lo siento.

— Lucas, no importa. Me alegra que hayas estado aquí.

— Te voy a llamar —Prometió, su preocupación todavía era evidente. Quería besarlo. Quería que me devolviera el beso. En ese momento quería que me follara tanto. El perfecto y hermoso Lucas.

Iba a responderle, pero cualquier rastro de buen humor que el primo de Tom había incitado en mi desapareció cuando un carro muy conocido se estaciono en la entrada. Tom sonrio al verme y saludo a Lucas con la cabeza antes de salir del carro.

— Hola. ¿Como esta mi hermanastra favorita? —Recordé todas las veces que intente llamarlo y el hecho de que nunca contesto. Idiota. No lo necesitaba ahora. Mirándolo con mucho odio, le di un beso en la mejilla a Lucas antes de entrar sin decirle nada— ¿Y a ti que te pico? —Exclamo, pero nunca escuche la respuesta de Lucas porque acelere el paso, sabiendo que me iba a perseguir cuando su primo le contara que había pasado.. y dicho y hecho, me siguió y me agarro el brazo, dándome la vuelta. Su sonrisa había desaparecido— Lo siento —Dijo en voz baja— No sabia.

— Claro que no sabias, idiota. Si no contestabas el celular.

— ¿Qué? —Saca el celular del bolsillo y mira la pantalla antes de suspirar— Mierda. Mira, lo siento mu...

— Vete a la mierda —Grite, empujándolo. Corrí a la seguridad de mi cuarto y tranque la puerta. Él la toco de todos modos, disculpándose una vez más.

— _____, por favor. Lo siento. No estes enojada.

— Vete.

— Mira, ¿qué necesitas que haga? Perdón por no contestar el celular, ¿si? Siento la muerte de tu abuelo. ¿Era importante para ti?

— ¿Qué demonios creés Tom? —Le grite, cerrando los puños. El sonido de su voz me enojaba más— ¿Porque mierda crees que te llamaría si no fuera importante para mi? Porque crees que necesitaba...

¿Escuchar tu voz?

Pero no lo digo. Él seguía disculpándose pero me quede callada.

— ¿Necesitabas que? —Pregunto, frustrado. Sus golpes se hicieron más apresurados— ¿Porque creo que necesitabas que, ______?

No respondí.

Se fue a los diez minutos.

***

Entro al edificio lentamente, tratando de no hacer movimientos bruscos por mi embriaguez. No era tan tarde, como las dos de la mañana. La fiesta termino a las doce, y habíamos ido a casa de Hanna a tomarnos unos tragos. Diego y Hanna querían salir pero yo no quise y opte por ir a casa. Por alguna razón me sentía más cansada de lo que debería.