Confesiones. Tom Kaulitz.

Capítulo 15; parte 2.

'dolor..es un juego que todos debemos jugar'

Los ojos de Diego seguían mis movimientos, mientras me recostaba contra la cómoda silla de la pintoresca cafetería a la cual había insistido en traerme. Casi contra mi voluntad, pedí una taza de café. Ahorita mismo un poco de vodka suena mas placentero, pero no seria muy adecuado ¿verdad?

- ¿Entonces..? -Pregunta mientras toma de su taza de café, con el meñique alzado.

- ¿Entonces que?

Y ahora viene lo inevitable. Muy pocas personas tienen el derecho y las agallas de hacerme una pregunta tan directa como la que Diego esta apunto de hacerme. Me molesta darme cuenta de que puedo confiar en él casi completamente. Digo casi porque a nadie nunca le diré cada uno de mis mas íntimos secretos.

- ¿Como van las cosas?

- Van bien. Lo hicimos tres veces antes de venir acá.

Sus ojos casi se le salen, cree que estoy hablando de Tom. Haha. Se queda boquiabierto y se inclina hacia mi como para que le contara mas detalles.

- ¿tú y él lo hicieron? -Pregunto tartamudeando, claramente esa no era la respuesta que estaba esperando.

- Si, y ni siquiera tuve que finjirlo. Él se vino, yo me vine, y luego lo deje para venir a verte.

- Pero, ¿él esta bien? Digo.. ¿ya se recupero lo suficiente como para andar haciendo eso?. Y.. bueno, él te odia a morir. Quiere que te tires de un edificio y mueras.

¿Él dijo eso?

Siento una pequeña punzada. Como si me hubieran apuñalado con una aguja. Algo pequeño, pero a la vez doloroso. No me duele tanto, pero aun así me molesta. Ya se acabo la broma. De rrepente no estoy de humor para seguir siguiéndole la corriente a Diego.

- Hablaba de Alfonso -Conteste fríamente.

- Y yo hablaba de Kaulitz. Pero no importa, igual cuentame todo con lujo de detalles -Ríe un poco, y hace que mi animo suba un poco- Él esta buenisimo, dime.. ¿su pene es tan grande como el mio?

- Mas grande -Yo río y Diego sonríe. Luego su rostro se pone serio.

Ah, ahora viene lo inevitable.

- Pero enserio, ¿Kaulitz sigue enojado contigo?

- ¿Quien no lo estaría?

- Yo no -Se encoje de hombros y toma de su café- Me caes súper bien y te encuentro adorable, a pesar del hecho de que tiendes a arruinarle la vida a la gente para tu propio entretenimiento.

- Y yo te encuentro absolutamente molesto- Dije en forma de broma, y los dos reímos.

Nos quedamos en silencio por unos minutos, mirando a la calle y a la gente pasar. No se como Diego llego a entenderme de esta manera, pero me gusta el hecho de que me entiende perfectamente.. y no se la pasa buscando respuestas que no estoy dispuesta a dar, como lo hacen otras personas. Algunas personas se sienten amenazadas por mi silencio. Pero Diego siempre sabe que es lo que hay detrás de el.

- Me llamo puta.

- ¿Él que?

- Supongo que es verdad hasta cierto punto -digo y me encojo de hombros.

- Bueno.. -se razca la cabeza- Si..

Lo miro enojada.

- Ese no es el punto.. Kaulitz nunca te diría eso.

- De hecho, si me lo ha dicho varias veces, incluso antes de que Selena apareciera.

- Si, pero siempre era en broma.

- Exacto, era. Todavía puedo recordar la forma en que me lo dijo ese día. Amargo. Resentido. Como si yo fuera el diablo, y no me ha hablado desde entonces.

- ¿Y esta vez no fue en broma?

- No.

- ¿Cuando te lo dijo?

- Antes de que regresara a la casa, cuando aun estaba en el hospital.

- ¿Era por eso que estabas tan callada el día que te fui a buscar del hospital?

- Si.

- ____...

No puedo estar aquí. No quiero mirar a Diego e incluso ver cómo me está mirando a mi. Miro mi reloj y me pongo de pie. Son las cuatro de la tarde. Tengo que ir a alistarme.

- ¿Vienes esta noche?

- Claro. Es el cumpleaños de Kaulitz.

Como desearía que no lo fuera.

Diego me acompaña a la limusina y le doy el millón de bolsas de compras al chofer. Mientras el los mete en la limusina, Diego me toca el hombro, yo volteo a mirarlo.

- Tom va a entrar en razón, ya veras.

- No me importa.

- Deja de decir que no te importa lo que piense o diga.. a mi no me puedes engañar, te conozco bien...

- Lo sé..