Confesiones. Tom Kaulitz.

Capitulo 25.

Me despierto al día siguiente y encuentro a Lucas dormido en el sofá. Su barba creció un poco, lo hace ver mayor. Como si no fuera el Lucas que me follo contra la pared, sino el Lucas que me gritó a través del teléfono mientras trataba de pedir ayuda que yo era demasiado orgullosa para pedir por mi misma. Trato de levantarlo porque había tenido muchas ganas de verlo durante tanto tiempo. Quería uno de sus tragos. Quería que me mirará como lo hizo aquella vez.

Pero lo deje descansar. Imaginé que estaba cansado. Permaneció así por unos minutos, y finalmente sus párpados se mueven y se reincorpora a la realidad. Él parpadea y se frota los ojos con cansancio por un momento, y yo solo lo miro sin decir una palabra.

No me reprocha, tampoco me forma un alboroto de la forma en que Tom probablemente hubiera hecho. De hecho, Tom ya había hecho algo así la ultima vez que casi me da una sobredosis. Había pasado como 5 minutos gritándome y regañandome antes de preguntar si estaba bien.

- Estas yendo demasiado lejos -Me dice en voz baja.

Esta mirando a la mesa que esta a mi lado, donde había una jarra de agua. Brevemente me pregunto que es lo que esta mirando, pero cuando me siento y me acomodo bien, entiendo inmediatamente.

Sobre la mesa hay un pañuelo blanco ensangrentado cuidadosamente doblado.

Él se ve cansado, preocupado y todavía muy guapo. Me animo con tan solo verlo. No se levanta para venir hacía mi, parece perdido en sus propios pensamientos. Me pregunto quien habrá sido la chica que escuche hablar en el fondo cuando me llamo... ¿Una novia? Me sentía celosa.

- ¿Quién era la que estaba contigo cuando llamaste?

Ahora me cambia el tema.

- ______, por favor no te vayas demasiado lejos.

- Esto ya ha ido demasiado lejos.

Taxi amarillo. Choque. Sangre. Cuaderno. Traición. Puta.

- Aun puedes hablar con él -dice y después suspira.

- ¿Él ha estado aquí?

- Si.. solo una vez.

- ¿Y cuanto tiempo estuvo aquí?

Se rasca la mandíbula- No se.. La enfermera dijo que como 10 minutos. Parecía tener prisa.

No me vuelvas a hacer esto.

- Claro.. tenía prisa de volver con ella -Digo con desprecio para ocultar la decepción que sentía. Me acomodo y me masajeo el cuello, tratando de aliviar los calambres que se me habían formado mientras dormía. Por fin se levanta, y se me acerca, poniendo sus manos sobre mis hombros. Los aprieta suavemente. No dice nada acerca de la visibilidad de mis huesos a través de mi piel. Pero eso lo alarma, puedo verlo en sus ojos. Lo escucho murmurar algo en otro idioma, pero no pude entender.

- Ten mucho cuidado -Susurra, su voz tenía una preocupación genuina.. y yo quería besarlo solo para sentir algo puro y real en mi vida.

- Siempre soy cuidadosa -Respondo con confianza, tratando de sonreír pero fallo porque me besa el hombro. Un pequeño besito.

- No siempre voy a estar aquí para salvarte.

- Si lo estarás -Hago una pausa- De una forma u otra forma.

Me acaricia el pelo, pensativo- Te voy a quitar la coca.

- No lo harás.

- Si no dejas la cocaína, me voy. Así de simple.

- Lucas, no es tan fácil.

- Lo sé, pero tienes que intentarlo -Me quita el collar, me di cuenta de que alguien lo había vaciado y me lo había envuelto en la muñeca. Me pregunto quien habrá hecho eso. ¿Diego o Tom?- Voy a hacer que arreglen este collar. Ya no lo vas a poder desenroscar cuando te lo devuelva.

Admiro su piel al verlo agarrar la cadena. Toco el collar con cuidado, luego su brazo. Él no reacciona. Me deja tocarlo. Solo se me queda viendo, observándome, preguntándose en que estoy pensando.

Él me empuja suavemente contra la cama y me acaricia la mejilla cariñosamente. Sus ojos se ven tan oscuros como la noche, y me pregunte que secretos habrán detrás de ellos.

Duermo, con el sueño de mantas blancas manchadas de sangre envolviéndome. La sangre me mantiene cálida y segura, y me siento tan pacífica y soñolienta. Empiezo a irme, no se si estoy soñando o estoy despierta. Es solo cuando me di cuenta de que tenía los ojos cerrados y la sangre que me mantenía caliente era la mía.. y que la razón por la que estaba soñolienta era porque me estaba muriendo.

Ya era demasiado tarde para luchar.

Ya me había ido.

***

Pues...

Aquí esta su capitulo, nos leemos el sábado que viene.

Que estén bien. Besos.