Capitulo 60.

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Diego pasa la servilleta por las esquinas de su boca delicadamente antes de levantar su te (su dedo meñique también esta elevado) para tomar. Vinimos a cenar a un restaurante exclusivo antes de ir a casa de los Felds, porque no quería quedarme ahi mas tiempo de lo necesario. Alfonso trataría de meterme el dedo por debajo de la mesa si me quedara a cenar en su casa.

— ¿Adivina cual de tus diseñadoras favoritas acaba de entrar? —Sonrie, con los ojos brillosos. Aunque no soy de esas fans que sueltan risitas y se quedan mirando a su celebridad favorita con la boca abierta, no puedo evitar voltear a ver. Era ella. Alta, cabello rubio y con el estilo de moda mas sofisticado. Sherri Hill entra e inmediatamente es dirigida por una de las meseras y una cabina privada a apenas unas pocas mesas de la nuestra— ¿No te vas a ir a presentar? —Pregunta, mirando el menú de postres para ordenar.

— Puede que si. Tom dice que la conoce, y...

— Bueno, entonces ¿porque no vas a hablar con tu novio? —Interrumpe, mirando detrás de mi hombro. Acaba de entrar. Era cierto, mi hermanastro entra. Se quita los lentes de sol e inmediatamente ve a Sherri, quien levanta una mano para saludarlo. Tom sonrie y se dirige hacia ella— Bueno, vamos. Tu novio nos podria conseguir entradas para fashion week.

— Espera —Tomo su brazo justo cuando estaba a punto de pararse— Podria estar planeando una sorpresa para mi. Me regalo un vestido de Sherri, tal ves esta planeando regalarme otra cosa..

— Aww. Te tiene bien consentida, ¿no? Unas cuantas cursilerías más y voy a tener que vomitar.

— Callate —Ruedo los ojos, sonriendo.

Diego iba a devolverme la sonrisa pero algo hace que su rostro se endurezca. Su sonrisa desaparece. Frunce el ceño, mirando detrás de mi.

— _______. —Dice lentamente, mirando hacia no se donde— Creo que Karina acaba de entrar al restaurante —Mi sangre se enfría y me doy la vuelta para mirarla. La glamurosa, bella y perfecta Karina con el cabello negro y suave y ojos azules. Sherri y Tom se ponen de pie y ella sonrie inmediatamente. Cuando sonrie muchos hombres se voltean a mirarla. Es tan hermosa que me dan ganas de destruirla aqui mismo. Ella va a su mesa y besa a Sherri en la mejilla antes de darle su atención a Tom. Él la mira y se inclina para preguntarle algo. Ella asiente y vuelve a sonreír, asintiendo cuando él empieza a responder. Ella agarra sus manos cuando él toca su rostro, y cuando la besa.. me dan ganas de romper algo. No fue un beso ordinario, no fue un simple beso de cortesía.

— Mierda —Dice boquiabierto, y yo saco mi celular, viendo rojo y negro.

Llamo a Tom.

— ¿Alo? —Responde con rapidez, mirando a Karina cuando ella le aprieta el brazo.

— Hola, hermano —Hago mi mejor esfuerzo para mantener mi tono ligero a pesar de que tengo unas ganas enormes de gritarle.

— Hola.

— ¿Adivina que?

— ¿Qué, _____?

— He estado pensando...

— ¿En que?

— Bueno, como es tu último dia antes de irte a quien sabe donde.. Podria cancelar mi cena y podríamos hacer alguna travesura. De hecho, podríamos encontrarnos ahora mismo. ¿Donde estas?

Hay una pausa que me enferma el estomago. Contestame, cabron. Dime la verdad antes de que te mate.

— No puedo ahora mismo.

— ¿Porque no?

— Porque estoy comprándote algo caro y brillante.

...y ahi lo tienen. Una mentira. ¿Porque las personas mienten? Porque son culpables de algo.
¿De que era culpable Tom?

¿Acaso importa?

— ah.. ok. ¿te veo esta noche entonces?

— No puedo esperar —Responde, colgando antes de darme la oportunidad de responder. Diego me da una mirada simpática, y yo lo miro mal.

— Dices algo gay y te apuñalo.

— Princesa, Kaulitz es mi amigo, pero solo quiero que sepas que si quieres hacer algo loco en público, como cortarle el pene, estoy contigo —Se pone de pie. Este es uno de los momentos en donde me alegro de conocer a Diego Kraus.

— No —Le agarro la muñeca— No hagas nada.

Casi se le salen los ojos, y hace una mueca.— Joder, ______. ¿Estas tan enamorada? ¿El tipo te engaña y tu solo te vas a ir asi como si nada? ¿Te estas poniendo como Selena?

— Creo... —le respondo con frialdad— que estas entendiendo todo mal —Tomo la cuenta y pago en efectivo, poniéndome de pie para irme sin esperar el cambio. Diego me sigue, todavía aturdido. Espera hasta que estemos en la seguridad de su carro para volver a hablar.

—  ¿Porque no lo enfrentaste?

— No sé. No tenia ganas de armar un escandalo —No me creía capaz de mantener  la calma bajo estas circunstancias— Solo maneja.

Diego maneja. Maneja por un largo tiempo..

***

— _____.. ¿estas bien?

— Maneja, Diego. Solo callate y maneja.

***

— ...ya llegamos a casa de los Feld. Tenias que reunirte con ellos hoy, ¿recuerdas?

Parpadeo. Algo extraño me esta pasando. Algo ajeno y extraño que mi cuerpo parece estar rechazando.

***


— _____, te vez hermosa esta noche —Lo dice con adoración, mirándome mientras abre la puerta de a casa.

— ¿Tu crees? —Respondo, sonriendole.

Cabello negro. Ojos azules. Cara perfecta. Sonrisa perfecta. Trenzas. Ojos marrones. Sus labios sobre los de Karina. Besándose. Suavemente. Mordiendo. Con amor.

— Mis papás van a llegar un poco tarde —Mi ex me da otra sonrisa, su mirada reposa en mis pechos— ¿Quieres un trago?

— Creo, —Susurro, mordiendo el interior de mis mejillas. Tom y Karina besándose. Mentiroso. Te voy a matar. Te voy a enterrar— que quiero algo más que eso.

Agarro la hebilla de su correa.

***

— Oh, mierda.. sii, asi bebé, no pares.. —Gime. Me quedo en silencio. Piernas abiertas. El éxtasis recorriendo por mi cuerpo. Mis entrañas sienten mariposas. Millones de mariposas muriendo todas a la vez. Alas frágiles luchando para moverse, para ser libres, ¡vuelen perras de mierda y dejenme en paz! Alfonso agarra mis senos y se los lleva a la boca. Chupandolos como un niño. Mantengo mi mirada hacia el techo. Follame. Tenme. Consumeme— Estoy cerca, me voy a venir.. —Jadea— Eres tan perfecta, extrañaba follar contigo.

Tom y Karina.. ugh.

Saca su miembro de adentro mio y lo acaricia, respirando fuertemente. Ojos cerrados. Murmurando y llamando a Dios. Y luego a mi. Como si fuera su diosa.

Se estremece un poco cuando se viene, y yo me levanto y me voy.

— Dile a tus papas que lo dejamos para otro dia, ¿si?

Los ojos de Alfonso están vidriosos y llenos de lujuria. Vuelve a caer en su cama, su cuerpo musculoso lleno de sudor.

— Lo que sea —Dice en un respiro, mirándome— Hago lo que quieras.

Confesiones. Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora