02. "Objeto sexual."

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Julie me habla, pero no la escucho. Algunas chicas se han reunido alrededor nuestro, dicen cosas, sus labios se mueven, pero yo no entiendo nada. Estoy sentada en el suelo, con la espalda encorvada, llorando sin parar.

¿Cómo había sucedido? Harry y yo éramos perfectos juntos, todo el mundo lo veía, yo lo veía. Nos amábamos, se notaba.

No podía dejar de repetir sus palabras en mi cabeza. "Sabes que yo sólo la quería para desvirgarla." ¿Cómo podía referirse a mí de esta forma tan brusca?

Alguien sale de los vestidores, sólo veo sus pies cubiertos por unas zapatillas deportivas. Es Zayn, lo reconozco. Dice algo, aunque no lo entiendo, sigo rememorando la conversación. Las chicas que están a nuestro alrededor salen disparadas a cualquier lugar y, secretamente, le agradezco.

Logro desbloquear mi mente y dejar de llorar. Escucho con claridad que Julie está gritándole a Zayn. Éste la toma del brazo y la levanta con brusquedad, ingresándola a los vestidores. Veo que los pies de Zayn se retiran detrás de los de Julie, para dar lugar a las botas marrones desgastadas de Harry.

Levanto levemente mi cabeza y me encuentro con sus ojos, el verde esmeralda emite tranquilidad.

–Lola... –murmura.

Se agacha e intenta tomar mi cara entre sus manos, pero yo la corro y levanto mi mano, dándole una fuerte cachetada en la mejilla derecha, que queda visiblemente roja.

El nudo en mi garganta se hace aún mayor. Con pies temblorosos me levanto y salgo corriendo de allí hasta el estacionamiento. Escucho sus pisadas detrás de mí, mi corazón late desbocado. Quiero gritarle tantas cosas juntas, pero simplemente no me salen. No puedo, no puedo hablar.

Harry llega hasta mí y me da vuelta, agarrándome de los brazos. Comienzo a pegarle en el pecho con furia, lo odio, ¡lo odio tanto!

–Dime la verdad. –suplico entre gimoteos y dejo de pegarle.– Dime que todo ha sido una broma, por favor.

Harry niega con la cabeza. –No puedo hacerlo, porque ésa es la verdad. Nunca me enamoré de ti.

Cierro mis ojos y frunzo mis labios, evitando soltar más lágrimas. –¿Por qué?

–Yo sólo quería...

Lo interrumpo. –Sí, ya lo sé, querías desvirgarme.

Odio las palabras que elegí, pero sólo estaba imitando lo que él había dicho.

–Tú sabías la clase de chico que era. Que soy. –dice en tono de reproche.

–¿Ahora es mi culpa? –digo, con los ojos llorosos.– ¡Me dijiste que me ambas! ¡Pensé que...

Me interrumpe. –¿Qué había cambiado? Lola, puedes ser linda, y sexy, pero no cambias a las personas. Y menos a mí. Soy el hombre más mujeriego que puedas conocer, y lo sabías. No cambiaría por nadie, ni siquiera por ti. No me enamoré, y nunca lo voy a hacer...

Ya me estoy hartando de que me trate como a otra de sus zorras, así que decido intervenir y dejar en claro que sí tengo dignidad.

–Para. –le ordeno.– Para, por favor.  Ya me ha quedado claro. Sólo fui tu objeto sexual. Te regalé  mi virginidad, que era lo más preciado que tenía y lo único que hiciste fue humillarme y tratarme como a una puta. Te amé tanto que ahora me duele, y tú sólo me despreciaste, como lo estás haciendo justo ahora. Solíamos ser inseparables, solía pensar que era irreemplazable, pero me equivoqué. Así como también me equivoque al pensar que quizás podrías amarme, como tantas veces me dijiste. Como también estuve errada cuando pensé que estos nueve meses significaron algo para ti.

Por una fracción de segundo me parece ver que el brillo en sus ojos se apaga, parece apenado. Luego vuelve a su postura y suelta mis brazos. –Mira Lola, si crees que voy a pedirte perdón no lo hare. Sólo deja de perder tu tiempo conmigo, y deja de hacerme perder mi tiempo contigo, ¿vale?

Levanto mi mano y la estampo en su cara nuevamente, mi mano marcada en su mejilla, por segunda vez. Me ha hartado de tratarme como a una basura insignificante. Después de todo, ¡yo había sido su novia por nueve meses!

–¿Qué demonios sucede contigo? –espeta.– ¡Deja de pegarme, joder!

Se da la vuelta y me deja parada en el medio del estacionamiento. Gracias a Dios, estábamos solos. No hubiera soportado la humillación de que todos me vieran cuando Harry me abandonaba.

Suelto un hondo suspiro y me recargo en el auto que tengo al lado. Apoyo mis codos sobre el capot e inclino mi cuerpo hacia adelante, suspirando de nuevo y ahuecando mis manos en torno a mi boca. Empiezo a llorar de nuevo.

–Eh, chica, ¿qué pasa? –dice alguien a mis espaldas.

Me incorporo rápidamente y seco mis lágrimas con el dorso de la mano. Debo parecer un mounstro con todo el maquillaje corrido.

–N-Nada. –digo, mirándolo.

Sus grandes ojos celestes me observan detenidamente, su cabello rubio y enmarañado chorrea pequeñas gotas de agua, que caen en sus hombros. Lo reconozco, es un jugador de fútbol, aunque no sé su nombre.

–¿Lola? –dice.– Así que es cierto. Harry te ha dejado.

Wow. Eso dolió.

–S-Sí.

–Lo siento, no debí haberlo dicho de esa forma.

–No, no debiste. –reconozco, mirando al suelo.

–Soy Trevor.

Frunzo los labios y asiento. –Ya me conoces.

Julie sale del instituto echa una furia, gritándole a Zayn y pegándole en el hombro, la espalda y el pecho. –¿Cómo pudiste dejar que le hiciera eso?

–Jules, yo no...

–¡Lárgate de aquí, ve detrás de aquel imbécil!

–¡Jules!

Julie se vuelve y comienza a caminar hacia mí. Cuando llega a mi lado, toma mi brazo y tira de él. –Vámonos, Lola.


She's Broken. | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora