46. "¡Sorpresa!"

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Después de vestirme, termino de guardar mis pertenencias y cepillar mi ya seco cabello. Harry también se dispone a guardar sus cosas y terminar de dejar la cabaña en condiciones estables, tal cual como la habíamos encontrado. Estoy algo molesta por la situación, y enojarme con Harry es lo primero que se me pasa por la cabeza. Me gustaría que él me explicara por qué mierda me había dejado con el calentón para salir corriendo en menos de quince minutos y volver a la ciudad. Me gustaría entender todo esto. Me gustaría que Harry dejara de guardarme secretos. Y, por sobre todo, me gustaría no sentir la inseguridad de haber cometido un error al haberle dado su dichosa segunda oportunidad.

Harry termina de guardar las cosas en el auto mientras yo permanezco sentada en el asiento de copiloto mirando por la ventana, enroscando mis cabellos dorados en mis dedos una y otra vez, con el ceño fruncido y los pensamientos confusos. Estoy experimentando una mezcla de enojo y decepción, más no puedo evitar seguir dándole vueltas al asunto.

El rizado ingresa al auto y lo pone en marcha, saliendo del lugar. Al cabo de lo que son minutos, nos encontramos en la carretera camino a la autopista a Londres. Su mano se sitúa en mi pierna izquierda, el contacto de la suave piel de su palma contra la de mi muslo me hace estremecer. Su contacto me hace recordar lo que había pasado hacía apenas veinte minutos. Y no podía evitar ponerme nerviosa cuando dichas imágenes aparecían en mi mente una y otra vez, mezclándose con mis tortuosos pensamientos.

Nadie quisiera estar en mi cabeza este momento.

–¿Pasa algo?

–La verdad sí. –musito, con la cabeza aun apoyada en la ventana.

–Puedo explicártelo.

–¿Si? ¿Puedes? ¡Porque sería realmente gratificante que en algún momento del puto día me expliques por qué no pude sacarte el celular ni un minuto! –replico, quitando la pierna en un movimiento brusco, su mano cayendo. –¿Tienes otra? Estas con otra, ¿verdad? Sólo... –respiro hondo, pasándome la mano por el pelo. –Dímelo.

Suelta un suspiro y retira su extremidad. –Sabes que no es así.

–¿Lo sé, Harry? Porque hoy no he sabido nada en absoluto y no me estás dando todas las razones para hacerlo.

–¿Quieres parar por un momento? ¡No tengo a nadie más! ¡Te tengo solo a ti porque eres lo único que necesito, Lola! ¡Eso si lo sabes, ¿verdad?!

El marcador de velocidad comienza a subir a medida que la ira de Harry aumenta y comienzo a temer por nuestras vidas si no despega el pie del acelerador.

–Baja la velocidad. –ordeno, observando cómo el medidor seguidamente comienza a descender. Vuelvo a apoyar la cabeza en la ventana fría y musito: –Sí, lo sé.

–¿Entonces por qué reaccionas así? –dice ahora más calmado, tomando una curva en la carretera e ingresando a la autopista.

–Porque ya no sé qué pensar. Se me están acabando las ideas.

–Y la confianza también.

–No. No. Lo siento, ¿sí? –murmuro, mirándolo. –No es así. Es sólo que... ya te he dicho... no sé qué pensar.

–No lo pienses.

–No puedes decirme eso a mí, sabes que pienso absolutamente sobre todo.

Suelta una carcajada, haciéndome sonreír por inercia, como ya estaba acostumbrada. Me detengo a mirarlo un segundo, reparando en su atuendo. Se había puesto algo distinto. Lleva una camisa de lino blanca con los primeros botones desabrochados, dejando entrever su pecho cubierto por tinta negra, unos jeans negros apretados (qué raro) con unos pequeños agujeros en las rodillas y unos botines negros de cuero sintético.

She's Broken. | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora