54. "Cita."

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La semana está llegando a su final. Pero, debo admitir, que ha sido una de las mejores semanas de mi vida, principalmente porque Harry y yo no nos separamos ni un segundo. Cualquiera pensará (mis amigas incluidas) que es totalmente asfixiante pasar una semana completa pegada a tu novio, pero para nosotros es todo lo contrario. El hecho de que extrañaba estar "bien" con él y que es la primera vez que podemos pasar tanto tiempo juntos desde hace prácticamente una eternidad, lo simplifica todo. Y para mí, no era asfixiante en lo absoluto. Nunca podría cansarme de él, porque cada vez que estamos juntos siento que no es suficiente. Jamás lo será.

Mi cuerpo se eleva del suelo arenoso y Harry me levanta en el aire mientras yo grito y trato de aspirar grandes y desesperadas bocanadas de aire, en un intento de juntar todo el oxígeno que me es posible en mis pequeños pulmones porque sé lo que va a venir. Efectivamente, mi cuerpo colisiona contra el agua helada del mar y me hundo, sintiendo como en unos pocos segundos, las manos de Harry toman las mías y me tiran con fuerza hacia la superficie.

–Harry, mierda, ¿por qué eres tan idiota? –me quejo golpeando su pecho.

El solamente se ríe y agarra mis dos antebrazos, tirando de mí para pegarme a su pecho.

–Tú eres... muy gruñona.

El lateral de mi cabeza se encuentra contra su pecho, permitiéndome escuchar los rítmicos latidos de su desbocado corazón. Harry deposita un beso en mi cabeza mojada y yo comienzo a temblar por la fresca brisa que sopla por el lugar.

–Y tú tienes mucha energía los viernes por la mañana. –tirito. –Además, no soy gruñona, me pillaré una neumonía y tendré que matarte.

Harry me aprieta más contra su cuerpo y me lleva hasta la orilla, donde toma la toalla sobre la que yo estaba recostada anteriormente y me envuelve con ella.

–Harry, cariño, ¿podrías ayudarme?

–Uhm... –Harry balbucea.

Me giro como una completa posesa al escuchar su chillona voz dirigirse con esas palabras a mi novio, que permanecía a mi lado duro como una piedra. ¿Harry, cariño? ¿He escuchado bien?

–¿Qué dijiste? –inquiero tratando de sonar lo más desagradable posible.

–Eh... le pregunté a Harry si podía ayudarme. –dice con falsedad, sonriéndome como si quisiera acuchillarme mientras duermo.

Replico en que su mano derecha sostiene un bote de protector solar y contengo el jadeo que estuvo a punto de escaparse de mis labios. ¿Qué mierda le pasa? ¡Tiene novio, por el amor de Dios! ¡Y Harry también!

–¿Niall se perdió o ya lo envenenaste? –pregunto haciendo mención al rubio, quien podría ayudarla a ponerse su crema tranquilamente, sin necesidad de estar haciéndome enfurecer de esta forma.

Entrecierra los ojos y su expresión se torna malhumorada. –Está durmiendo.

–Bueno, entonces ve y despiértalo.

–Pero...

–Todavía no entiendo qué haces aquí, Courtney.

Se muerde el labio enfurecida y se gira para marcharse hacia la casa, apretando con su mano el bote de protector solar. Volteo para mirar a Harry y lo encuentro desarmándose de la risa prácticamente tirado sobre la arena húmeda.

–No encuentro la parte graciosa, cariño. –imito la voz de la zorra pelirroja al decir la última palabra.

–¡Es que... estabas a punto de matarla!

–Sí, porque tú parecías bastante dispuesto a hacer lo que ella te pedía, Harry.

Sus risas van deteniéndose hasta que su rostro queda mortalmente serio, pero no me importa. Estoy bastante molesta por su reacción. Tendría que haberla rechazado, por lo menos, por mostrar una mínima de respeto hacia mi persona y más habiendo estado yo junto a él.

She's Broken. | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora