She's Broken. | h.s

18. "Incómodo."

La semana se ha pasado velozmente. Ya es domingo por la mañana y estoy esperando que mi mamá venga a buscarme para volver a casa. Ya me han quitado los puntos y la venda de la cabeza y han dicho que mi contusión irá sanando, aunque ya es seguro que no me causará problemas. La bota será quitada el domingo que viene, al cabo de dos semanas usándola y espero que mi pie se recupere gloriosamente. El doctor me advirtió que no podré volver con las porristas hasta dos semanas después de que me quiten el yeso, cuando el pie esté completamente sano, capaz de realizar los ejercicios. Tampoco podré hacer educación física, lo que me pone muy contenta.

En el transcurso de esta semana Niall y Zayn han venido a visitarme. Niall argumentó que estaba muy preocupado por mí y que desde el accidente no había podido venir, pero que se alegraba de que yo estuviera bien. Se quedó alrededor de dos horas y creo que nos hicimos más amigos, es un chico realmente excepcional. Zayn dijo que le había costado venir a visitarme porque aún estaba avergonzado del incidente del auto, y me pidió disculpas. Aún algo reacia, lo perdoné haciéndole prometer que no me lo volviera hacer. Julie le gritó y nos amenazo a los dos que comenzáramos a llevarnos bien, porque yo soy su mejor amiga y él su novio.

También le dije a Jay lo que sucedía con Trevor. Hizo menos escándalo de lo que yo previne, pero él me advirtió que cuando me rompiera el corazón el me iba a decir "te lo dije". Además me dijo que aceptaba la relación si es lo que yo quiero y que Trevor le caía bien, pero que no terminaba de confiar del todo.

A duras penas, logro pasar la pesada bota por la pierna del short de jean desgastado que visto. Una camiseta blanca por debajo de una camisa a cuadros negra y blanca y una de mis vans negras en el pie sano completan mi vestuario ahora. Me he dejado el pelo suelto por primera vez en una semana. Con dificultad, logro guardar todos mis libros de historia y mi portátil en la mochila y me siento en la cama para ver la televisión hasta que mi mamá llegue.

Exactamente diez minutos más tarde mi mamá atraviesa la puerta con una gran sonrisa y con dos grandes muletas en la mano derecha.

–Siento la tardanza corazón, hubo un accidente automovilístico anoche y necesitaban más enfermeras.

–Está bien mamá.

–Wow, pudiste hacer todo tú sola. –sonríe.

Asiento. –¿Me das las muletas?

–Sí, toma. –dice tendiéndomelas.

Me ayuda a ponerme de pie y me coloco las muletas una debajo de cada brazo. Con facilidad avanzo un poco y sonrío. No es tan difícil como esperaba, seguro se debe a que yo tengo un pie firme con el que manejarme de todos modos y las muletas solo me sirven de empujón. De todos modos, me costará adaptarme.

–Vámonos de aquí.

El camino se hace corto y divertido. Mi madre siempre ha tenido un genial sentido del humor, siempre haciéndome reír con sus chistes y observaciones graciosas. Mi madre es esa especie de ejemplo para mí, y yo amaba pasar tiempo con ella, por lo que este viaje no se hace diferente a ningún otro. Ambas estamos contentas de que yo ya pueda volver a casa.

Apenas entro a mi casa, los gritos inundan mis oídos y el papel picado cae como un balde sobre mí. Suelto un chillido y mi madre se corre de adelante mío, mostrándome a mis amigos riéndose y tirando papel picado, al grito de:

–¡Bienvenida a casa!

Comienzo a reír al notar que papel picado sigue cayendo sobre mí y levanto la mirada, para encontrarme con Jay vaciando un balde de papel sobre mi cabeza.

–Jay, ¿qué haces? –suelto una carcajada.

–Hay que darle más alegría, ¿no crees?

Cuando el papel se acaba y deja de precipitarse sobre mi cuerpo, Jay baja el balde y se ríe, mientras yo hago una mueca de enfado y comienzo a sacar los trocitos de papel de mi cabello.