33. "Familia."

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Mi "familia" reía y jugaba animosamente en la playa. Después de una extrema dosis de falsedad por parte de Blair, perdí los estribos y me metí de nuevo en la cabaña, a ver tele y despejarme del horrible día que estaba pasando. Nadie se percató de que yo había desaparecido, ni siquiera mi padre.

Tomo mi celular y tecleo con rapidez: "Esto es tan horrible, mama :''( Te extraño."

Cuando siento la puerta cerrarse y los pesados pasos de mi padre penetrar en el living, guardo el celular y decido hablar. –¿Cuándo vamos a volver? –rugo. El mal humor está carcomiéndome por dentro.

–No lo sé, Lola. –dice mi papá igual de malhumorado que yo. –No sé por qué viniste.

–Porque creí que tu hijastra no iba a venir. –espeto.

–Ella es parte de nuestra familia al igual que tú.

–Familia y una mierda. Ella no es parte de mi familia.

–Es parte de la mía, y no dejaré que le faltes el respeto.

–Blair vive faltándome el respeto. Y nunca le dices nada.

–No es mi hija, no tengo el derecho a hacerlo.

–Seguro que la tratas como a una hija.

–Eso no es de tu incumbencia, Lola. No tienes derecho a reprocharme nada cuando me ves dos veces al mes.

Me levanto del sillón, lo suficientemente enfurecida como para gritarle mil cosas. –¿Y sabes por qué es eso? ¿Sabes cuántas veces me dormí llorando porque te extrañaba, porque no estabas en casa conmigo? ¿Sabes cuántas veces odié a mamá por haberte echado de casa? ¿Sabes cuántas veces grité y rompí cosas porque algún acontecimiento surgía en tus días de visita y pasaba semanas sin verte? ¿Sabes cuánta envidia le tengo a Blair por verte y estar contigo todos los días de su jodida vida? No, no lo sabes, porque no te interesa, porque si nos vemos dos veces al mes es por tu jodida culpa, porque a ti no te importa como estoy yo, lo que me pasa, si me va bien en el colegio o si me rompieron el corazón, si me rompí una pierna o me dio un ataque cardíaco. No te importa, y nunca te va a importar. Así que no me vengas con toda la mierda de que nunca me ves y de que nunca pasamos tiempo de padre e hija, porque eso es toda tu maldita culpa.

Salgo a paso apurado a la habitación, cerrando la puerta con fuerza y recargando mi espalda sobre ella con los puños y los ojos fuertemente apretados. No voy a llorar por él, no lo merece. Meto mis pocas pertenencias en el bolso y llamo a un taxi. Me costará quinientas libras, pero tengo que salir de acá (la cabaña queda en las afueras de Londres).

Mi celular vibra en mi bolsillo, y lo saco para leer el mensaje. "¿Quieres que vaya a buscarte?"

"Gracias mamá, pero tomaré un taxi. Voy a lo de papá a buscar mis cosas." Me apresuro a contestar.

En minutos mi madre contesta. "Está bien. Ten cuidado. Llámame cuando llegues a lo de tu padre así voy a buscarte."

Leo el mensaje y guardo el celular, agradeciendo tener una madre como ella. Al cabo de diez minutos, una bocina suena en el exterior de la cabaña. Tomo mis cosas y salgo de la casa sin despedirme. Me subo al taxi, le doy la dirección de la casa de mi padre en Londres y me dispongo a esperar que el largo recorrido termine.

Después de una hora y cuarto de recorrido, llegamos a la casa de mi padre. El taxi se detiene en la puerta y yo le entrego el dinero, tomando mi bolso y bajándome con rapidez. Cuando entro a la casa, la miro casi con tristeza, porque sé que no la veré por un largo tiempo. Si tengo suerte, quizás menos de un año, pero, con el ritmo que está llevando la situación, presiento que no la veré de nuevo en toda mi vida. Subo a mi habitación y busco todas mis pertenencias, echándolas dentro de la maleta que descansa sobre mi cama. Una vez que la habitación queda vacía, me dispongo a esperar a mi madre. Cuando ya llevo quince minutos de espera, decido mandarle un mensaje a mi mamá.

She's Broken. | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora