52. "Maravilloso placer."

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ADVERTENCIA: Este capítulo presenta contenido sexual explícito. Si lo lees lo haces bajo tu entera responsabilidad.

Después de cenar y charlar, riéndonos y contando anécdotas hasta bien entrada la noche, Harry y yo decidimos abandonar a nuestros amigos cuando las primeras latas de cerveza comienzan a aparecer, indicándonos que muchos de ellos olvidaran todo lo ocurrido mañana por la mañana. Y nosotros, definitivamente no queremos olvidar nada de esta noche. Cuando nos levantamos del suelo arenoso, los gritos comienzan a surgir.

–¡Protéjanse!

–¡Sexo seguro!

–¡No grites mucho, Lola!

Mi cara se pone roja cuando escucho las palabras de nuestros amigos y Harry simplemente se ríe negando con la cabeza. Entramos a la casa y subimos las escaleras, riéndonos como si de dos críos se tratara. Acabamos de casarnos simbólicamente, y no lo puedo creer. Lo que pasó hace algunas horas es sinónimo del futuro que Harry piensa para nosotros. Y el que yo pienso. Cuando llegamos arriba, me arrincona contra la pared junto a la puerta de nuestra habitación y no puedo evitar soltar una carcajada ante la juguetona mueca que se forma en su cara.

–La señora Styles. –murmura pasando sus dedos por mi mandíbula. –Me gusta como suena. Eres mía ahora.

–Siempre fui tuya, Harry.

Me sonríe, mostrándome sus perfectos hoyuelos. Sus labios poseen los míos con suavidad y delicadeza, como si de la más suave pluma se tratara. Me aferro a la necesidad desesperada de ir más allá de los simples besos, así que le correspondo con convicción. Creo el ritmo de un nuevo beso, más fiero, audaz y lleno de ardiente deseo. Porque, ¿a quién quiero engañar? Lo deseo, sí, y me está quemando por dentro.

Las manos de Harry sueltan mis mejillas y descienden por mi cuerpo, contorneándolo, acariciándolo como si quisiera sentirme y de esa forma grabarme en su mente para la eternidad. Sus firmes y cálidos dedos se colocan sobre mi cintura, presionándola y levantándome un poco, incitándome a subirme a su cuerpo. Obedezco, dando un leve salto y así enganchando mis piernas alrededor de sus caderas, acercándome más a él, tomando posesión de sus cabellos. Tiro de ellos con suavidad, y puedo escuchar un ronco gemido provenir de su garganta. La posición en la que estamos se me torna algo dificultosa por el largo del vestido, y Harry se da cuenta de ello, por lo que sus hábiles manos lo levantan hasta dejarlo a la altura de mis caderas, dejando mis muslos al descubierto. Sus dedos me recorren, tocando mis piernas hasta llegar a mi espalda, subiendo y bajando por ella y dejando cálidos toques por mi piel, que me hacen enloquecer y arder. Sin cortar el desesperado y fiero beso, Harry despega mi espalda de la pared y entra en la habitación.

En cuestión de segundos, escucho la puerta cerrarse y a continuación, él me baja al piso. Lo miro con desilusión, pero él corta mis pensamientos tomando el dobladillo de mi vestido y sacándomelo por completo. Me quedo quieta mientras él me da vuelta y siento sus dedos tocar mi espalda, llegando al broche del sujetador. Lo desprende y lentamente me saca la prenda, dejándome semidesnuda de espaldas a él. Sus manos se dirigen hacia mi abdomen, subiendo con lentitud hasta mis pechos y apretándolos con fuerza mientras besa mi cuello. Mis piernas tiemblan.

–Harry...

Me calla y de a poco siento como mis cabellos son liberados de su agarre, cayendo por mi cuerpo y espalda a medida que él va soltándolos y continúa besando mi cuello. Entonces me gira y sin necesidad de una petición, vuelvo a besarlo y a enganchar mis piernas alrededor de su cintura, percibiendo su creciente erección golpear contra mi entrepierna. Siento la superficie blanda del colchón bajo mi espalda, que se hunde con nuestro peso encima. Mis manos actúan por si solas y se apegan al torso de Harry, recorriéndolo por completo. Mis dedos se enriedan en los botones de su impecable camisa blanca y abro los ojos para contemplar mis propias acciones mientras deslizo los mismos por los ojales, desabrochándolos. Cuando termino la tarea, deslizo la prenda por su cuerpo, facilitándole la acción. La habitación está sumida en las penumbras, siendo iluminada únicamente por la blanquecina luz de la luna que me permite verlo claramente. Nos quedamos quietos por unos minutos con la respiración entrecortada y jadeante, cuando yo paso mis manos por su pecho delineando sus tatuajes, tal como él había hecho minutos antes con mi silueta.

She's Broken. | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora