No es el Ford Fiesta 2011 negro de Trevor, o el Camaro '67 azul de Jay. Sino que me encuentro en frente del Mustang 2012 rojo, el auto más bonito que he conocido. Y que, repentinamente, tanto odio.
–¿Q-Qué haces aquí? –titubeo.
«No hagas eso. No seas idiota.»
Me insulto interiormente por titubear. No tengo que mostrarme débil en frente suyo, no más. Pero es que, ¡joder! Lleva ese puto suéter. ¿Por qué lo lleva?
–He venido a recogerte para ir a la escuela, ¿he hecho mal?
–Sí. –respondo cortante.
–¿Has quedado con alguien?
«Mierda, no. Eres la única opción que me queda. ¡Dios, ¿por qué me haces esto?!.»
Muevo la cabeza de un lado al otro, indicándole que no lo he hecho. –Iba a irme en autobús.
–¿Con este frío y las muletas? ¿Es en serio, Lola?
–Bueno, yo... –me callo, al no encontrar una respuesta lógica y concreta.
–Vamos, sube al auto. –dice abriendo la puerta del copiloto.
En menos de cinco segundos se encuentra a mi lado, queriendo ayudar a subirme al auto.
–No quiero ir contigo. –digo mirándolo a los ojos.
Siento que mis piernas flaquean y que las muletas están a punto de fallarme cuando me pierdo en sus penetrantes y manipuladores ojos color esmeralda, por las que he suspirado más de una vez. Sí, manipuladores, eso son los muy malditos. Con una sola mirada pueden dejarte de rodillas en el suelo. Y no estoy mintiendo...
–Lola, te lo digo en serio. –dice con la voz repentinamente enronquecida.
Su autoritario tono de voz (una octava más alto de lo normal) es lo que me hace darme cuenta de que es un orden, lo que me hace enfurecer más.
–No quiero. –repito dándome vuelta.
Levanto la muleta y la vuelvo a apoyar en el suelo para darme el envión que necesito para alejarme de él. Sin embargo, como la estúpida que soy, la pongo sobre un pedazo de hielo que está en proceso de derretimiento, haciendo que me resbale. La muleta vuela por los aires, despegándose de mi anatomía y me preparo para la caída.
Sin embargo, eso no pasa. El ruido metálico de las muletas cayendo al piso es lo único que escucho y abro los ojos, repentinamente encontrándome con las manipuladoras orbes esmeralda de las que ya he hablado. Una sonrisa burlona aparece en sus perfectos y mullidos labios rosados, levemente resecos por el frío. Estoy en sus brazos, y él me carga como si de un bebé se tratara. Vuelvo a apretar los ojos, no quiero mirarlo, no quiero sentir lo que siento ahora. Apoyo una mano en su pecho tratando de alejarlo lo más que pueda de mí, pero lo único que puedo sentir es su corazón palpitar desbocado. Alejo la mano, evitando el contacto con su cálida anatomía.
–Bájame. –ordeno.
Su cuerpo se acerca más al auto y se inclina un poco, depositándome en el asiento de su coche y cierra la puerta. Gruño por lo bajo mientras se agacha par buscar las muletas. Las pone en el asiento trasero y rodea el auto para subirse a mi lado. Me cruzo de brazos, sintiendo el motor rugir y el auto deslizarse por la calle con velocidad. Mi celular vibra en la mano, es un mensaje de Trevor. Lo sé incluso antes de desbloquear la pantalla y ver su nombre escrito en ella.
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She's Broken. | h.s
Fanfiction❝Él no me ama. Nunca lo hizo.❞ ADVERTENCIA: Este fanfic puede presentar consumo de alcohol y drogas, escenas de violencia física, lenguaje fuerte y contenido sexual explícito. bemyhalfheart