Las pequeñas flores color blanco se desprenden del árbol de limón para volar hacia quién sabe dónde, hacia algún lugar incierto que las espera para que perfumen su ambiente y le den color a su vida, a las vidas de las personas que viven por allí. Suelto un suspiro, tomando una de las flores del limonero y llevándomela a la nariz. Aspiro el aroma, cítrico y dulce, es realmente delicioso. Me hace acordar a un perfume que yo tenía cuando era pequeña, cuyo olor era casi el mismo, o por lo menos, demasiado similar.
La puerta del patio se abre, llamándome la atención. Harry se encuentra recargado en la pared, los brazos cruzados y la típica sonrisa de "yo me llevo el mundo por delante".
Esa sonrisa que hace que mis rodillas tiemblen.
–Ya me he desecho de ella.
No es que odiara a Anne, o no quisiera saludarla. Era más bien... vergüenza. ¿Qué pensaría si encontrara a la ex novia de su hijo vestida con su ropa, despeinada y paseándose por su casa con total naturalidad? No, no quisiera saber eso. Además de que sería una situación sumamente incómoda. Así que opté por esconderme en el patio y esperar a que Harry le dijera que se había terminado el jarabe de arce con los hot cakes, o que el café que habían comprado era muy amargo, y que la mandara de regreso al supermercado.
–¿Dónde está ella? –pregunto en susurros.
–Se ha ido. –hace una mueca. –Creo.
Pobre mujer, echada de su propia casa sin razón aparente.
Una nueva ráfaga hace balancear las hojas del limonero. Aprovecho para darme vuelta y abrir la palma de mi mano, dejando que la blanca flor se mezcle con las otras de su especie y se dirijan hacia su nuevo destino. Me giro de nuevo y lo miro, él inspecciona con atención mis acciones con una sonrisa de ternura, como si yo fuese su propia hija. Y me siento tan idiota.
–Creo que es hora de irme. –murmuro acercándome.
Niega con la cabeza. –Nada de eso.
Frunzo los labios. –¿Y qué pretendes que haga, entonces? –le digo pasando de largo por su lado.
Me subo de un salto a uno de los taburetes que rodean la isla situada en el medio de la cocina. Lo miro, balanceando los pies. El me echa de nuevo la misma mirada cargada de ternura. Y vuelvo a sentirme idiota.
–¿Tienes algo que hacer hoy?
–Uhm... no.
–Entonces saldremos.
–¿Tu y yo?
–Sip. –dice haciendo explotar la "p" con sus labios.
Me encojo de hombros. –Está bien... mientras no vayamos al Tower de nuevo.
–No, no iremos al Tower. –se ríe.
Mi cara se transforma en una de preocupación al darme cuenta de que la única ropa que tengo es la que usé anoche. Y definitivamente no la usaré ahora. –No tengo nada para ponerme.
–Bah, de eso no te preocupes. –pasa por mi lado, rumbo al living. –Te llevaré al cuarto de Gemma. Tú eliges.
Me bajo del taburete y voy detrás de él. Subimos las escaleras y me guía hasta la habitación de su hermana, aunque en realidad no lo necesito; yo ya sé dónde queda. Entro a la pieza de Gemma y enciendo la luz. Harry me dice que irá a cambiarse, que elija lo que yo quiera y que en quince minutos nos vemos abajo. Cuando se va, abro el armario e inspecciono la ropa de mi ex cuñada. Siempre me ha gustado como se viste y somos de la misma talla, así que con eso no habrá problema. Escojo una camisa de gasa blanca bastante suelta y algo transparente (deja entrever mi sostén color negro), unos shorts celestes con algunas manchas de un azul más oscuro y unas mini botitas color camel. Peino mi cabello, dejándolo suelto, me delineo los ojos y me coloco máscara para pestañas y un brillo labial transparente.
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She's Broken. | h.s
Fanfiction❝Él no me ama. Nunca lo hizo.❞ ADVERTENCIA: Este fanfic puede presentar consumo de alcohol y drogas, escenas de violencia física, lenguaje fuerte y contenido sexual explícito. bemyhalfheart