28. "Ella."

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*Me gustaría que leyeran el capítulo con la canción que les dejé al lado, fue mi inspiración para hacer el capítulo. (GRACIAS VALEN!) 

Me subo a la moto y arranco con rapidez, dirigiéndome hacia algún lugar imprevisto. Puedo sentir el viento chocar contra mi cara y los autos a mi alrededor que tratan de esquivarme con el fin de evitar una tragedia, las bocinas enardecidas, los gritos insultantes de sus conductores. Pero en este momento mi mente está en blanco, porque sé que si pienso voy a sentir. Y no quiero sentir. Continúo acelerando, llegando a la máxima velocidad. He llegado al punto en el que hasta mi respiración se acelera y me cuesta ver con claridad la carretera. Es ahí cuando comienzo a bajar la velocidad, sabedor de que si sigo a esta velocidad y de esta forma, terminare hecho una alfombra en el medio de la avenida.

Después de treinta minutos de conducir sin un rumbo fijo, diviso un viejo bar. Estaciono la moto y entro al lugar, que huele a tabaco y alcohol. La mayoría de los presentes son hombres que se juntan a fumar, jugar a las cartas y emborracharse, aunque hay algunos jóvenes jugando al pool más lejos. Me siento en una de los taburetes de la barra y pido una botella de whisky. El hombre me mira extrañado, pero finalmente deja un vaso y la botella de Jack Daniel's en frente de mí. Vierto un poco del líquido dentro del vaso y me lo termino de un solo trago.

Miro el fondo del vaso, con la esperanza de que algún día algún sueño me dure. Pero los sueños tardan en llegar y se van muy rápido, como el amor. Y, en este momento, mi sueño es que ella sepa del revoltijo de sentimientos que ocasiona en mi interior cada vez que la veo. En este momento, mi sueño es que ella me ame tal y como lo hacía antes.

–¿Estás seguro que estarás bien con eso? –dice una voz pausada y femenina a mi lado, soltando una carcajada al final de la pregunta.

Giro mi cabeza, mirando a la chica. Sus ojos son de un verde azulado, y me miran interrogadores. Su pelo es negro y extremadamente enrulado y su piel es aceitunada. Es una chica linda, y no se parece al tipo de chicas que cualquiera se hubiera llevado a su casa, sino que es una de las que les puedes pedir una segunda cita.

–¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este?

–Un idiota me invito a tomar algo, pero luego se encontró con sus amigos. –se da vuelta y señala a los tipos que están jugando al pool.

Suelto una risa amarga y le doy un trago a mi vaso. –¿Puedo invitarte algo yo?

Se encoge de hombros. –Sabes que no diré que no.

Me sonríe, lo que provoca una leve sonrisa en mi cara. Me giro y pido otro vaso, lo lleno con el whisky y se lo deslizo por la barra. Lo toma y le da un trago. Giro mi cabeza, dándole otro trago a mi vaso y terminándome el contenido ambarino, para después volver a llenar el vaso.

–Problema de amores, ¿eh? –dice ella.

Vuelvo a girarme para verla. Ella mira hacia el vaso, pasando su dedo índice por el contorno del mismo, una sonrisa socarrona se dibuja en sus finos labios.

–¿Qué te hace pensar eso?

–La expresión de tu rostro. Pareces... desolado.

–¿Yo? ¿Desolado? –suelto una desanimada carcajada.

–Vaya, me he encontrado con alguien que no tiene problemas de autoestima, definitivamente.

–No, no los tenía... hasta hoy.

–¿Quién es la perra?

Le doy un trago al whisky y niego con la cabeza. –Ella es la persona más maravillosa que conozco.

She's Broken. | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora