17. "Te quiero."

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Mi cuerpo se queda completamente estático. No sé qué hacer. Mi corazón se para por unos segundos para luego comenzar a latir con fuerza, mis palmas sudando. Noto que mis piernas están temblando levemente. Oh, la he cagado, la he cagado hasta el fondo.

Trevor me mira desde la puerta. Sus brazos están cruzados sobre su pecho, y una mirada dolida está instalada en su cara. El pecho le sube y le baja rápidamente, está molesto y dolido a la vez, conozco la sensación.

Comienzo a insultarme en mi mente, ¿por qué he sido tan estúpida?

–Trevor, yo... –alcanzo a decir.

Niega con la cabeza y levanta una mano. –Me lo veía venir de todos modos. –se encoge levemente de hombros, haciéndome sentir la persona más miserable que ha pisado la Tierra.

En menos de un minuto me encuentro sola en la habitación con él, la puerta cerrada y mis amigos en quién sabe dónde. La tensión inunda la habitación y se hace tan fuerte y palpable que creo que podría rasgarla con mi propia uña.

–Hablemos. –digo apretando los labios.

Mi voz se escucha tan baja que ni siquiera yo he sido capaz de oírme. En mis oídos se escucha una especie de explosión, aunque es sólo la tensión siendo rota por mi leve murmullo.

–Está bien. Si tú quieres, hablaremos.

Se acerca a mí lentamente, tan lentamente que estoy a punto de gritarle que mueva los pies y que deje de arrastrarse. Lo miro directamente a los ojos. Puedo descubrir que el celeste de sus ojos es casi tan intenso como el de los míos.

–No sé cómo decir esto.

–No hace falta. Eres bastante predecible.

–Deja de actuar así. –regaño.

–¿Así cómo?

–Como si nada te importara.

–Será porque realmente no lo hace.

–¡Eso es mentira! –digo una octava más arriba de mi voz normal.

–No compliques las cosas, Lola.

–¡No complico nada! ¡Eres tú el que se niega a escuchar!

–¿Escuchar qué? ¿Que de verdad  las veces que nos besamos no significaron nada para ti?

–Trevor, definitivamente estás entendiendo mal las cosas.

Se pasa las manos por el pelo y suspira con congoja. –No quiero entenderlas, Lola. –dice demasiado bajito, tanto que tengo que hacer esfuerzo para entender lo que me dice.

–¿Por qué?

Siento la garganta seca, la boca pastosa y de repente las lágrimas se han agolpado en mis ojos. No quiero que esto termine, no tan rápido.

–Porque no quiero saber la verdad.

Sin más preámbulos, se levanta de la silla y se retira de la habitación, dejándome acompañada por la soledad y la confusión.

-...-

Cuando despierto de un (lo que parece largo) letargo. Camille esta con su portátil sobre las rodillas buscando algo concienzudamente, tanto que no se da cuenta de que yo la estoy mirando.

–¿Qué buscas?

–Algo que me ayude a entender completamente los ideales de Lenin.

–¿Lenin? –replico encarnando una ceja. –Oh, joder. ¿Empezaron con la Revolución Rusa?

She's Broken. | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora