She's Broken. | h.s

26. "Déjame ser feliz." (segunda parte)

HARRY

La tensión que hay dentro del auto es tan presente y palpable que siento que puedo tocarla con las yemas de mis dedos. La incomodidad se convierte en el factor principal y, por un momento, deseo retractarme y haberla dejado con su novio en la fiesta.

Es realmente improbable que ella acepte volver conmigo. «Tendría que estar demente y desesperada.» grita mi conciencia haciéndome entrar en razón.

–¿Drew es tu amigo? –pregunta en voz baja.

–Era. Es un maldito caliente.

Se calla por unos minutos, y luego dice con voz inestable: –Si tú no llegabas yo juro que...

La interrumpo. –Bueno, pero lo hice. No hables de eso, ¿vale?

No quiero que lo diga. Ni siquiera quiero que piense en eso.

Estaciono en la puerta de su casa y apago el motor. Mi nerviosismo ha llegado al punto en el que mis manos resbalan del volante por el sudor y tengo que secarlas en mi traje de baño.

Antes de embarcarme en esta peligrosa conversación tengo que dejar claros mis sentimientos.

¿Realmente siento lo que le hice? Sí, totalmente. Siento haberme comportado como un imbécil con ella. Siento haberla menospreciado y humillado, cuando ella simplemente me había entregado todo de sí, su cuerpo y su corazón.

¿La extraño? Definitivamente estoy volviéndome loco. Ha llegado al punto en el que no puedo hacer nada, absolutamente nada sin pensar en ella y en lo mal que le hice. Extraño su voz, sus risas, sus besos, sus caricias, sus abrazos, su mirada comprensiva, la forma en la que me hacía sentir cuando la veía, incluso la forma en la que su cuerpo encajaba con el mío.

¿La amo? No. A este punto, comprendo que lamento haber sido un idiota y que la extraño, pero no la amo. Eso es imposible, yo no soy capaz de amar. Ni siquiera a Lola.

¿Quiero volver con ella? Totalmente. Su lugar es conmigo, no con Trevor. Ella es mía y no soporto que esté con otro que no sea yo. Ella no es feliz con él, y voy a hacer que se cuenta de eso. Lola tiene que estar conmigo, ella me pertenece. Trevor es simplemente una estúpida distracción de sus verdaderos sentimientos hacia mí.

Sin embargo, no quiero hacerla sufrir como ya lo he hecho. Porque, si yo no la amo, ¿qué sentido tiene que vuelva a pedirle que esté conmigo? Eso solo empeoraría las cosas, y volveríamos a repetir la misma historia.

Todos estos planteos me hacen volver a la misma pregunta. Si yo sé que no la amo y que pidiéndole que volvamos a estar juntos la haré sufrir de nuevo (cosa que no quiero) ¿por qué mierda voy a hacer esto?

Sin embargo, es demasiado tarde, mi boca ya se ha abierto y las palabras comienzan a caer como imparables cascadas de agua. –Lola yo... siento todo lo que te hice. –digo sintiendo mi cara arder y preparándome para su inminente y dolorosa respuesta.

No sé por qué estoy haciendo esto. No hay vuelta atrás. ¿A tal grado de desesperación he llegado que, sabedor de su respuesta, sabedor de mis sentimientos, igual insisto en preguntárselo? Ella no volverá conmigo. Yo no la amo, yo la haré sufrir. Y, joder, ¡no quiero hacerlo!

–No, no voy a hacer esto. –dice abriendo la puerta del auto.

Cuando quiere salir, estiro mis brazos y la sostengo, impidiendo que se mueva. Tiro de ella y la coloco nuevamente en su lugar, para después estirarme un poco y terminar de cerrar la puerta.