Capítulo 17

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08:16 am

Me situaba de pie frente a la puerta de mi habitación, arreglada y con la maleta colgada sobre un hombro. Lista para un día más; o casi preparada. Seguramente mi tío estuviese abajo, en el salón. Ayer en cuanto llegué de Old Bridge subí a mi cuarto luego de besar la mejilla de mi madre. Y es que, cuanto más lo pensaba más razón tenía él y más aumentaba mi orgullo. Pero sabía que no duraría mucho, no soportaba estar peleada con nadie y menos con las personas que eran tan importantes para mí. No tenía conciencia alguna, sólo recordaba todas las palabras que salieron ayer de su boca y lo mucho que me molestaron.

Después de un par de suspiros pesados, me armé de valor y abrí la puerta oscilando. Anduve rápidamente por las escaleras, sin que faltasen algún que otro tropezón; y llegué al salón. Vendito salón, casi corrí hasta la puerta cuando oí como Charlie me llamaba. Pero, de nuevo mi orgullo se subió al completo y eso me hizo que ni dudase en girar el pomo y salir de la casa.

Aquel día en el instituto, sin saber por qué, todo el mundo comentaba la pintada del cuarto de baño de las chicas; hablaban y rumoreaban sobre aquel extraño Siete rojo. Después de dos días, se habían fijado en ello. Y es que resulta, que los maestros comenzaron a preguntar si alguien había sido dueño de aquel pequeño "acto de vandalismo o rebelión", cosa que no tiene nada de sentido, o si sabían quién era el causante. Por supuesto, todo el mundo negaba dicha afirmación mientras que se miraban de reojo unos a otros. Mientras tanto, yo me removía nerviosa en mi silla, ese número hacía que mi piel se erizase sin apenas tacto.

* * *

— No me puedo creer que en dos semanas que llevamos de clases comiencen a darnos las típicas charlas de futuro — comentó frustrada Gina mientras se posaba en el palo de metal de la canasta junto a Ben.

— No te vayas a agobiar por ello — le respondí tranquilamente cruzando mis pies y mis brazos — Aún te queda todo este curso — pretendí sosegarla.

— Tiene razón — me apoyó Ben — además, al menos sabrás que es lo que se te da bien y lo que no, ¿verdad? — la chica miró al suelo de forma ingrata intentando esquivar nuestras miradas.

— Ni eso sé.

— Igualmente no te apures, hay gente en la universidad que aún no sabe qué hacer — le contestó Ben echándole el brazo por encima de sus hombros, consiguiendo que la chica resoplara algo más calmada. Ella le miró e hizo una sonrisa tímida.

No se podía negar que realmente ella sentía algo por Ben, desde lo ocurrido el sábado Gina siempre hace el intento de estar más cerca de él; de ocupar el máximo tiempo posible junto a él. Se le notaba desde lejos, pero él era lo suficientemente estúpido como para no darse cuenta de que para ella había sido más que una "tontería", como él llamó a lo sucedido.

— Cambiando de tema, ¿qué pensáis sobre la pintada en el cuarto baño de las chicas? — preguntó inocente Gina, pero mis ojos chocaron con los de Ben al instante.

— Una broma de mal gusto por algún gracioso — Ben levantó el brazo de encima de la chica para meter sus dedos entre sus mechones de pelo y estirarlos hacia arriba un par de veces. Yo estaba demasiado concentrada en aplacar las fuertes pulsaciones que radiaban de mi pecho como para decir algo.

— Sí, pero es raro que los profesores les den tango juego, ¿no creéis? — me quedé mirando a Gina por unos segundos, tenía razón. ¿Por qué darle tanto sosiego a una simple pintada en un baño?

— La verdad es que sí, es muy extraño — le contesté.

El timbre volvió a sonar haciendo que alejase de sopetón aquel tema tan recurrente. Las palabras se quedaron en un vacío debajo de aquella canasta, y realmente era mejor así. Siete no había vuelto a dar señales de vida desde el lunes, aunque aún no podía evitar sentirme oprimida.

Siete ® H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora