— ¡Mia Mayer! — mi nombre se oyó entre la música, justo enfrente de mí se abría paso Harry, como de costumbre, con una lata de cerveza en la mano — ¡Qué casualidad verte por aquí! — la música estaba tan elevada que más que hablar, nos gritábamos.
— Empiezas a asustarme.
— ¿Por qué?
— ¡Estás en todas partes! ¡No hay quién se libre de ti Harry! — le sonreí aunque él no pareció entender muy bien la broma porque su respuesta a mi afirmación fue una simple arruga de entrecejo.
— ¡Tú estás en todas partes!
— Da lo mismo — le quité importancia — Ya se me hace normal verte con una lata de cerveza en la mano.
— Costumbre.
— Te reventarás el hígado algún día.
— Entonces estarás ahí para apoyarme en mi disfunción — y, alzando su cerveza a mi salud, se tomó un trago y volvió a mirarme — Siempre estarás ahí, ¿no te das cuenta? — la actitud pícara y mujeriega del chico podía sacarme perfectamente de mis casillas. Sus mejillas completamente coloradas me daban a entender realmente cuán borracho estaba.
― ¿Sabes qué te digo? ― me acerqué a él a paso fuerte y decidido, con la mirada seria y cansada de sus bromas ― Coge tus malditas cervezas y desaparece de mi vista un rato, anda.
― No lo dices en serio ― rió. Mi rostro de asombro era aún mayor al ver que, a pesar de haberle demostrado lo mucho que me molestaba, seguía en su juego.
― ¿Tengo cara de estar bromeando?
― No, sigues con la misma cara de amargada de siempre ― un poco más y hubiese notado mi mandíbula caer sobre mis pies. Hoy, especialmente hoy, estaba consiguiendo sacarme de quicio en apenas cinco palabras.
― Vale, esto es el colmo. Vete a la mierda Harry― dándome la media vuelta y dispuesta a irme, la risotada del chico hizo que le mirase de reojo antes de seguir en mi camino. Pero, entonces vi como intentó frenarme y, de un fuerte manotazo quité su mano de encima mía.
― No sabes disfrutar.
― ¿Cómo dices?
― Que ― dio un paso a mí, mientras que yo daba otro hacia atrás ― no ― otro paso ― sabes ― tercer paso ― disfrutar ― coloqué mi mano sobre su pecho y le eché levemente hacia atrás.
— Y tú eres demasiado inmaduro para darte cuenta de que no quiero disfrutar nada si es contigo — soltó una risotada de ironía.
—Mejor cambiemos de tema, dejémoslo por esta bonita noche — me contestó, dándole otro buche a su bebida.
— ¿Tú no trabajas?
— Eh, eso es meterte en mi vida privada, y eso implica conocerme, y conocerme implica tener una conversación sobre nuestra vida personal y sentimental; y eso sólo se habla en una cita Mayer.
— ¿Harry Styles quiere una cita conmigo? — le contesté siguiéndole su juego y haciendo como si me sintiese afortunada.
— Yo jamás dije eso, sólo respondí a tu pregunta, por lo que quiero decir que tú quieres esa cita.
—No me hace falta tener una cita contigo para saber cómo eres.
— ¿Ah no? Pues venga, dime como soy valiente — volvió a tomar un buche de su bebida y me miró impaciente con una sonrisa de oreja a oreja. Le conduje hasta uno de los asientos que se encontraban en las esquinas. Nos sentamos uno enfrente del otro y él se incorporó un poco.
— Eres el típico chico que vive de las fiestas, que le encanta beber y pasárselo bien, que no estudia ni trabaja y vive de la renta de sus padres, que por cierto aún vivirás con ellos. Que se dedica a perseguir a chicas cuando se obsesiona con ellas — Harry comenzó a reír — y se hace el interesante y simpático. Siempre coquetea con todas y hace lo imposible por conseguir lo que quiere. Ah, y tienes pinta de ser inmaduro — colocó la mano en su pecho y puso cara de afligido.
— Te has equivocado Mia, yo sí que trabajo. Por lo demás, no te puedo decir que no.
— ¿Acabas de admitir que te obsesionas con chicas y las persigues? — le pregunté al no haberlo negado.
— Eso lo dejo a tu imaginación pequeña.
— Permíteme decirte que no tienes remedio.
— Bueno, a veces así es como mejor se vive Mia, deberías probarlo.
Negando su respuesta me acomodé en el sillón, se le notaba que esta vez llevaba más de una lata de cerveza. En serio que a veces me preguntaba cómo es que allá donde fuese se encontraba este chico, ya que ha habido más de una "casualidad".
Después de estar un rato conversando el chico se levantó del asiento para sentarse junto a mí, lo que me pareció un acto inusual en él. Me sonrió y colocó su brazo sobre mis hombros; sin saber cómo actuar ni de qué manera iba aquello me quedé quieta y seguí entablando una conversación, la cual resultaba ser estúpida.
Al notar la cercanía de Harry provocó que todos mis sentidos se colocasen en alerta e comenzara a ser aquello algo "incómodo".
— Por eso Ben jamás lava sus calcetines con el detergente del Carrefour.
— Mayer, eres una chica muy rara — giré mi cabeza para verle de frente, resultando que nuestros rostros quedasen especialmente cerca.
Oía lo agitada que se encontraba mi respiración y lo calmada que estaba la suya, podía percibir su aliento. La música comenzó a escucharse de forma "hueca" y todo a mí alrededor se quedó oscuro. No pude moverme, por mucho que mi cuerpo me pidiese que saliera de allí corriendo ninguna de mis extremidades lograban reaccionar, sentía como si tuviese una gran piedra atada a cada una de ellas. Seguí inmóvil observándole hasta que vi como la efímera distancia entre ambos comenzó a disminuir. Me levanté mi asiento y, como si estuviese en un estado de abstinencia, me encubrí nuevamente entre toda la multitud en el tonto intento de escapar de lo que acababa de ocurrir. Conseguí salir fuera del local, el aire frío de la madrugada no tardó en invadirme por completo y congelar principalmente mis manos, me las llevé a mis labios y solté un leve suspiro queriendo hacer que entrasen en un poco de calor.
He de admitir que mi huida había sido ridícula, inmadura y cobarde. Pero no tenía tiempo ni razón para lo que estuvo a punto de pasar allí. No tenía la mínima intención de volver dentro, por lo que me apoyé en una de las paredes de la entrada y dejé caer mi cansado cuerpo al suelo.
Realmente pensándolo bien, no había ocurrido nada. No había siquiera podido hablar con Travis, estaba demasiado ocupada hablando con Harry, que estúpida soy. Siete tampoco había dado señales de vida, por lo que no sé s estar aliviada o preocupada.
En verdad me había estado mentalizando y preparando para que la locura que ocurriese no me afectase tanto, estaba dispuesta a cualquier cambio ambiguo. Resulta que al final para lo que no me había preparado era para esto, para que no ocurriese nada, lo cual me confundió lo bastante como para comenzar a preocuparme si realmente, lo próximo que sucediese fuese peor.
No sabía si sería capaz de aguantar todo esto, había veces en los que realmente no me veía completamente capacitada, o simplemente no creyese tener esa fortaleza que se necesita. Por esa razón, por mi mente comenzó a pasarse una idea...una idea que realmente no quería hacer, ya que implicaría dejarlo todo atrás. Pero quizás, y solo quizás, fuese la vía más razonable para poder llevar una vida completamente normal como siempre había deseado.
ESTÁS LEYENDO
Siete ® H.S
FanfictionMia Mayer aún no es consciente de que deberá de enfrentarse a Siete, ella ahora está centrada en ayudar a su madre a superar su caída en una fuerte depresión por la trágica muerte de su marido, James Mayer. Pero Mia tiene planes, planes que serán...