07:00 a.m.
Ben me llevaba cogida en brazos, corriendo, hacia alguna parte de la casa de Ray. Marcus le gritaba unas indicaciones que se me hacían imposible recordar, todos estaban muy nerviosos. Sólo notaba un dolor hondo sobre toda la superficie de mi torso, no había nada más allá. Quizás en los labios...pero nada más.
Más que nada era un cansancio mental. Creía haber tocado fondo aquella noche, y no estaba segura si sería capaz de volver a levantarme de tal descomunal caída. Abrí los ojos para poder situarme, estábamos en la cafetería.
— Túmbala ahí — escuché cómo le ordenaba Carol a Ben. Este se dirigió al sitio indicado, pero entonces la voz de Harry retumbó por toda la habitación.
— ¿Qué haces tú aquí? — giré mi cuello para verle, ya tenía los puños cerrados y aquella cara de pocos amigos. Ben miró extrañado hacia atrás, sin darse por aludido aún.
Lo infame fue cuando la mirada de Harry coincidió con la mía, aquella histeria se esfumó sin dejar rastro. Yo aún no entendía por qué todo el mundo tenía aquella reacción al verme. Harry corrió en mi dirección, pero Louis lo paró en seco.
— Ben no es Siete — afirmó hablando con lentitud, pero a él no pareció importarle mucho aquella información.
Pude notar como mi espalda se apoyada sobre la mesa, y me sobresalté un poco. Carol comenzó a echar gente de allí, y sólo quedamos Ben, Harry, Carol y yo.
— Harry, ve a por el botiquín — ordenó Carol, no protestó y anduvo rápidamente en busca del maletín. Entonces, escuché el paso intranquilo de una persona más acercándose hacia mí; era Ray.
— ¿Cómo te encuentras Mia? — me miraba con compasión, con culpabilidad. Lo peor de todo era que no sabía como responder a su pregunta.
— No lo sé — Ray acarició mi mejilla y noté un desazón. Me quedé completamente confundida, alcé mi mano hacia el lugar del dolor y noté dos rajas que no llegaban a cubrirme la mejilla al completo — Ben, dame un espejo o algo con lo que pueda verme.
Ben miró a Carol, como si le estuviese pidiendo permiso, ella asintió. Entonces llegó Harry con el botiquín, volvió a mirarme y pegó una patada al suelo, de la rabia. La mujer abrió aquella caja metálica blanca con desosiego. Fue entonces cuando Ben me dio un espejo que había dentro de esta y lo alcé para verme.
Tenía un moretón en el ojo, completamente negro, incluso tenía el párpado un poco hinchado. Sobre el labio tenia una pequeña pero profunda raja, por lo que ya sabía porque Carol estaba cogiendo la aguja. Giré lentamente mi cara hacia un lado, dejándome ver el causante del escozor. Tenía un siete dibujado con un cuchillo sobre mi mejilla.
Si antes creía haber tocado fondo, ahora lo confirmaba.
No solté ni una lágrima, ni siquiera las sentí deseando salir de mis ojos. Simplemente me quedé neutra, mirando hacia aquella herida que posiblemente, se convirtiese en cicatriz. Que jamás desaparecería de mi cara, recordándome cada vez que me mirase a un espejo que Siete existió, y que casi consigue acabar conmigo.
Percibí cómo una mano se entrelazaba con la mía, y pude ver a Ben con sus labios fruncidos y con la respiración agitada.
Miré a mi derecha, Harry se encontraba discutiendo con Ray.
— Mia, abre un poco la boca. Tengo que coserte eso — seguí mirando hacia Harry, mientras que obedecía la petición de Carol. Estaba tan cansada, y concentrada en Harry que ni siquiera aprecié el dolor que debería de causarme los puntos.
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Siete ® H.S
FanfictionMia Mayer aún no es consciente de que deberá de enfrentarse a Siete, ella ahora está centrada en ayudar a su madre a superar su caída en una fuerte depresión por la trágica muerte de su marido, James Mayer. Pero Mia tiene planes, planes que serán...