Capítulo 41

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Había sonado el timbre, volví a restregarme las manos sobre los ojos para poder disimular por completo que había estado llorando. Sin perder ni un minuto más, me levanté del suelo y me dirigí hacia dentro de dicho edificio.

Era increíble lo monótono que me podría llegar a resultar aquel lugar; el mismo horario, con los mismos profesores, con las mismas asignaturas, los mismos pasillos y toda la misma gente. Aburrida, cansada y harta de todo.

No pude evitar pararme al pasar frente al baño. Recordé a la perfección aquel primer encuentro con Siete; como para poder olvidarlo. La pintada ya no estaba, se habrían encargado de borrarla y hacer como si no hubiese ocurrido nada, cuando el hecho estaba y estará ahí por siempre. Lo más extraño de todo es que no hubo nada recopilado en las cámaras, desde el minuto uno supuse que él mismo se hubiese encargado de que no estuviesen encendidas para aquel momento.

Ya era tercera hora, me tocaba química. Me paré no más de un minuto a recoger los libros de dicha materia y me fui hacia la aula correspondiente. Aunque sabia que no iba a prestar atención, mi mente se había evadido ya hace un buen rato y ni siquiera era apenas consciente de ello. Entré en el aula y de forma automática, me dirigí a mi mesa, donde me quedé sentada con la mirada completamente perdida intentando analizar cómo sería mi día a día ahora que tendría que convivir con mi tío.

— ¿Mia Mayer? — alcé la vista al oír mi nombre. El profesor estaba pasando lista.

— Presente — contesté, levantando levemente mi mano. Él me miró extrañado, para volver rápidamente a dirigir la mirada al papel.

— Dichosos ojos que te ven. Quédate después de clase, tengo que hablar contigo — anunció — ¿Roberto Osuna?

Y fue entonces cuando los murmullos se alborotaron en la parte de detrás de a clase. "Seguro que no le dan el título, eso le pasa por no venir a clase" decía una, "Repetirá curso" le contestaba otra. "Seguro que es por su madre que no se recupera", "Capaz que le pasen la mano, por pena".

— ¡Ya vale! — me levanté de mi asiento. Toda la clase se me quedó mirando exaltada, mientras que yo sentía el pulso de mi corazón en la cabeza — ¡Tened valor para decirme las cosas, en vez de estar susurrándolo todo!

Y me senté. Apoyé una mano sobre mi frente y respiré profundamente. Luchaba internamente para que no me saliesen las lágrimas a flote. Todo esto, acabaría conmigo. Pero entonces sentí una mano que se fue apoyando poco a poco sobre la mía, como si tuviera miedo a mi reacción. Miré hacia mi lado, Gina miraba hacia delante pero me apretaba fuertemente la mano. A pesar de todo lo que había ocurrido, le estaría completamente agradecida por ese gesto.

* * *

Todos los alumnos habían ya desalojado la clase, dejándome a mí sola con la mirada inquietante del profesor. Me acerqué a paso lento e indeciso, aunque ya a estas alturas podía esperarme cualquier cosa.

— Mayer — suspiró — No quiero incitar mucho en el tema, pero soy tu tutor y me siento obligado a hacerlo. Estoy informado sobre todo lo que ocurre en tu ambiente familiar, supongo que ya has hablado con el director y te lo ha explicado todo — asentí con la cabeza gacha — Lo siento mucho. Pero, de lo que yo quería hablarte es tu rendimiento académico. No es que sea malo, es muy bueno. Pero los otros días hubo convocatoria y, no creen que te merezcas el título.

— ¿Qué?

— Mia, no has echado cuenta a los estudios. Debes admitirlo. Han deliberado en hacerte repetir el curso; y yo me he negado. Te han dejado de prueba este ultimo trimestre, no tendrás quizás las notas excelentes como podrías haberlas tenido, pero al menos si las tendrás bastante buenas.

Siete ® H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora