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 ¿Pero quién puede recordar el dolor, una vez que éste ha desaparecido? Todo lo que queda de él es una sombra, ni siquiera en la mente ni en la carne. El dolor deja una marca demasiado profunda como para que se vea, una marca que queda fuera del alcance de la vista y de la mente.  (Margaret Atwood - El cuento de la criada) 

  

Say something, I'm giving up on you

I'll be the one, if you want me to

Anywhere, I would've followed you

Say something, I'm giving up on you  

No entendía porque estaba aquí, quería estar en casa y divertirme todas las noches como lo he estado haciendo desde que cumplí los dieciséis. Todas las personas me miraban raro. Esto era peor que mi vida afuera, era un laberinto y eso que mi vida estaba bastante enredada. 

— ¿Te duele? — Me preguntó aquella señora, era una preguntó muy tonta, me estaba metiendo una aguja de unos ocho centímetros y si que dolía.  Simplemente negué.—Mi nombre es Anna. — Dijo mientras terminaba de ingresar todo el liquido de algunas sustancia química. —Y soy voluntaria.

Aquella mujer tenía unos cincuenta años.

—Supongo que el dolor físico es lo de menos.— Dijo mientras sobaba su brazo adolorido. 

—Lo interno duele más,  tarda mucho en reconstruirse. ¿Alguna vez te han dañado? —Me preguntó y yo negué. 

—No como lo describe.—Dije suspirando.—Pero supongo que ya llegara aquel momento.

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Se suponía que no sería así, de esa manera tan dolora y devastadora. No me esperaba esto.  

Necesitaba despertar, era una jodida pesadilla, rogaba internamente pero volví a la realidad cuando la vi, sorprendida al verme en el lugar que muchas veces planeamos pasar la hermosa noche de su cumpleaños, en donde había jurado hacerla feliz y darle el mejor de los regalos, en donde iba a decirle que la amaba.

¡Maldita sea!

No.

Esto no está pasando. No lo quiero ver.

Miré a Lucy y tuve que reprimir mis ganas de ir y golpearla, me sentía traicionada por todas las personas en este maldito lugar. Mi hermana quien hace segundos atrás estaba riendo solo miraba hacía el piso.

—Vaya, es buena fiesta, ¿no? —Dije sarcásticamente. Le quite una botella de vodka a el chico de la barra y volví a mi puesto inicial. —No crees Ally? —Alcé un poco la voz viendo aquella botella, hacía ya cuatro años que no tocaba alcohol, bebí un buen serbo sintiendo mi garganta quemar y saborear el sabor dulce de la bebida. Lancé la botella haciendo que miles de pedazos de vidrio quedaran el suelo, oí algunos gritos pero no me importo. Le quite la copa de vino que Normani tenía en sus manos.

—Hola Mani, tanto tiempo. Es bueno verte. —Guiñe un ojo mientras me acercaba a la pareja del año. —Pero, ¿Por qué tanto silencio? Venga, hagamos un brindis por esta noche, bebamos y olvidemos todo. —Dije bebiendo hasta la última gota de vino.

—Lauren...—Voltee a Dinah note su voz preocupada.

—Oh, hola Dj, ¿Te unes? —Sonreí y voltee nuevamente. —Es una noche hermosa como para desperdiciarla. —Mire fijamente a Camila, mi corazón ya no se alteraba porque no lo tenía más. Me acerqué a ella y noté como se tensó. — ¿No es así? ¿Camila? Tanto tiempo pasó que ya ni saludas, que mal educada.

¿Algún día te tuve? - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora