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El clima en Los Ángeles era ideal, era marzo adoraba aquel mes del años y le encantaba disfrutar, no le importaba caminar por todas las calles. Aquellos días eran para disfrutar de todo alrededor, Lucy era muy observadora, le encantaba visualizar a las personas y los paisajes.

Aquello solo era un pasatiempo.

No supo que hacer cuando se encontró mirando a Camila más de lo normal, en aquellas salidas de amigos. Todo era normal. ¿Qué le estaba pasando?

Habían pasado unos cinco meses desde que Lauren había partido, había llamado todo el tiempo, no era posible, la ojiverde estaba al otro lado del mundo y sentía que no se hubiera marchado, para Camila era como si la ojiverde estuviera a su lado, el amor que sentían la una por la otra las conectaba de tal manera. Lucy no pudo evitar sentirse celosa, significaba que cuando se fuera iba a tener tiempo suficiente para acercarse y descubrir que estaba pasando en su vida con aquella chica, nunca había tendido aquellos sentimiento y menos por una mujer, nunca había dudado de su sexualidad, quizás aquella nobleza y sinceridad hicieron que cambiara de opinión. Siempre hacía las cosas a su manera llevándola a tomar las peores decisiones simplemente para su bien. Quizás un poco egoísta. ¿Por qué no podía cambiar aquello? Por mucho tiempo se había estado perdiendo en su cuerpo y en cómo le sonreía, había encontrado en ella a una buena amiga, simplemente quería creer eso y Lucy lo sabía, Camila confiaba en ella, lo había notado por cómo le contaba sus secretos y cómo iba su vida.

Estaba segura. Desde aquella tarde en casa de la castaña en donde la vio con aquella guitarra apoyada en su regazo, tatareando alguna canción, con los ojos cerrados y sonriendo. Estaba perdida. No podía creerlo.

Se había enamorado de la novia de su mejor amiga.

Y no se arrepentía, al fin y al cabo Lauren no estaba ahí, de alguna manera sentía que debía tomar el puesto de su amiga, era ilógico, lo sabía. Pero no podía evitarlo.

Había sido testigo de los planes que Lauren tenía y no pudo evitar sentirse culpable, cuando aquellas dos estaban juntas eran uno solo, eran como almas gemelas y pudo notarlo cuando se miraban, no hacía falta hablar, sus ojos hablaban. Simplemente era aquella hermosa comunicación, ella no pintaba nada ahí y pensó en aquella idea estúpida que tenía, no podía tener ninguna oportunidad, Camila prácticamente parece vivir por Lauren y viceversa.

-Voy a proponerle matrimonio. -Había escuchado a la ojiverde hablando seriamente.

Lucy trago seco y no pudo evitar sentirse celosa, acto que fue notado por Vero quien sabía de la situación.

-Cuando regrese, todo será perfecto. -Sonrió mientras miraba a sus dos amigas.

- ¿Estás segura? -Dejo salir la latina.

-Cuando se trata de ella siempre lo estoy. Quiero pasar mi vida junto a ella.

Los primeros días fueron difíciles, repasaba constantemente su plan y aún se preguntaba por qué quería hacerlo. Sintió adrenalina al pensar que Camila pudiera sentir algo por ella aunque no sea cierto, aquello era estar soñando despierto.

-

¿Por qué aquella mujer estaba hermosa aquella noche?

No podía describir lo que sentía en ese instante, había olvidado la mezcla de sensaciones que podía provocar una persona.

La miró sin parpadear y suspiró, era una obra de arte. Lauren Jauregui podía ser la chica más romántica en el universo, siempre se sentaba en el porche de su casa antes de entrar a rehabilitación, pensaba en un futuro como escritora, miraba a las personas caminar y tomarse de la mano mientras sonreían, era muy buena describiendo los rasgos de las personas y poner algún dialogo, pensaba escribir un libro con final trágico con la muerte de alguno de los personajes, que tengan secretos, mentiras y engaños. Lo añoraba.

¿Algún día te tuve? - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora