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El tiempo parecía estar siempre en su contra, habían pasado dos días desde que Bright le había dicho que también la quería, dos días en donde de aquellos labios también habían salido las palabras "pero" y "no podemos estar juntas" aquellas que habían roto su corazón y que la había dejado en una profunda depresión. Había escrito una canción esa noche y por primera vez había sentido que valía la pena, después de robarle un beso que se convirtió en una noche llena de amor y de pasión en donde ambos cuerpo parecían conocerse, Lauren sabía que era la última vez que iba a tenerla y aunque en esa situación era la primera quería que ambas la recordaran, quería plasmar cada uno de sus sentimientos en aquella noche, y fue entonces cuando se dio cuenta de lo que había perdido, había perdido a una persona valiosa por no saber decidirse y había pagado las consecuencias.

Había decidido que, lo que había pasado en esa maravillosa noche no iba a contarlo, ni siquiera a su mejor amigo, quien sabía que le iba a bombardear de preguntas, pero aquello había sido tan especial. Tan puro y mágico que volvió a sentirse amada por segunda vez en su vida, en aquel momento volvió a creer en el amor en aquella chica que había sido lastimada muchas veces en su vida.

Aquella chica de ojos color miel que estaba tan deshecha como ella.

—Has pasado un día entero con ese computador y la guitarra. —Miró a su mejor amigo quien estaba de pie a su lado. — ¿Algo bueno para mantener a mi bebé tan ocupada? —Lauren le sonrió.

Iba a responderle y miró hacia atrás, de la habitación de su chico salía un castaño con ojos cafés muy claros, se acercó a Nathan y le beso la mejilla, Lauren solo le sonrió como saludo y negó con la cabeza al mirar cómo su mejor amigo lo llevaba hasta la salida no sin antes besarlo con furia.

—Es el tercer chico en la semana. Esto se está convirtiendo en un motel. —Dijo cuándo Nathan tomó asiento a su lado. —He estado componiendo, es algo muy bueno, pero...Yo siento que por primera vez quiero esto para mí, no lo quiero para ningún cantante más.

—Okey.... ¿estás segura? —Lauren asintió. —Bueno, verdes. A por ello.

Nathan abrazó a Lauren exageradamente haciendo que esta sonriera.

—¿Quieres un poco de café?

—Por favor.... Necesito una taza.

Lauren cerró su computador y caminó junto a su mejor amigo mientras estiraba sus extremidades, había estado toda la mañana componiendo, que no se dio cuenta de la hora.

— ¿Te han llegado noticias de Vero? —Lauren negó mientras recibía el café que Nathan había preparado.

—Supongo que, regresó a su casa y.... No me la he topado en el trabajo.

—Pero son compañeras...

—Si, bueno digamos que tuvimos una pequeña discusión.

Nathan suspiró y negó con la cabeza mientras la miraba seriamente.

— ¿El tema de Camila otra vez? —Lauren asintió no muy cómoda. —Debes hablar con ella, verdes.

—¿Por qué? ¿Acaso tú sabes algo que yo no sé?

—Quizás en su momento Vero te lo dijo pero lo olvidaste, estabas distraía y...

—Nathan, jamás me olvidaría de algo que mi mejor amiga me dijera. Jamás.

El moreno simplemente suspiró. Lauren también lo hizo y salió de la cocina.

—Espera, ¿Dónde iras? —Preguntó con el ceño fruncido.

¿Algún día te tuve? - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora