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Las letras de todas sus notas significaban siempre algo, eran cómo un símbolo que había marcado de alguna u otra manera su vida. Sin embargo, aquello dolía, aquel dolor de recordar todo lo malo que le había pasado, estar separada de su padre, jamás pensó en el como un mal hombre, aquel tipo siempre parecía ser su héroe. No podía juzgarlo nunca, toda su familia siempre estaba unida.

—No es justo que me haya perdido tu graduación. —Dijo Alejandro melancólicamente.

Camila simplemente le sonrió y negó, en aquella fiesta simplemente había personas que no conocía, no había sido gran cosa.

—Fue aburrido, papá.

El hombre rio por la expresión de su hija, Camila nunca había dejado de visitarlo y adoraba eso porque significaba que aun confiaba en él. No lo veía cómo una mala persona a pesar de todo lo que había pasado y causar tanta desgracia para una familia.

— ¿Bailaste con algún chico? —Camila lo miró divertido y simplemente negó sonrojada, aun no entendía porque tenía que ponerse nerviosa cuando le hablaban de chicos y peor cuando era su padre quien le preguntaba.

—No... los chicos son estúpidos. —Dijo mientras seguía escribiendo en su cuaderno.

Sonrió viendo la sonrisa de su padre quien tenía sus lentes puestos mientras leía el libro que Camila le había regalado.

—¿Nunca saldrás con un chico entonces?

—Espero tener muchos gatos y ser soltera de por vida. —Dijo haciendo que su padre riera.

Después de los dos conciertos en San Francisco, Camila se había enfermado de la garganta obligándola a cancelar las próximas dos fechas que tenía en Miami, no pudo evitar sentirse culpable al no cuidarse y sintió en parte que decepcionaba a sus fans. Ahora, estaba volando de regreso a Los Ángeles bajo los cuidados de Dianh y Ryan quien no había dejado de llamarle. No le gustaba lo que estaba sucediendo, pero sabía que si cantaba en aquella situación iba a ser peor, solo esperaba a que sea un resfriado y pueda curarse pronto, llegó al aeropuerto y sonrió al ver a muchos fans, decidió salir por su cuenta y abrazarlos.

—Queremos que te mejores. Es nuestra prioridad. —Dijo una de ellas y la castaña les sonrió.

—Ustedes son la mía ahora mismo. Gracias por estar aquí, los amo.

Después de firmar algunos objetos y tomarse fotos salió y se embarcó en el auto que la llevaría hasta su casa directamente, le habían recomendado no hablar mucho, lo que para la castaña era imposible.

Su madre fue quien la recibió y la abrazo, Camila se sintió protegida, estaba nuevamente en casa después de varias semana. Había extrañado aquello. Quitó los lentes de sol que tenía y después de beber agua se acostó en su cama, necesitaba descansar.

—Ella ha estado mejor ha tomado las medicinas, solo necesita descansar. —Escuchó la voz de su madre y se giró, sonrió al ver a Lauren en la puerta de su habitación, su corazón se aceleró y sintió ganas de llorar al verla. Había extrañado mucho a la ojiverde.

Se levantó rápidamente y la abrazó colocando sus brazos alrededor del cuello de la ojiverde, Sinu sonrió ante aquella escena que brotaba de ternura y salió sigilosamente dejándolas en su espacio, Lauren la abrazó por la cintura mientras le susurraba lo hermosa que estaba.

—Te he echado mucho de menos. —Le susurró Camila en el oído mientras recibía aquellas caricias de la ojiverde que le hacían perder la razón.

¿Algún día te tuve? - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora