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Los momentos más difíciles de su vida siempre los había vivido solo, desde que sus padres decidieron darle en adopción su actitud cambió, él lo sabía. Desde que una nueva luz de esperanza apareció sabía que todo iba a volver a ser diferente, tendría la mejor educación, todo.

Nathan fue hijo único de una pareja estadounidense, el hombre perfecto de negocios su padre llamado Mark quien no podía tener hijos adopto de manera tan increíble a Nathan como si fuera su verdadero hijo, llegó momentos en que no le importaba el dinero, el tiempo en aquella que iba a ser su familia por siempre era para él, oro puro. Sus padres nunca cuestionaron su preferencia, siempre lo apoyaban y fue por eso que decidió ahorrar todo aquel dinero y estudiar para conseguir una beca quería demostrarles que no todo se podía conseguir con dinero sino con su esfuerzo.

Había sido separado de su familia dese muy pequeño, quizás porque sus padre no tuvieron elección, Nathan nunca cuestionó a sus padres de mala manera, de alguna u otra manera para él y en sus pensamientos, querían un mejor futuro para el moreno.

—He conseguido el número. —Dijo entusiasmado dando un salto.

—Nathan, no sé a cuantos tipos tienes que conocer para elegir el indicado o por lo menos que sea novio oficial por un mes. Le gente piensa que son mis citas. —Dijo Lauren mientras seguía en su computador ya que el moreno se había adueñado de su cama.

—Es perfecto, verdes. Diversión. Noches de pasión, deberías de probar.

—Gracias por tu preocupación pero no. Prefiero vivir mi vida estando soltera.

—Es porque quieres. No siempre tendrás ese cuerpo, cariño.

Lauren la miró ofendida y Nathan soltó una carcajada. Sabía que su amigo intentaba bromear y de alguna manera quería que se desconcentrara de lo que estaba haciendo pero no iba a caer tan fácil, el moreno siempre intentaba invitarla a alguna fiesta pero sabía cómo iban a terminar las cosas, posiblemente trayendo a su amigo ebrio, ya que ella no podía sobrepasarse en copas ni estar mucho tiempo en esos lugares, aún no conocía sus límites y no estaba nunca en sus planes ir a festejar.

— ¿Qué tratas de decir?

—Que tienes que aprovechar la vida, verdes. —Le guiño un ojo.

Lauren negó con la cabeza y siguió trabajando en su computador, había decidido escribir un pequeño libro, tenía aquella idea de escribir lo que se le venía a la mente, las experiencias y lo que el mundo vivía día a día, no quería ponerle algún título aun, lo haría cuando todo esté terminado, entonces colocarlo de tal manera que explique el mensaje que tiene el libro y lo que quiere demostrar, no estaba segura, creí simplemente que era perder el tiempo y solo le serviría como un diario que escribía en las noches para desahogarse, aquella era la idea principal, después de ver el concepto que aquella historia estaba llevando y más bien una autobiografía en done no necesariamente son dos personajes enamorados o que incluso alguien muere. Su historia más bien se basaba en algo más persona, narrado en primera persona cómo un mensaje anónimo, de ellos de que dejan un mensaje claro y que de alguna u otra manera pueda ayudar.

Era lo mismo que quería expresar en sus canciones. Así que, todo estaba ligado su profesión. Todo estaba ligado a su vida.

—Saldré a buscar un buen sitio para la fiesta de Vero. —Le avió y Lauren asintió.

—Por favor, que sea decente. Tengo que irme. —Avisó mientras tomaba su bolso.

—Siempre elijo los mejores, baby. —Lauren le sonrió y besó su mejilla.

Las decisiones que se toman en la vida siempre traen algo de consigo, sea bueno o malo, dejarán una marca. De la misma manera, había canciones que inspiraban su vida, que le hacían olvidar todo incluso el sueño que estaba viviendo. Podía imaginar historias donde no había dolor ni sufrimiento con las letras más hermosas de la felicidad y el amor, donde todo era color rosa. Donde todo era paz.

¿Algún día te tuve? - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora