Capítulo 6

5.4K 254 81
                                        

Corrí atravesando aquel oscuro bosque notando como la temperatura de la noche quemaba mi cuerpo y resquebrajaba la piel de mi cara como pequeñas y afiladas cuchillas. 

    No pasaron ni un par de segundos cuando los fuertes pasos de Víctor resonaron contra la hierba detrás de mí, cazándome. Escuché como se reía y eso me hizo estremecerme y armarme de valor y decisión para correr lejos de él, aunque la carrera no duró mucho cuando sus fuertes brazos se envolvieron en mi cintura y me pegaron con ímpetu a un tronco. La gruesa corteza del árbol estaba pegada a mi cuerpo y me arañaba levemente la mejilla con cada profunda respiración. Tenía media cara apoyada en el árbol mientras que el otro lado sentía la caliente y pesada respiración de Víctor. Su cuerpo estaba levemente pegado a mi espalda, sin ejercer demasiada presión pero queriendo marcar su presencia.

    -Eso ha sido totalmente innecesario.- gruñó mientras se alejaba un poco dándome espacio suficiente para que me pudiera girar a encararlo dentro de la prisión que habían creado sus brazos. Después de hacerlo no estuve segura de si girarme había sido la mejor opción, ya que nada más lo hice su cuerpo se pegó completamente contra el mío. -¿Por qué te empeñas en huir de nosotros a cada momento que puedes?- preguntó frunciendo el ceño mientras agachaba la cabeza para estar a mi altura y hablarme fijando su mirada sobre la mía.

    -Apenas os conozco y me traéis a un almacén abandonado en medio del bosque, ¡cómo para no huir!- me quejé mientras negaba con la cabeza- Muy acogedor todo, si quieres me saco una tarjeta de socia para que me traigáis cada fin de semana.

    -Alia, deja ya tanto dra...

    -¡No pienso acabar muerta y violada ahí dentro!- el miedo fluía por mis venas sin control y a pesar de que pudiera sonar exagerada no podía evitar que las palabras salieran solas y sin filtro por mi boca porque sabía como era el mundo y todas las cosas malas que le podían pasar a una mujer. Con cada agitada respiración que daba notaba el miedo mezclado con el nerviosismo calaba más profundo en mi cuerpo.- No puede haber nada bueno detrás de todo esto. Si me habéis traído hasta aquí es para hacerme de todo, que no soy tonta. Tengo ojos, os veo y veo como me miráis y prefiero acabar perdida en este jodido bosque que dentro de aquel almacén contra todos vosotros. Porque sé autodefensa y puedo hacer que te comas el maldito suelo si me apetece, pero si me viese sola contra todos sé que no podría hacer nada. Y la vida es una mierda, pero soy muy joven como para ponerle fin ahora.- Era un hecho que no podía controlar, cuando me asustaba solía hablar sin cesar y notaba como las palabras me quemaban en el pecho.

    -¿Qué?- vaciló Víctor soltando una carcajada después de verborrea. Yo muerta de miedo y de frío y él de mientras riéndose de mí en mi propia cara- Joder, nunca dejarás de sorprenderme- dijo mientras suspiraba y me miraba con una gran sonrisa pintada en los labios. Le devolví la mirada incrédula sin decir palabra- Alia, nadie te va a violar ni a matar, nadie te va a tocar ni un pelo. No va a pasar nada de lo que está pensando tu cabecita- aclaró mientras golpeaba suavemente con su dedo índice sobre mi sien.- Somos una banda seria y necesitamos un lugar en el que reunirnos. Un lugar alejado de ojos curiosos. Pero no te vamos a hacer nada malo, te lo prometo, estás a salvo con nosotros.

    -¿Iré a casa esta noche?- pregunté mientras el miedo poco a poco desaparecía de mi cuerpo y notaba como por mis venas ahora solamente corría sangre. Sus palabras me tranquilizaron un poco, no sabía por qué razón pero le creía.

    -Yo mismo te llevaré.

    -¿No puede ser otro u otra?- pregunté en tono de broma mientras fruncía el ceño. En varios kilómetros a la redonda sabía que de momento solamente podía confiar en Víctor.

    -¿Quién mejor que yo?- abrí la boca haciendo el amago de protestar cuando una de sus grandes manos la tapó callando cualquier palabra- Exacto, nadie.- reafirmó orgulloso y yo dejé escapar una risa que acabó por llenar de calma mi cuerpo. Él sonrió y se apartó unos centímetros de mí, lo suficiente como para que pudiera moverme, pero no lo bastante como para que pudiera escapar de nuevo.- Ahora dejarás de huir y me seguirás, ¿entendido?- yo asentí rápidamente con la cabeza y como recompensa mi boca fue destapada- Ya llegamos tarde, de hecho, bastante tarde- y sin esperar respuesta comenzó a caminar aunque no sin antes agarrarme de la muñeca para asegurar que esta vez no me fuera corriendo.

El juego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora