Capítulo 48

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Llevaba  media hora acostada y arropada entre las calientes mantas que cubrían mi cama. Zoe se había instalado definitivamente en la habitación de mi hermano guardando su ropa en los cajones vacíos y repartiendo sus libros por toda la longitud del escritorio. Por esa razón durante los primeros minutos me había sentido extraña al estar completamente sola en mi habitación. Me había acabado por acostumbrar a la compañía ajena: primero a la de mi hermano, luego a la de Víctor y finalmente a la de Zoe. Y ahora estar sola me resultaba realmente raro.

    La luz amarillenta de las farolas pintaba un haz de luz desecha en el techo de mi habitación y, mientras observaba los bordes difuminados de este, no podía dejar de recordar con resignación en como me había pasado todo el día cansada y somnolienta, notando como mi cerebro podría explotar de agotamiento en cualquier segundo, y cuando por fin podía permitirme dormir mi cabeza se rehusaba a hacerlo dejándome con la amarga sensación de la frustración. Tampoco se trataba de que me encontrase una vez más ensimismada sin control en mis más profundos pensamientos, al contrario, por primera vez en noches me encontraba tranquila y serena, como si todo por fin estuviese en orden. Seguía sin saber muchas cosas sobre la banda, como quién era su líder o quién había ordenado mi entrada en esta... Pero parecía que otros aspectos de mi vida volvían a encontrar temporalmente su lugar. Había restablecido mi confianza y relación con Víctor, había afianzado mi amistad con Zoe y parecía que definitivamente había vuelto a poner mi futuro estudiantil dentro de mis prioridades más inminentes y urgentes. Todo parecía estar bien y aunque eso podía ser un efímero oasis de paz dentro de un desierto árido y seco me encontraba completamente relajada en aquella burbuja utópica.

    Mi móvil vibró a mi lado sobre la lisa superficie de la mesita de noche, captando al momento toda mi atención y despertándome de la leve ensoñación en el que había estado metida por los últimos minutos, donde mi cuerpo danzaba entre los límites de la consciencia y la somnolencia.

    Víctor

    Deseé de inmediato cogiendo el aparato entre mis manos y desbloqueándolo con dedos ansiosos.

    Jon

    El mensaje era del ex mejor amigo del rizado con el que únicamente me encontraba en los ambientes descontrolados de las fiestas y, aunque el chico me caía bien, me sorprendió el hecho de haber recibido un mensaje de su parte bien pasada la medianoche.

    "¡Hola!"

    "Hola" le respondí con otro mensaje mientras en mi interior me desconcertaba lo verdaderamente extraña que era la situación. Solamente había coincidido con Jon en fiestas en las cuales había acabado por hacer el ridículo de manera desorbitada junto a él, como cuando me habían atacado los celos debido a la apuesta con la que había querido jugar contra Víctor o aquella vez en la que había terminado sola, cansada y abandonada por una de mis supuestas mejores amigas en una fiesta a la que desde un principio ni siquiera había querido ir; esto después de que Jon me hubiese defendido de una inminente agresión por parte de mi acosador personal.

    "¿Te apetecería quedar mañana por la tarde?"

    Recordé con desilusión la cantidad de deberes que me esperaban acumulados sobre mi escritorio y en la de horas de estudio que tenía que recuperar si quería sacar una nota decente de media de bachillerato después del olvido en el que había relegado a mis estudios. Debía activarme y dar todo y más de mí, pero un pequeño descanso de unas pocas horas tampoco le iba a hacer daño a nadie, ¿no?

    "Claro, ¿a qué hora y dónde?"

    Los minutos pasaron después de mi mensaje. Aunque el contacto seguía mostrándose en línea en la conversación la respuesta parecía que se había quedado suspendida en la red sin ser capaz de llegar hasta mi móvil. Mas cuando estaba dispuesta a dejar la conversación y centrarme en conciliar finalmente el sueño, un nuevo mensaje parpadeó en la parte superior de la pantalla de inicio captando mi mirada al segundo.

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