Cap.1 La tristeza

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Sentada en su mesa, mirando sus papeles y su computadora, se encuentra sumergida en el trabajo, toda su atención a las letras que tiene en frente, haciendo todo mecánicamente, leer dos capítulos, leer el final, escribir una sinopsis, concentrándose solamente en las historias que tiene en frente, tratando de olvidar la suya.
Como llego a ser una hipócrita solitaria, ni siquiera ella lo sabía, solo sentía vacío y dolor, observaba su reflejo en el espejo, en el que solo encontraba una chica a la que no conocía, a la que no entendía y a la que no quería ver.
Secándose el rostro volvió a su lugar a sumergirse en el trabajo, esperando que eso la despegara de la realidad que parecía consumirla hasta la muerte.
Estaba tan concentrada en la historia que tenía en frente una que hablaba de un mundo lleno de amor y felicidad sintiéndose la protagonista de la misma que jamás noto la presencia que llevaba frente a ella más de diez minutos observándola cuidadosamente con una mirada de compasión.
-Ana….-la llamo sin recibir respuesta-
-Anastasia – un poco mas fuerte lo que hizo que la chica en cuestión saltara sobresaltada saliendo del paraíso romántico en donde se había internado y soñaba que era Anabelle.
-Perdón…. estaba sumida en la lectura que no te escuche llegar, precisas algo?...dijo Ana mirando nerviosa como si hubiese sido atrapada con las manos en el tarro de galletas.
-Me di cuenta que estabas muy concentrada….-dijo con paciencia y cordialidad mirando nuevamente a la joven que se notaba muy tensa- haz mirado a tu alrededor?, son más de las 6 Ana, todo el mundo se ha marchado que haces todavía aquí?
Levantando la vista paseo su mirada por la estancia, y fue allí recién que noto el silencio que la rodeaba y los lugares vacios, fijo nuevamente su vista en la persona que tenía en frente mordiéndose los labios nerviosamente contesto….- He perdido la noción del tiempo, no me había fijado que era tan tarde- poso su vista en sus manos, sintiéndose vulnerable sin entender porque, no le habían llamado la atención ni tampoco levantado la voz, pero se sentía como una niña pequeña a la que acababan de regañar.
Alzo los ojos y se encontró con una mirada dulce y compasiva llena de cariño, pero sabía qué tipo de cariño, desde que empezó a trabajar en la empresa, se había sentido segura como en casa, algo que ella hacía mucho no tenia….
-Ana…..- dijo él sentándose en cuclillas para ponerse a la altura del escritorio, ella parecía tan frágil, tan pequeña, como un cachorrito asustado al que daba miedo acercarse por temor a que se aleje mas…- Pequeña, esta es la en la semana que sucede esto, quieres compartir algo conmigo? – pregunto él con una voz dulce que hizo que la joven tuviera que respirar profundo para evitar que las lagrimas salieran brotando como una cascada.
- No es normal que una joven tan dulce y bella como tu se sumerja en el trabajo y olvide almorzar o siquiera que se dé cuenta de que es hora de marchar, cuéntame que sucede…-pregunto él girando un poco la cabeza para tratar de entender que sucedía con ella.
Ana lo contemplo por un largo tiempo sin saber cómo empezar, suspiro profundamente, cerró los ojos y se desinfló en su silla como derrotada, abriendo un ojo a la vez para observar mejor a su jefe pregunto con una pequeñita voz – lo haz notado?
El sonrió como diciendo "en serio lo preguntas?" logrando que las arrugas en sus ojos resaltaran lo que hizo que ella se sonrojara furiosamente ocultando la cara tras las manos, para murmurar un "lo siento" lastimero. El levanto las cejas sorprendido e interrogo a la joven – Porque te disculpas? Por no comer? O por trabajar tarde?- luego soltó una pequeña carcajada y se incorporo, lo que consiguió que la joven levantara la mirada confundida hacia él, -Anastasia…- dijo en un suspiro con una infinita paciencia como si hablara con un niño, no con una mujer de 23 años – no es conmigo con quien debes disculparte, si no contigo, es a ti a quien haces daño al no comer, y es a ti a quien privas del descanso trabajando cuando no es necesario, sabes que esos reportes son para final de mes, ni siquiera son historias que vamos a publicar, simplemente son revisiones de rutina, así que por favor, indícame que es lo que te retiene tan aislada de todo, si quieres hablar puedo acercar una silla o entramos a mi despacho, pero quisiera saber que sucede contigo.
Ella lo contemplo un momento, observando la paz y la calma que el irradiaba y se sintió tranquila, y sorprendida ya que estaba meditando sobre su propuesta de conversar, tenía ganas de desahogarse pero no sabía si su jefe seria la persona adecuada para escucharla, después de todo, el era una figura de autoridad al que le debía respeto.
-Podemos hablar como amigos, en este momento no hay jefe ni subordinada, solo Anastasia y Jim…- contesto él cómo leyendo su pensamiento.
-Estoy…. bien?...- contesto ella dubitativamente como preguntando levantando la vista hacia el Sr. Parker o Jim como el mismo había indicado unos momentos antes. Él la miro y contesto – ¿Me estas preguntando a mí como te sientes? O intentaste mentirme para desviar la conversación pendiente? – al decir esto ella volvió a sonrojarse y oculto su rostro nuevamente tras sus palmas sin poder evitar sentirse avergonzada, tras unos segundos de meditación, levanto la vista, trago el duro bulto que tenía en la garganta e intento esbozar una sonrisa lo mejor que pudo y contesto – Estoy bien…. Solo….un poco triste… ya sabes…los últimos acontecimientos….
El sonrió compasivamente y suspiro – Ya veo, entiendo, pero ya no puedes continuar así Ana, necesitas seguir adelante con tu vida, sé que es más fácil decir que hacer pero lastimosamente hay cosas en las que no podemos influir – dijo el recostándose por una pared del cubículo- yo se que son momentos difíciles para ti pero necesitas seguir con tu vida, dar vuelta la página y continuar, lastimosamente no hay nada que puedas hacer para remediar lo sucedido.
Ana lo miro tratando de analizar cada palabra que él le dijo, tenía razón, como siempre, el no sabía la profundidad de su dolor o angustia y aun así había acertado en todo, a esta altura de la vida, ella ya no podía hacer nada para cambiar lo sucedido, solamente, respirar profundo y seguir adelante.
Mirando intensamente a su jefe, tomo una necesaria bocanada de aire, y lo dejo salir, como queriendo dejar salir todo lo malo de su vida en ese respiro, esbozo una sonrisa mas autentica y se incorporo agarrando su bolso dispuesta a marchar. Jim la miró y sonrió esperando poder haber ayudado a esta joven, se incorporó rápidamente y retrocedió dejando suficiente espacio para que ella pudiera salir.
-Tienes razón – contesto ella sintiéndose un poco mejor – no debo dejar que lo malo que suceda me haga decaer, gracias por tus palabras.
Jim se encamino a la puerta junto con ella, le dio un saludo al guardia de turno, abrió la puerta para dejar pasar a la joven y salió tras ella.
-En serio estas mejor Ana – pregunto un poco preocupado todavía –
La joven lo miro y sonrió – Estoy mejor, gracias - , con eso ella se despidió con un saludo de mano y se encaminó a su viejo escarabajo que la esperaba en el aparcamiento una cuadra más abajo, dispuesta a iniciar el fin de semana.
Jim se quedo observando a la joven y preguntándose qué será lo que le ocurrió para que su mirada siempre sea triste, por más que intente sonreír, sacudió la cabeza como tratando de liberarse de esos pensamientos y se encamino a su auto, sonriendo pensado en la hermosa mujer que lo aguardaba al llegar a su hogar.

Sombras tristes y oscuras. *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora