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Ana guarda en su corazón un dolor que la hace llevar una vida triste, amante de los libros aprovecha cada historia para escapar de su re...
Christian intentó concentrarse nuevamente en su trabajo desde que Elena se retiró pero le fue imposible, a su mente acudía nuevamente el pensamiento que le había alcanzado cuando ella estaba presente "hasta cuándo será suficiente Anastasia, cuánto tiempo pasará antes de que la compulsión sea tan fuerte y me lleve a lastimarla" – se levantó y empezó a recorrer su oficina como un gato enjaulado, pasaba nerviosamente sus manos por su pelo, hasta que un rugido surgió de su garganta
-A la Mierda! – con paso decidido se dirigió nuevamente a su escritorio y tomo su celular, y realizó una llamada, al primer timbre ya fue atendida.
-Sr. Grey – la voz profesional de Taylor se escuchó al otro lado del celular.
-Prepara el auto nos vamos - y con eso colgó, miró su escritorio, y todo estaba desordenado, sin pensar mucho en ello, tomó su saco y se lo fue poniendo mientras salía, cuando pasó por el escritorio de sus asistentes no se detuvo.
-Me retiro por el día, avísenle a Ros y díganle que no quiero que me llame a menos que sea de vida o muerte – ya estaba subiendo al ascensor cuando volteó y escuchó decir si Señor a ambas, el viaje en ascensor fue rápido, se dirigió al lobby, cuando llegó Taylor ya lo esperaba enfrente y sin más subió.
-¿A dónde Señor? – Christian lo miró con duda, no sabía realmente a donde, solo sabía que no podía estar un minuto más en esa oficina, sin que lo asaltaran mil dudas, miró su reloj y vio que apenas eran las 17:00hs, y aunque deseaba de corazón ir hasta donde estaba Ana, se contuvo, necesitaba aclararse, calmarse, así que con un suspiro le indicó a Taylor donde ir.
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Cuando llegaron frente al edificio Christian no espero que Taylor le abriera la puerta, bajó y raudamente fue adentro, cuando llegó la secretaría ya estaba recogiendo sus cosas para marcharse, ella lo miró extrañado, no recordaba que tuviese una cita.
-Buenas tardes Sr. Grey – dijo con amabilidad – ¿el Dr. Flynn lo espera?, no sabía que tenía cita…
-Buenas tardes Karen, no, no tengo cita, pero quisiera hablar con John.
La mujer sonrió con indulgencia, no eran pocas las veces que este joven se presentaba sin tener cita pautada y sin conocimiento del Dr., en todos los años que llevaba trabajando para John Flynn, había conocido a muchas personas, pero Christian Grey era su paciente preferido, no porque fuera atractivo sino porque en el fondo de su mirada se notaba que realmente necesitaba ayuda.
-Le avisaré al Dr. que está aquí, está terminando con un paciente. – Christian asintió, pero no tomó asiento, se sentía demasiado nervioso como para estar quieto, escucho vagamente la conversación que Karen tenía con el buen Dr. y cuando ella le ofreció un refrigerio, supo que sería atendido.
