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Ana guarda en su corazón un dolor que la hace llevar una vida triste, amante de los libros aprovecha cada historia para escapar de su re...
El resto de la noche pasó sin mayores inconvenientes, hablaron de muchas cosas sin importancia y rieron mucho, tratando de recomponer su tambaleante amistad, cuando Ana llegó a su cama ya eran casi las 11 de la noche, se tiró bajo sus cobijas y se hundió en un sueño pacifico en que veía muchas flores y a un hombre hermoso de ojos grises.
La mañana llegó más rápido de lo que quería, su despertador sonaba desde hacía 10 minutos y pese a sus protestas sabía que debía levantarse, así que sin muchas ganas se fue darse una ducha, luego de 20 minutos bajo el agua caliente, se sintió renovada, así que salió y se preparó para el día, eligió unos jeans prelavados al cuerpo, una camisa blanca con solapas largas, una chaqueta gris y unas botitas grises, alzo su cabello en un rodete alto y se maquillo livianamente, cuando tomó sus cosas vio que su celular parpadeaba indicando un mensaje.
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C: Buenos días Preciosa, espero que hayas dormido bien.
Ana sonrió, y supo que ese solo mensaje le había alegrado el día completamente, sin perder el tiempo replicó.
A: Buenos días Precioso, dormí muy bien, gracias y ¿tú que tal dormiste?
Unos minutos después llegó la respuesta
C: Descanse, gracias, ¿todo bien con Katherine?
Christian estaba mirando la ciudad desde su oficina en GEH,
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no había tenido buena noche en realidad, las pesadillas lo habían alcanzado nuevamente, y desde las dos de la mañana estuvo tocando el piano para calmarse y a las 5 decidió prepararse y salir para la oficina,
El fin de semana con Ana había sido maravilloso, por primera vez en su vida había hecho el amor y le había encantado, nunca se imagino que una relación vainilla podía ser tan gratificante incluso más que una sesión con la mejor sumisa que había tenido en su cuarto de juegos, pensar en esto lo hizo suspirar, todavía no le había dicho a Ana nada de su vida y sus gustos y temía que si era totalmente honesto, ella se alejaría sin dudar, después de descubrir que era virgen se había dado cuenta que, ella era más inocente de lo que él pensaba, saber que él había sido el primero en despertar su instinto sexual le daba una gratificación que no había sentido ni cuando ganó su primer millón, esa mujer hermosa, sexy, dulce había dejado que él fuera el primero que la tocara íntimamente, que robara sus primeros orgasmos y que la hiciera disfrutar bajo sus expertas caricias, nunca nadie había conseguido con ella, lo que él había logrado, y si se salía con la suya, nunca más nadie la vería de esa manera, ya que ella era de él, y solo de él.
