Cap. 4: Enfrentando la realidad

3.2K 174 9
                                    

Al día siguiente se había levantado para el trabajo, con más dificultad que cualquier otro día, al mirarse al espejo descubrió que tenía el rostro pálido, ojeras y ojos inchandos y rojos de tanto llorar el día anterior, meneo la cabeza en negación y se metió en la ducha esperando que el torrente del agua lavara todos los malos recuerdos que pululaban en su mente.

Salió de la ducha y miro su guardarropa, si era por su ánimo, se pondría un pantalón de franela de ositos y una remera ancha, y se enterraría bajo las cobijas, pero sabía que era imposible, así que opto por ponerse una falda de tubo negra y una camisa de seda blanca, simple pero elegante, unos zapatos negros de punta cuadrada sin medias, y se dirigió al espejo del baño para hacer algo con su rostro.

Se examino un momento y suspiro al mirar su reflejo, ojos celestes cristalinos cubiertos de pestañas negras largas, que contrastaban con su piel blanca de porcelana pálida, su cabello marrón chocolate, y unos labios carnosos rosados que para ella eran muy gruesos, pero que según Kate la gente paga una fortuna por tener unos parecidos a los suyos, suspiro y se limito a aplicar un poco de corrector de ojera una sombra liviana y un poco de mascara, los labios los dejo desnudos, ya que tenían el color rosa fuerte por el llanto del día anterior, si no hubiese llorado, no se hubiese aplicado maquillaje, pero precisaba ocultar lo mejor posible sus ojeras para que nadie preguntase.

Se hizo una coleta alta y dejo que el flequillo le cubriera su frente, se miro y suspiro, quería creer lo que le decían que ella era bella, pero... no podía, no se veía asi, al mirar solo encontraba una chica pálida, con ojos fantasmas y mirada triste, siempre mirada triste.

Salió del departamento rumbo al estacionamiento subterráneo a buscar su escarabajo, Kate le había dicho que en su ausencia utilice su CKL, pero ella se sentía cómoda con su pequeño beettle.

Acomodo el asiento, encendió la maquina y se dirigió rumbo a SIP, su lugar de trabajo, llego a las 08:10, tenía varios minutos de sobra por lo que decidió ir por una taza de té y un panecillo al café de la esquina.

Al entrar en la empresa saludo a Claire la recepcionista y se dirigió a su cubículo, dejo su bolso y con un café en mano, se dirigió a la oficina del Sr. Parker, golpeo y abrió la puerta, como suponía, él todavía no había llegado, así que dejo la sobre el escritorio la taza de café que trajo para él y se dispuso a trabajar.

El día pasó sin complicaciones y antes de que ella se diese cuenta ya se encontraba nuevamente en su departamento.

Después de darse un baño y comer un bocadillo se sentó en la sala dispuesta a ver un poco de televisión cuando volvió a divisar el paquete sobre la mesa del café.

Miro el sobre y en voz alta añadió - vamos Ana, es solo un sobre no te morderá, termina ya con esto de una vez- tomo una bocanada de aire, y acerco el sobre a su regazo, volvió a mirar el remitente y frunció el seño, "Herencias" pensó y le pareció raro, tal vez la carta no venía de parte de ella, se armo con un poco de valor y abrió el paquete de un tirón, volteo la encomienda y del mismo cayeron dos sobre, uno blanco pequeño y otro grande del tamaño de carpetas, tomo el pequeño blanco entre las manos y con un suspiro profundo lo abrió.

Sra. Anastasia Steel.

Cumplo en informarle que hemos procedido a realizar la última voluntad de la Sra. Carla Adams y que según el testamento de la misma, la única heredera de sus bienes es Ud., la forma de aproximarnos a fin de hacerle llegar esta noticia no es la habitual, pero debido a un especifico pedido de su madre hemos esperado un tiempo para contactarla ya que debíamos poner en orden todos los asuntos a fin de que cuando nos reunamos con ud. todos los bienes y activos que poseía la Sra. Adams pasen directamente a sus manos.

Sombras tristes y oscuras. *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora