Mis ojos...

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Primero salgo de mi departamento, y voy bajando por las escaleras 11 pisos, supongo que aquí ya debe haber computadoras.

Con mucho cuidado introduzco un pedazo de plástico delgado y resistente entre la cerradura y la puerta, mientras que con una llave fuerzo la cerradura para que se abra solo un poco. Después de varios intentos lo logro y entro. Pero solo hay sofás y sillas.

Recorro siete habitaciones más hasta que llego a una que tiene computadoras. La enciendo y entro al sistema ingresando números y claves hasta que funciona. Luego reviso la cámaras, piso por piso, hasta que encuentro a Amane atada, vestida solo con un manto blanco y desgarrado, con los ojos tapados. Misa Amane, sin años de vida, poseedora de una Death Note. A su lado, lo que parece ser un shinigami, de cabello morado, huesudo y con un parche en un ojo. Rem, es su nombre.

-¿Contenta?- escucho una voz robótica por toda la habitación en la que estoy. -Parece que no me creías.

-Yo... Tenia que ver en qué condiciones estaba Amane. No pueden correr ningun riesgo.- digo. El le hizo eso a Misa solo por inculparla. Debió de hacerme lo mismo a mi. Pero no.

-¿Puedo ir un momento? Necesito... Creo que te debo una disculpa L.

-El equipo está dormido y Watari está con ella. Creo que no hay riesgos. Sí  puedes... Espera... Tus ojos...

-¿Que hay con mis...- me miro en un monitor apagado y puedo ver el color rojo de los ojos.

¡No! ¡Olvide por completo los pupilentes!

Me cubro con la mano.

-Debe ser cansancio L. No he dormido en todo el día ni en toda la noche.

-Por tu reacción, deduzco que es otra cosa.- sin embargo, se oía como alguien fuera de lugar, extrañado.

-Como quieras. Voy a dormir. Las disculpas serán despues- dije apresuradamente apagando todo el equipo. Corri hasta el elevador y entro, todo el recorrido cubriendo mis ojos. Lo bueno es que lo recordaba a la perfección.

-Ahora si lo arruiné...

-¿Que arruinaste?

Las piernas me comienzan a temblar. L está en el elevador. ¿Y ahora qué?

-No debí espiar- miento - Debí creerte.

-Mientes. Ahora, por favor, descúbrete los ojos.- dice

Estiro rápidamente la mano con la que no me tapó los ojos para apretar el botón de salida de emergencia del elevador.

-Supuse que harias eso- dice L capturando mi mano.

-Sueltame- susurro

No quiero que vea mis ojos. Quiero que desaparezca ese color. Que sean grises. Que vuelvan a la normalidad.

Me pego contra las puertas. En cuanto abra saldré corriendo. Debe de faltar un piso o dos.

Entonces escucho un 'click' y el elevador se detiene.

-Te descubres tu, o lo haré yo- dice L. Me toma la muñeca. Es mucho más fuerte que yo, estoy segura.

-¿Cuento hasta tres? Uno... Dos... Tres.

Quita mi mano de mi cara, pero tengo los ojos cerrados.

-No es correcto que no hagas lo que te pido. Tienes que obedecer a tus mayores.

-Solo son cuatro años- contesto. Me sujeta las manos arriba de mi cabeza con una sola suya.

-Pensé que eras mas chica... Pero aun así soy mayor. Un momento... ¿Sabes mi edad?

-Si. Tu me la digiste.

-Hmm... Interesante... Continuando con lo de tus ojos...

Pone una mano en mi frente y un dedo en mi párpado, a punto de abrirlo.

No tengo escapatoria.

Abro yo misma los ojos. Si L. Tengo los ojos de shinigami. Te lo diré, solo no... No me culpes de ser Kira. Esa seria tu prueba.

Mi salvadora -LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora