¡Me las pagarás!

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NARRA Azu. M.

-Me toca. ¿A dónde, por qué, para qué y con quién saliste hoy?- pregunta

-Son muchas preguntas, yo solo hice una.- me excuso

-Bien... Entonces dime... ¿Que hiciste exactamente hoy cuando saliste?

Detective genio. Tendría que decirle todo de igual manera.

Pero no. El podría hacerme desistir de mi plan. Y no quiero revelarselo tampoco.

No hay de otra que distraerlo. Si es que lo logro y el no me hace decir la verdad antes.

-Pensar en ti- susurro y me acerco a el para besarlo. No pone resistencia y devuelve el beso casi con la misma intensidad que yo.

Ahora que recuerdo... Ryuk ya no está. Creo que al fin estamos solos.

Subo las manos a su cabello.

Al fin estamos solos de verdad, sin shinigamis molestos ni Light.

Me atrae de la cintura a el y pasa una mano por la blusa que después de unos minutos de besos quita.

Hay que ser justos.

Le intento quitar la camiseta y el se incorpora, dándome una pequeña ayuda se la quita el solo, y luego vuelve a mi lado. Recordó con mis dedos su piel suave y perfecta. Casi con envidia. Es hermoso.

Une sus labios con los mios.

Quizá no haya verdaderos motivos para ponerme celosa. Quiza me paso de precavida...

Sube una mano por mis piernas y desabrocha mi falda. Luego da tirones pequeños para bajarla.

Quizá si sea muy precavida...

O el busca alejarme de mi plan. De alguna manera.

Paso una pierna por su cintura acercándolo aún mas a mi. Y de pronto siento algo frío en mi muñeca derecha y L se queda inmóvil. Me mira, y logro identificar diversión en sus ojos.

-¿Que?- pregunto

L da una sonrisa ladeada.

-Quiero que me expliques que hiciste hoy.

Me aparta, y de las esposas que me puso en una mano pasa el otro extremo por el poste de la cama. De forma inesperada me encadena la otra mano y no puedo escapar.

-¿Tienes algún fetiche sadomasoquista?- pregunto enfadada.

-Tal vez.- me mira pensativo,y una timidez extraña me invade cuando recuerdo que estoy en ropa interior.- Tengo una mejor idea.

Comienza a besarme hasta que apenas puedo respirar. Y luego se aparta dejandome con ganas.

-¿Ya me dices?- pregunta en tono neutro

-No- murmuro

Se pone encima de mi sin tocarme y de una bolsa de su pantalón saca una bolsita con azúcar. La esparce por mi estómago y mi cuello. Luego se ls come lentamente dando suaves besos y uno que otro mordisco.

-¿Ya me dices?- pregunta

-No- consigo susurrar apenas consciente por su extraña y deliciosa forma de torturar.

-Bien- comenta molesto- Entonces ponte cómoda.

-¿Que harás ahora?- pregunto ansiosamente

-Irme- murmura

¿Que?

-No. No me puedes dejar así... L no puedes...

Se levanta de la cama y se pone su camisa lentamente justo enfrente de mi.

-Si me hubieras dicho, pudiera haber continuado- murmura- Ahora, descansa.

-Pero... ¡L! ¡Vuelve!- grito

Me ignora.

-¡Al menos desencadéname!- le grito

¿Y si le digo mi plan? No. No puedo.

Me cubre con la colcha.

-Buenas noches- dice. Me da un beso suave en el cuello.

¿Le digo? ¡Le digo!

¡No! ¡No puedo!

Rogando a mi orgullo muerdo mi lengua mientras se va. Cierra la puerta lentamente.

Veo su mano por ultimo y su cabello negro y despeinado que me encanta. Luego finalmente el sonido de la puerta al cerrarse.

-Lawliet, me las pagaras- murmuro

Dormir encadenada no es cómodo. Y menos quedarme con las ganas de un poco más de L.

No es justo.

Mi salvadora -LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora