Flashback - Conociendo a Jamie

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Nos detenemos enfrente de una casa de paredes de piedra.

-Podemos quedarnos aquí un tiempo.- digo

B hace cara de horror.

-Yo... Yo prefiero que me encierren a estar en un orfanato de nuevo.

-¿Que?

¿Por qué 'encerrar'?

-Si me quedo, nos encontrará mas rápido. Es mejor que solo estés tu.

-No. B. No te vayas. No me dejes.- suplico. Pero en parte... Quiero olvidarme de toda mi infancia. Creo que a partir de los 10 años ha sido bastante dolorosa. Ademas... B se parece demaciado a L.

No dejo de sentir que algo está horriblemente mal.

-Es por tu bien. A menos... ¿De que quieras regresar?

Lo miro a los ojos. Con B, puedes creer que no tiene sentimiento alguno, casi nunca demuestra lo que de verdad siente, pero si tienes el suficiente valor para verlo a los ojos, sabrás que hay un mundo de cosas detrás de esa cara antipática y esa mente extraña.

Niego con la cabeza.

-B... ¿Pasa algo?

Sus ojos titubean por milisegundos. Luego su mirada se vuelve fría e inexpresiva como siempre.

-Nada. Pero ¿Quieres regresar?

Ahora era lo único de lo que estaba segura. Regresar es lo es lo que menos quería hacer.

-Te quiero- susurra.

Yo... Yo...

-También. Gracias B. Por todo.

Lo abrazo. Ojalá me callera un edificio encima y me aplastara. Odiaba mentirle a alguien.

-Hey, haces parecer esto una despedida. Voy a volver cada noche, ¿Quedo claro?

Asiento.

Llamamos a una puerta de madera en la entrada.

-Esto no es como si me mudara de casa ¿Sabes?- digo. -Eso de llamar a la puerta y quedarme en un orfanato... Pues con todo lo que traemos como que no va muy bien. No es una mudanza.

-Tu callada.

Abren después de un tiempo y B es quien pasa primero. Deja la gran bolsa en una banca de madera de la entrada. Aquí todo es mucho menos lujoso que en la casa Wammy, pero por alguna razón se sentía un ambiente más cálido.

La mujer del orfanato me recibe con  brazos abiertos y me acompaña a una habitación. Está en un tercer piso, tiene una ventana que da directo a la calle. No sé qué cosa rara hizo B, pero... Logró que me dejaran quedarme.

B entra a mi habitación.

-Dejaré pistas falsas. Me encargaré de que no te encuentre- dice.

Asiento.

Se acerca y toma mi rostro en sus manos.

-Pase lo que pase, no creas las cosas que te digan de mi. Tu me conoces mejor que nadie. Incluso mejor que A. No lo olvides. Lo que yo hago es por tu bien.

-Eso es bastante extraño B. ¿Por qué me dices todo eso?

-Solo para estar seguro de que no me... Confundirás con quien en verdad no soy.

-B... ¿Acaso no confías en mi? Dime qué es lo que pasa- digo. B está más extraño de lo normal hoy.

-Solo eso.

Me dio un beso rápido en la mejilla y se fué en dirección a la maleta. ¿Confundirlo con alguien que no es? No se de donde saca tanta tonteria. Pero como sea. Así que dejo pasar la situación.

B acomoda la ropa que trajo. Es la menos llamativa que tengo, en su mayoría pantalones y blusas sueltas. Algunos abrigos y zapatos cómodos.

Una vez instalada tomo un baño en un cuarto fuera de mi habitación. Cuando salgo, B no está, así que me acuesto a dormir. Y valla que dormi. Todo el resto de ese dia y el siguiente

A la mañana siguiente despierto temprano, por el horario de la casa Wammy. Miro el techo pintado de rosa unos momentos hasta que me aburro y me visto para mi primer día aquí.

Salgo de mi cuarto. Aun nadie se levanta y las luces están apagadas. Pues es obvio. Apenas son las cuatro de la mañana. Los chicos de la casa Wammy desayunaban a las 6 am. Para esa hora ya debia estar todo listo en el desayuno y yo ayudaba a cocinar.

Me siento en un rincón junto a lo que es la cocina y ahí me quedo hasta que hay movimiento. Lo curioso es que nadie me nota. Solo hacen sus cosas, como intentar preparar el desayuno. Son simples legumbres... Asquerosas legumbres verdes y con lama. Las lavan bien hasta que se les quita la mayoría y luego las ponen en una gran olla.

Me incorporo del rincón. Es cuando las tres mujeres que hacían eso gritan.

-¿Que hacías ahí?
-¿Cuanto tiempo has estado viéndonos?
-¿Por qué no decías nada?

-Ah. Tu eres la nueva. Azul Murphy, ¿Verdad?

¿Azul Murphy? Eso seguro lo dijo B.

-Eso creo- contesto

Se miran entre ellas.

-Bueno preciosa- comentan con voz dulce. Algo traman. Siempre que cambian de un tono malo a uno bueno, repentinamente, es muy malo.- Puedes sentarte por ahí. Estaremos cocinando aquí. No vengas. Nosotras nos encargamos de esto.

Asiento y me siento en un rincon de la manera en que B y L lo hacían.

Después de no se cuanto tiempo llegan los demás. Entonces alguien me empuja fuerte de mi silla  y me caigo de lado. Me golpeo fuerte mi cadera.

-No te pongas en mi silla, enana.

Miro hacia la voz. Es un chico mayor que yo, como de la edad de B, con el cabello rubio a rapa y un moretón en el labio. Junto a el se sientan dos chicos más, que me miran extraño, así que sin decir ni una sola palabra me voy de ahí. Creo que en la casa Wammy eran más amigables. Pero no puedo volver.

Me siento en otro lugar que se ve muy solitario. Creo que entiendo a B cuando desprecia a los demás. Lo bueno de el es que no demuestea nada, aunque yo me siento hipocrita por sonreir a todos mientras no lo siento.

Sirven a todos su comida, y a mi me traen puré de papa.

¿Esto estará echado a perder? ¿Igual que las legumbres?

Pruebo un poco de mi plato. Sabe bien y me lo como.

El día transcurre sin incidentes. Enseñan a los niños lo básico de la escuela con una pizarra pequeña y verde. Escribiendo con gises. Solo son operaciones básicas y a leer con buena pronunciación. Eso es algo que aprendí incluso antes de mis 4 años. Iba en cursos avanzados. Era una chica lista en ese entonces.

Me la paso vagando en los pasillos sola. Extraño a B. ¿Que estará haciendo?

No comemos. Al parecer solo es desayuno a las 8 am y una clase de cena a las 6 pm. Me sirven otra vez comida distinta y me vuelvo a sentar en mi lugar común. Entonces se acercan los niños de la otra mesa que me pelearon.

-Hola nuevita.- dice el rubio de cabello muy corto.

Levanto la vista y saludo con un asentimiento.

-¿Acaso no hablas?

Asiento.

-No escuché nada. ¿Y ustedes chicos?

Los otros dos niegan con la cabeza diciendo "No"

Pero yo no estoy dispuesta a hacer lo que ellos quieren. Si desean que hable pues no lo haré.

Se sientan en mi mesa, cosa que es bastante incómodo, yo solo quería estar sola.

-¿Sabes que cenamos nosotros?- pregunta

Me encojo de hombros sin darle importancia. Se lo que quiere, así que como un poco mas rápido. Mi plato de papas horneadas con queso ya va a la mitad. En ahí cuando me retiran mi plato y se llevan mi cuchara.

-Comimos pan con puré. Ambos pasados.

Me digno a hablar.

-Devuelveme mi cuchara, por favor.

Se miran entre ellos.

-Creo que mejor nos la llevamos- susurra uno de sus compañeros. Tiene el cabello grasiento y color rojo zanahoria. Me aprieta el hombro y me lastima. Pero me quedo en silencio sin demostrar dolor. Igual, soy experta en eso.

-Devuelveselo- dice una vocecita enfrente de nosotros. Es un chico pequeño. De unos trece años, casi como los catorce y medio que tengo yo, cabello ondulado rubio, ojos miel-avellana con una veta de color azul a la orilla. Tiene en una mano una mantita azul sucia, y está mucho mejor vestido que ellos, que tienen ropa desgastada y deslavada. Incluso mejor que yo.- Eso no es correcto.

-Ya llegó el consentido de Marine. -susurro el otro de ellos. El de cabello castaño obscuro.

Dirigen la vista a la cocina y veo una señora mayor, de gafas y apariencia estricta. Nos mira.

Devuelven mis cosas y se van. El pequeño se sienta enfrente de mi. Es alto en comparación a los niños de su edad. Pero sus ojos reflejan una ternura insuperable.

-Termina de comer antes de que regresen.- susurra.

Asiento y como.

-¿Quieres un poco?- pregunto

Niega. -Yo ya me comí mi porción.

Despues de la cena viene una fila larga para tomar un baño en los siete que hay, para treinta y siete niños, que cuento que están formados, más otros tantos que están por ahí jugando o terminando de comer.

Después de tomar un baño y vestirme con mi pijama, me voy a mi habitación a esperar a B. Pero no viene. Lo espero hasta la una de la mañana. Pero no llega.

Abrazo mi almohada a punto de quedarme dormida. Puede que algo se haya complicado. Solo espero que esté bien.

Me levanto como de costumbre, a las cuatro, y me voy a mi lugar del rincon en la cocina. Esta vez, cuando llegan las cocineras me saludan en tono normal. Y luego me ofresco a ayudarles en la cocina. Cosa que aceptan, y almenos tengo algo que hacer durante el dia.

Pero en esta noche tampoco viene B. Me empieza a preocupar mucho.

La rutina continua. Es fácil adaptarse a esta. Aun esos tres chicos me molestan. Me jalan el cabello al pasar o me dan un puñetazo. Por suerte solo han golpeado mis brazos. Pero en otras ocasiones llega mi pequeño salvador y se queda conmigo durante el día. El es muy listo. Es el mejor de su clase y le encanta presumir lo que aprende. Su nombre es Jamie.

Ha pasado una semana. Es cómodo estar aquí. Jamie hoy cumplió apenas los trece años. Lo habia visto mayor.

Pero B aun no viene y eso es hasta cierto punto doloroso. Dijo que vendría todas las noches... Pero no ha venido. Me siento un poco... Olvidada. Quiza tenga problemas, por eso le doy el beneficio de ls duda, aunque la que esta dudando ahora soy yo, si debí creerle.

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Mi cabeza se estrella contra la pared.

-¿Entonces que harás princesa?- pregunta el rubio mientras sujeta con una mano mi cabello. Los otros sujetan mis manos.

No contesto. No les daré el gusto.

El castaño me da una bofetada que me voltea la cara.

-Te preguntó algo- dice

Bueno. No contesto hasta que me dan un puñetazo en la boca que me revienta el labio.

-Darles mi comida- susurro

-Bien princesa. Buenas noches. Descansa y cuida esa bonita cara de muñeca que tienes.

Y me dejan.

Me alegro de no haber manchado la pared de sangre.

Entro a la ducha a toda prisa para refugiarme, ya que es de las únicas puerta a las que se les puede poner seguro por dentro, solo las de los baños.

Aparte del labio reventado, solo hay dolor de cabeza y de brazos. Espero que no se note mucho. Lo bueno es que sano muy rápido.

Me ducho pero no puedo dejar de sentirme olvidada. Hoy se cumplen dos semanas de que B no viene. Lloro para desahogarme y aliviar el dolor que esos chicos dejaron. Puedo darles mi comida. Eso me da igual, ya que puedo comer mientras estoy ayudando en cocina.

Y hay algo que me duele aun más. L no me ha buscado. Y digo que no me ha buscado porque si lo hubiera hecho, ya me hubiera encontrado. No estoy muy lejos de el y el es listo. El mejor. Solo hay una opción, que no le importe y solo me haya olvidado. Suena bastante probable.
También lloro por él.

Salgo casi a media noche, y duermo sola de nuevo.

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Y me estrellan en la pared.

John, como se llama el rubio, se pega mucho a mi. Me jala el cabello de nuevo.

-Lastima que Jamie está de vacaciones con Marine ¿Verdad? Nadie que te defienda, princesita.

Me aprieta las mejillas con su mano.

Lo aviento y se ríe.

-Por hoy estarás libre, pero después...

Me quito de su agarre pateando su rodilla y corro a mi habitación. Puedo despertar a las cuatro de la mañana. Pero será mejor no salir hasta las seis, cuando sea hora de preparar el desayuno.

Evito llorar, no dejare que vea que puedo ser débil, apenas está iniciando el día.

-Ya sácame de aquí, B- susurro al aire. -O al menos vuelve.

Ya son tres semanas.

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¿Otro funeral? Marine murió en un accidente mientras venía de regreso, con Jamie. El está bien, fisicamente. Pero cambió demasiado. Ya no hay ternura en sus ojos. Aun así, me sigue a todos lados en silencio. Ya no sonríe.

Yo no conocía mucho a Marine, pero se por lo que Jamie debe estar pasando. Sus padres murieron en un accidente de tráfico cuando tenia 4 años. Iban en camino a su casa después de unas lindas vacaciones en la playa. El venía en el asiento traseso, en una silla para bebes que lo protegió de morir junto con su mantita. Justo igual que ahora, que gracias al cinturón de seguridad sobrevivo.

Su ropa ya no es nueva, y hace huelga de no tomar un baño, pero lo obligo y acaba cediendo.

-Azul- dice cada noche -Odio ir de vacaciones.

Y luego se duerme en litera de a un lado. 

-Jamie- susurro cuando ya se ha dormido -Odio mi vida. B no viene. Y L no me busca. Debería desaparecer, nadie lo notaría. Solo tu.

Y no te puedo dejar.

Mi salvadora -LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora