Capitulo III

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Esteban y yo planeamos la cita, iríamos a pasear en bicicleta, algo lindo y sencillo, nos costó un poco ponernos de acuerdo ya que los dos trabajábamos  los fines de semana, y tendríamos que pedir permiso. Pero por fin de fijo la fecha, el domingo 5 de febrero sería la cita.

En ese lapso de tiempo Esteban se portaba muy lindo conmigo, al fin estabamos demostrando lo que desde ya hacia tiempo sentíamos, era maravilloso poder sentir que le gustaba y lo lindo que era conmigo.
Esa mirada con la que me saludaba a diario en el autobús era como estar en el cielo por unos segundos, su sonrisa, esa sonrisa que en ocasiones lo hacía ver cómo un chico malo y que provocaba que se me erizará la piel de todo el cuerpo y que me temblaran las piernas.

Ese viernes nos despedimos en la escuela con la promesa de vernos el domingo puntuales, al fin se estaba llegando aquél día, aquél que no olvidariamos nunca y que pasará lo que pasará yo estaría feliz y claro, él también lo estaría. Tenía todo preparado, la bolsa que llevaría y por supuesto mi ropa, hasta el peinado que días atrás había practicado para que ese día todo saliera bien.

La noche del sábado me dormí un poco más temprano a lo habitual, pensé que no me dormiría en ese momento pero me equivoqué, caí en un sueño tan placentero, mi mente deseaba descansar para estar preparada para el día siguiente.

Recuerdo haber soñado con él, nos encontramos en la calle, yo llevaba un vestido y tacones, el iba con un traje a medida, pareciera que iríamos a una fiesta. En cuanto nos miramos de frente él tomaba mis manos y las besaba de una forma tan dulce, después tomaba un poco salvaje mi cintura y me acercaba a él, me miraba directamente a los ojos y sin más me besaba, el rose era salvaje, despertaba una atracción muy potente hacia él que me hacía deceearlo más. Cuando por fin nuestros labios se separaban él me susurraba muy cerca del oído que me veía hermosa, y que jamás me cambiaría por nadie, que era la niña de sus ojos, sus labios se volvieron a abrir y lentamente se acercaba a mí, cuando estuvo a tan solo unos centímetros de mi boca todo se tornó borroso,  y poco a poco todo se desvanecia, estaba despertando, me levanté y suspiré, todavía sentía como sus labios tocaron los míos, esa sensación de calidez permanecía, aunque sólo hubiera sido un sueño. Mire hacia el espejo que estaba a un costado de mi cama y note una sonrisa en mi rostro, una de esas sonrisas especiales que sabes que te muestran la felicidad que sientes desde adentro.
Dentro de unos minutos sonó el despertador y me pare de la cama todavía deseando que ese beso hubiera sido real.
Me fui directamente a la bañera, manos a la obra, la cita era hoy y tenía que estar radiante, nada podía salir mal hoy. 

Todo lo tenía planeado. Llevaría una blusa color verde agua con unos jeans a la medida obscuros y para la comodidad llevaría mis tan amados y prefectos para toda ocasión tennis blancos con rayas negras. Llevaría también un collar pequeño de corazón junto con dos pulseras plateadas. Mi peinado sería suelto con dos trenzas en los costados.
Antes de bajar a la sala me mire en el espejo y supe ahí lo hermosa que me veía, además que esa sonrisa me quedaba perfecta.

-- Que bella te vez hija.-- dijo papá al verme bajando las escaleras.

Desayuné junto con mis papás y justo cuandp estaba terminando   un mensaje sonó en mi celular, era Esteban  avisándome que estaba afuera, frente la puerta, así que subí rápido a cepillarse los dientes, tome mi mochila y me despedí de mis papás y salí de casa.

Ahí estaba él, recargado en su bicicleta, se veía guapísimo, al mirar que yo bajaba mi bicicleta desde los escalones de casa y me ayudó, yo solo le ofrecí una sonrisa y él me contestó con otra.

-- Estas hermosa Jade.-- dijo él dejando asomar una sonrisa en su rostro.
-- Muchas gracias-- dije sonrojada poniéndome un mechón de pelo tras la oreja.
-- ¿Estás lista para pedalear?-- pregunto Esteban.
-- Estoy lista.
-- Vámonos entonces.
Subimos a las bicicletas y tomamos el camino. Exactamente no me había dicho a donde iríamos, dijo que era una sorpresa asi que yo confíe en él.

Pronto supe a donde nos dirigimos, iríamos a Puerto Zafiro, una pequeña comunidad muy cerca de nuestras casas donde vivía la gente de dinero.

Pasamos por una caseta de vigilancia y nos hicieron unas preguntas, Esteban explicó que solo iríamos a pasear  por un rato, el policía lo ignoto y nos dejó pasar. En este caso no inspiraba mucha confianza ese tipo de guardias que dejaban pasar así de fácil, pero no era mi problema, esa gente no debía de interesarme más allá de sus lujosos autos y sus manicures perfectos, no era gente amable.

Pedaleando colina arriba miraba las costosas casas y sus enormes jardines, en ellos había extravagantes arbustos con formas de animales o letras, en las cocheras se apreciaban coches último modelo. Todo estaba enfocado en el dinero, esa gente competía por quién tenía el mejor jardín con las mejores rosas o tulipanes, debía de ser muy aburrido vivir siempre asi.

Cuando subimos la colina por fin supe a donde nos dirigiamos, era una plaza comercial que estaba en la siguiente manzana, había ido en una ocasión ahí con mis padres al cine. Era muy lujosa  a simple vista, tenía 9 pisos en los que se encontraban tiendas de ropa, pastelerías, tiendas de regalo, perfumerías, y hasta los últimos dos  piso estaban los restaurantes y cafeterías, tal vez Esteban quería ir a una cafetería de ahí, decían que hacian un café delicioso, algunos hasta lo catalogaban como el mejor de la cuidad.
Entramos en el estacionamiento y Esteban le puso la cadena a las bicicletas. Después subimos por las escaleras de la entrada, a los lados había arbustos con flores hermosas y bajo los escalones pasaban enredaderas, se veía muy bonito el lugar, en el penúltimo escalón había un arbusto con muchas flores, yo me detuve para mirar una de las flores que había en el, me parecía hermosa, era un girasol con un tono de amarillo más habitual de lo normal, Esteban se percató de que yo miraba aquella flor con delicadeza y me dijo:
-- De verdad que son muy bellas, al igual que la niña que las admira, es cómo apreciar a dos bellas flores juntas, solo con la ventaja que a una de ellas la puedo tener conmigo y siempre llevarla de la mano.
Al escuchar esto yo me sonroje y no pude decir nada, eran las palabras más bonitas que me habían dicho en la vida.
Sí, todo esto iba muy bien...
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¡¡Hola!!
Qué piensan de la historia, creen que se va desarrollando bien.
Acepto sugerencias chicos.😘
Espero que les guste lo que estoy creando, si es así, y lo repito, pasen la voz y dejemos que esto fluya.👌

Para mis viajeros...💚💜

Atte. Krystal💎

¿Y si te digo que me enamoré de ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora