Capítulo XXI

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Entre a casa sin saber con certeza que había pasado. Estaba tan confundída que no sabía exactamente que había echo.
Tal vez había sido cruel con Charly, aunque, ahora no sabía exactamente que estaba bien echo y que no.

Mis papás estaban en el comedor, estaban cenando y en cuanto entré a la casa los dos me miraron.

-- Hola hija. ¿Cómo te ha ido?.-- dijo papá desde su lugar.
-- Hola papá... Me ha ido bien.

No quería sonar cortante porque mis papás podrían sospechar que algo había pasado, y no quería eso.

Aunque sé que papá notó mi estado de ánimo, no dijo nada al respecto.

Después de que ellos terminarán de cenar yo les dije la propuesta que me había echo Charly:
Él me había comentado qué podría llevarme a clases y traerme a casa todos los días. A mí me parecía buena idea en ese momento, aunque ahora no sabía si era correcto. Nisiquiera sabía si seguía esa oferta en pie.

Los dos se quedaron pensativos un momento y compartían miradas , tal vez no les parecía buena idea, o tal vez pensaban que yo tenía algo con Charly.
Y creo que así hubiera sido. Pero yo no estaba preparada, todavía no sacaba del todo a Esteban, y creo que no sería justo que intentara algo con un chico tan maravilloso como Charly cuando todavía tengo a alguien metido en el corazón. No sería justo.

Papá me dijo que si confiaba en Charly, yo le respondí que si de inmediato. Confiaba mucho en él.
Entonces él y mamá aceptaron, aunque los dos me advirtieron que tuviera cuidado, y mamá me dijo que la gente empezaría a hablar de nosotros dos, ya que esa clase de acciones significaban otras cosas.
Yo ahí les dejé bien claro a los dos que Charly y yo solo éramos amigos.
Mamá y papá compartieron una mirada de complicidad.
Ellos sabían claramente que eso no sería así por mucho tiempo.

Y después de una charla larga acerca de lo que la gente diría y sus consecuencias, los dos aceptaron del todo.

Ayude a mamá a recoger la mesa y lave los platos.
Después mamá y papá me dieron las buenas noches y cada quien entró a su habitación.

Cerré la puerta y fui hasta mi escritorio dónde dejé mi mochila.
Por una extraña razón me mire en el espejo, casi nunca lo hacía.
Siempre miraba mis defectos, empezaba a inspeccionar cada centímetro de mí, y está vez, no fue la excepción.

No tenía tan buen aspecto.
Realmente no era fea, pero tampoco tan bonita.
Tenía unos cuantos kilos de más, que con el paso del tiempo han disminuido, pero no del todo.
Mi cabello era todo un desastre, nisiquiera me sabía maquilar, mi ropa no era tan linda, ni mis zapatos.
Los vestidos y los tacones no estaba presentes en mi armario.
Tenía la nariz un poco chata y los labios pequeños. Además de usar lentes.

Nisiquiera sabía porque un chico como Charly, así de encantador y tierno, se había fijado en mí.
Era claro que el podia tener a quien quisiera, podía tener a una modelo a su lado, la chica más popular de la escuela, con los dientes perfectos y una mirada serena.

Yo no estaba echa para alguien como él. Nunca lo estaría.

Esa era la razón por la que me había separado de él, yo no era digna de alguien como él. No soy la chica que puede estar a su lado, no es correcto que yo lo sea.

Las lágrimas me inundaron.
Empeze a llorar frente al espejo, eso lo empeoró todo.

Nunca me había gustado del todo mi aspecto físico, odiaba mi cuerpo como la mayoría de las adolescentes, aunque me gustaban mis ojos.

Estaba parada frente al espejo. Jusgandome, viendo mis defectos sin considerar mis cualidades. Aunque no sabía exactamente si tenía cualidades, tal ves solo era una montaña de defectos sin sentido.

¿Y si te digo que me enamoré de ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora