¿Y si te digo que me enamoré de ti?

Capítulo LIV

En la escuela ya se hablaba del regreso del hermano de la reina de la escuela, tal parece que los chismes eran más fáciles de aprender que las matemáticas, era ilógico, pero así lo era.

Después de salir de clases fui directamente a la casa de los Nerron, pues después de subir a nuestras respectivas habitaciones le pedí permiso a mis papás para ir a hablar con Charly saliendo de clases, ellos aceptaron sin ponerme peros, pues bien sabían que tenía que hacerlo.
Había hablado con Charly durante el almuerzo para preguntar como estaba, y también para saber si me podía pasar por su casa después de clases para hablar. Él aceptó de inmediato, pues estaría todo el día ahí.

Tome el primer autobús que salió de la escuela y esperé impacientemente a llegar a mi destino.
Pensé cada una de las palabras que iba a decir, todo lo que dejaría que saliera, todos los sentimientos que sentía verdaderamente, dejando a un lado lo que me había impuesto sentir por él en lugar de lo que sentía en realidad.
Lo quería, no lo odiaba.
Quería perdonarlo, no rebajarme por él.
Quería estar a su lado, no quería tenerlo lejos.
Lo quería...

Toque la puerta nerviosa, tenías las palmas de las manos empapadas a causa del sudor que me provocaba estar así. Me las limpie el pantalón para minorar un poco el sudor, aunque no servía de mucho.

Charly abrió la puerta.
Estaba vestido cómodamente, con un pantalón roto de la rodilla y una camisa tinta, además de una sudadera azul cielo, acompañada de unos tenis deportivos.
Ya no había ni rastro del chico del día anterior, aquél con aliento a alcohol y la camisa mal abotonada.

--Hola Jade... Pasa.
--Ho...hola Charly.

¿Podría ser menos patética?.
No lo creo.

Entré a la casa de los Nerron, y Charly me condujo por todo el pasillo, esquivando la mesita dónde estaba el florero que tanto me recordaba; hasta llegar al jardín, dónde él tenía preparado una plato de papas fritas y dos bebidas.
Me senté en una de las sillas mientras veía como Charly se sentaba en la otra.
Me sentía extraña al estar tan nerviosa, al punto de que se me olvidarán las palabras.
Básicamente Charly se me quedó mirando, pues yo no decía nada, y no sé me ocurrió hacerlo. Rn lugar de eso, le sonreí de una manera chistosa, un mero impulso.
Charly estalló en una carcajada.

--No eres la mejor disimulado que no sabes que hacer--dijo Charly al terminar de reír.
--Sabes que soy un completo desastre.
--Eres un muy bonito desastre, quiero decirte--Charly tomo una papita y se la comió haciendo demasiado ruido, para despejar toda mi preocupación. Me miraba fijamente.

Me sonroje, y también sonreí, aunque mi sonrisa solo duró unos segundos, pues recordé todo lo que había pasado justo unos escalones arriba de ese lugar. Recordé porque estaba ahí.

Charly lo notó.
--Jade... sé que no estás aquí para reírte de mis bromas, sé que viniste aquí para arreglar nuestro problema.
Adelante, puedes comenzar...
--Bueno... Créeme que no fue nada fácil venir hasta aquí para hablar de algo así, pero de verdad que necesitamos decirnos todo lo que pensamos, que no quedé nada entre nosotros.
Sí no lo hacemos nunca estaremos juntos completamente, pues siempre tendremos resentimientos.
--Lo sé... y por eso estoy dispuesto a hacerme responsable de todo lo que hice, y de lo que cause.
Por ahora quiero que tú seas la primera en decir todo lo que tengas dentro, yo seré el segundo. ¿Te parece bien?.

No, porque no sabía cómo empezarlo todo, no sabía que decirle mientras esos ojitos estaban clavados en mi rostro, no sabía que decir porque había recordado todos los besos que había recibido de eso labios, y de todo los lugares que tocaron, las caricias provenientes de esas manos, su cabello con olor a menta, y sus hoyuelos tan hermosos.
No sabía cómo decirle que me había lastimado tanto, que ahora no sabía si era correcto hablarlo.
No sabía decir que dejarlo era una posibilidad, pero no una decisión.